Luka. La volteo para que mi Lexia se digne a verme, no me creo todavía que haya llegado en el auto de ese delta miserable, ¡mierda! Ese era el mismo con quien ella se acostó cuando ella ya sabía de nuestro vínculo, ah, Luka, ardes en celos y no soy nada bueno ocultándolo. — Responde, ¿qué hacías con ese? – digo entre dientes, ella se zafa de mi agarre y me lanza una mirada seria. Creo que es mejor llevarla lejos de aquí y demostrarle que no debe de acercarse a nadie más que a nosotros. No crees que eso es un poco egoísta teniendo en cuenta que, ¿no podemos todavía deshacernos de Laia? No me importa, el aroma de ese imbécil sigue levemente en el cuerpo de mi hembra, Luka, más te vale impregnar nuestro olor en ella. — Me trajo al instituto, ¿qué acaso no nos viste? — Yo podía traerte,