¿Qué voy a hacer? Es la pregunta que se repite una y otra vez en mi cabeza, después del golpe que le di en la cabeza, que por cierto a mi también me dolió, y que El señor Ortiz me presentara ante el mismísimo Evan Richards alias Alexander Ortiz, supuesto mensajero de esta empresa, que en realidad es el jodido presidente, es decir el jefe de mi jefe. ¿Acaso mi suerte puede ser peor? Mientras pienso esto, el señor Ortiz reacciona más rápido y lo llevó hasta la mesa de juntas para que iniciaran su reunión. Estoy tan avergonzada, mi torpeza y yo somos únicas, nos atravesamos en el camino de los menos indicados, mientras continúa la reunión me niego a mirarlo, la cara se me cae de vergûenza, y temo a ser despedida, no solo por el golpe, sino por la forma que lo traté en el ascensor y las cosa