Luka. — ¿Estás son horas de llegar a casa? – pregunto enojado, ni siquiera sé la razón. Cuando la vi besar a ese idiota sentí la sangre arder en mi interior, sin controlarme ya estaba caminando hacia el auto para bajarla y darle una paliza al imbécil ese por besarla. Podemos ir a su casa y despedazarlo. — ¿Y eso qué te importa a ti? – voltea a verme con clara intención de seguir provocándome. Arrugo el entrecejo al percibir el olor de ese imbécil en ella, a pesar de que no me deja percibir el suyo, sé que si el olor de ese idiota está por ella es porque pasó más que simples abrazos y besos bobos, ahora quiero correr detrás de ese y molerlo a golpes. Vas, yo me apunto, la loba de la delta no me pela, ¡me está ignorando! — ¿Te acostaste con ese imbécil? – pregunto lleno de furia y veo