Penélope es la piedra en mi zapato. Todo es un desastre cuando estoy cerca de ella. A veces tengo pesadillas donde la encuentro muerta en la tina, con el frasco de pastillas tirado en el piso, siendo arrastrado por el agua que salta de la tina. Y por más que intento hacer que despierte, ella ya no está, su rostro es tan pálido y frío que congela mis manos. Penélope es indescifrable. Siempre me mira a través de una ventana, pero nunca baja para hablar conmigo. Hay una gran distancia invisible entre los dos. A veces siento que puedo tenerla, pero se escurre entre mis manos y vuelve a dejarme solo. Y cuando intento acercarme a ella, todo termina convirtiéndose en desastre. De niño ella me odiaba. Yo la perseguía a todas partes, pero siempre estaba con su hermana mayor y amigas cercana