Narra Erick.
Me prepare hablar cuando ya estaba a poca distancia.
—Veo que te gusta leer.
—Si—dijo ella sin verme.
Su cuerpo se veía sexy como el infierno con ese vestido, dirigí mi mirada hacia la casa para ver si había algún movimiento, pero después de que no vi ninguno, me senté frente a ella. Mi pene estaba palpitando contra mi pantalón cuando mis ojos se fijaron en sus enormes senos. Pude ver claramente los contornos de sus pezones duros que se volvieron visibles bajo la tela de su vestido de tela fina.
Lo que no daría por jugar con ellos en mi lengua de nuevo.
—¿Por qué te fuiste ayer?—le pregunté abordando el tema.
—Era hora de irme a casa—dijo—.Trabajé hasta tarde, ¿recuerdas?
—Sabes lo que quiero decir, Alanis.
Ella se encogió de hombros, y sentí que algo lentamente se
