Me gusta escribir historias que luego releeré, cuando lo hago me emocionó como la primera vez, sí, aunque son mías. Es inevitable.
«El cadáver del amor» surge de la inspiración de los libros que adoro a lo largo de mi vida; tragedias Shakesperianas, romances dulces de Jane Austen, poesía y valentía de Brontë, y sobre todo «La mansa» de Dostoyevski, a quien reconozco por siempre como fuente integral de mi pasión por las letras.
La mayoría de quienes han leído mis historias en algún lugar, seguro saben que esas historias van uniéndose a través de lazos inquebrantables e invisibles, por supuesto que en esta historia no será diferente. Me gusta crear personajes que se asemejen a la realidad, porque es fácil, después, identificarse con ellos. Así, Emil y Aurora no son perfectos, tampoco son buenos o malos, tienen una vida que les hace reaccionar, tal como sucede con nosotros; la crianza, los defectos, errores y temores van construyendo su personalidad, también sus enfermedades, físicas o mentales.
¿Por qué escribo esto? Quiero que sepas que está historia es simple; dos humanos que coinciden en el momento más errado de sus vidas, con miles de adversidades y diferencias, intentado mantenerse juntos hasta el final de sus días, pero, la vida es como es, y hay personas que no son fáciles de olvidar, aunque pasen millones de años. Quizás los amores trágicos sean los creadores de las leyendas de amor más bellas de la tierra.
Advertencia: «El cadáver del amor» tiene una clasificación 18+, contiene escenas sexuales, escenas grotescas, muertes violentas, suicidio (sin hacer apología). Lee bajo tu propio riesgo.