En la universidad tuve mi único novio de verdad: Emiliano. Emiliano era el típico chico guapo, de piel bronceada, cabello ondulado, alto y acuerpado; que era fiestero; de esos que le encantan las motos y llevaba una chaqueta de cuero y botines, aunque estuviéramos a treinta y cinco grados de temperatura. Por lo cual a veces olía a pescado y lo camuflaba con perfume. Le gustaba parecer misterioso con las chicas. Bebía como albañil. Era rebelde sin causa con sus padres millonarios y tenía enemigos imaginarios. Era un desastre en la carrera que estudiaba. Pero era guapo y eso era a lo que un montón de chicas nos encantaba. Lo conocí en segundo semestre. Recuerdo que ese año hacía una ola de calor terrible y justo ese día que Emiliano cruzó la puerta del auditorio, yo llevaba una camisa co