El cadáver del amor

Prefacio

«—Eres mi alma gemela, pasarán todos los días y todas las noches, moriremos y quizás renaceremos, podremos vivir millones de vidas, pero sé que siempre te amaré —Lizzy tomó la mano de Lisardo, él la escuchaba con devoción—. Si pudiera elegir a alguien después de la muerte, te elegiría a ti, sin pensarlo.

Se miraron como solo se pueden mirarse aquellas almas unidas por el verdadero y puro amor

—Te amo —dijo Lisardo tomando su rostro entre sus manos, tenía los ojos más brillantes que Lizzy jamás había visto—. Te amo, absolutamente.

Ella sonrió con dulzura, luego ambos recargaron sus brazos sobre el puente de piedra, observaron el lugar

—Somos afortunados —dijo Lizzy y Lisardo asintió

—¿Recuerdas el último Hidillerez que pasamos juntos? —preguntó Lisardo y Lizzy asintió—. No te dije cuál fue mi deseo, pero ahora que se me ha cumplido, te lo diré.

—Dímelo, por favor.

—Sabía que mi deseo no se cumpliría pronto y que solo el tiempo me diría si sucedería. Tenía tanto miedo de amar, y ni siquiera sabía por qué, pero aquella noche mi deseo fue que algún día pudiera decir te amo, pero que fuera natural, no quería decir un te amo con duda, ni por miedo, ni tampoco por obligación, quería que fuera real, que lo dijera desde lo más profundo de mi alma, porque es así como te amo, Lizzy»

Bilogía Predestinados, Parte II: La reina de la lluvia, (J.D Anderson)