Lexia. Estoy terminando de hacerme una trenza pegada en el cabello, tengo puesto un vestido celeste que me llega a las rodillas, llevo un maquillaje ligero y un labial que solo humecta mis labios, conforme con la imagen que veo en el espejo, tomo mi bolso y bajo por las escaleras hasta llega y encontrarme con… ¿el beta idiota?, ¿qué pedo hace aquí? Mi padre me ve y sonríe, le devuelvo la sonrisa y al llegar me atrae a sus brazos para luego dejar un beso en mi frente. — Estás hermosa, mi princesa. – me halaga y sonrío. — Gracias, papá. – respondo, en eso mi mamá también viene de la cocina. — Hija, pero qué linda estás. – voy y le doy un abrazo también. — Gracias, mami. — Estás haciéndolo excelente, hija. – susurra en forma cómplice mi madre. — Hija, mira, el beta vino a visitarnos,