Disfrutar de aquel sexo tan intenso que me brindan los bellos cuerpos que estaban a mi alrededor era la sensación más placentera que he vivido en toda mi vida. No sé exactamente en donde me encuentro pero no quiero salir de este lugar. No sé cuánto tiempo ha pasado pero me encanta tener sexo las 24 horas del día y drogarme hasta quedar inconsciente.
Vivir esta experiencia donde cuerpos desnudos de hombres y mujeres son los protagonistas de todos mis orgasmos y los más perversos deseos.
Una enorme habitación de muros altos y de color rojo intenso, el suelo está perfectamente alfombrado del mismo color que los muros, una perfecta estancia donde el sexo es el protagonista de una historia de terror. Una enorme orgía de más de 20 cuerpos desnudos me acompañan, no sé si es de día o de noche lo único importante para mí es consumirme en este exquisito mundo del placer. Mujeres hermosas gimen mientras son penetradas por hombres demasiado musculosos, puedo percibir el aroma a sexo y a sudor. Ya perdí la cuenta de las damas en donde e vaciado mi semen, también perdí la cuenta de los hombres que me han mamado la v***a y realmente no me interesa solo quiero seguir dentro de este gran juego.
Mientras penetro analmente a una mujer, un varón de cabello n***o me besa el cuello y da suaves masajes a mis glúteos, aquello me éxito demasiado que opto por sujetar a otra mujer por las caderas y recostarla en la alfombra para poder masturbarla con mis dedos, su pequeña perla rosada me ínsita a acariciarla y a darle pequeños pellizcos, siento la humedad en mis dedos a medida que aumento la velocidad, mis oídos se inundan con los gemidos de las dos mujeres a las que les doy placer, escuchar aquellos sonidos solo hacen que se incremente mi ego. Estoy tan concentrado en las sensaciones que por un instante me olvido de todo, pero de un sorpresivo momento regreso a la realidad cuando siento un extraño liquido derramarse por mis piernas, instintivamente bajo la mirada y me encuentro con una línea de sangre que sigue su camino hasta llegar a mis pies, miro el enorme trasero de la mujer a la que me estoy follando y encuentro el origen de la sangre, algo sucede con ella, ¿Qué le pasa? ¿La lastime?, al instante me separo de su cuerpo y comienzo a notar que todos en la habitación están sangrando de sus genitales, ¿Qué mierda sucede? ¿Acaso será la droga que me está haciendo alucinar?, no, no puede ser eso, jamás me ha pasado algo como esto. Comienzo a asustarme, no sé qué sucede, no me gusta nada de esto, algo anda mal con ellos y es obvio que también sucederá algo malo conmigo. Aquellos cuerpos desnudos comienzan a moverse trazando un circulo perfecto a mi alrededor, la alfombra está llena de sangre, la sangre de todos ellos, un extraño aroma comienza a inundar la habitación, no entiendo lo que hacen cuando comienzan a pintar mi cuerpo con su sangre, cada uno comienza a poner símbolos extraños en mi piel, símbolos que queman, que duelen y consumen mi alma.
-Es el momento Baldrick.- nuevamente escucho esa maldita voz.
Miro a mi alrededor y me doy cuenta que me encuentro completamente solo en un camino de arena negra con muros altos de piedra azul, no sé qué está pasando, estoy desnudo y descalzo, tengo un sentimiento extraño en mi sistema, mi mente quiere divagar, algo en mi interior tiene la inmensa necesidad de salir de este lugar pero cuando intento buscar la salida un celestial cuerpo al final del camino me atrae, me ínsita a ir a su encuentro. Mis pies tienen voluntad propia cuando comienzo a acercarme a un hombre musculoso de cabello largo color blanco , su piel es tan blanca como una vela, tiene una enorme corona de diamantes y estoy seguro que es de oro, solo trae un pedazo de tela blanca para cubrir sus genitales, mirar a aquello es como ver algo fuera de este mundo.
-Bienvenido a mi reino.- su voz es perfecta, su rostro es bellísimo y sus ojos… son completamente blancos.
-¿Quién eres tú? ¿Dónde mierda estoy?- en estos momentos no tengo miedo solo tengo demasiada curiosidad.
-Mi querido Baldrick, sabes perfectamente quien soy yo, desde que eras pequeño me veías en tus sueños.- sonrió de una forma un poco perversa.
-No lo creo, jamás he visto algo como tú.-trate de recordarlo pero simplemente no llego ningún recuerdo a mi memoria.
-Dame tu mano y te are recordar todo lo que necesites.
Dude un poco en hacer aquello pero la curiosidad pudo más conmigo. Enseguida tenía mi mano sobre la suya y el… comenzó a lamer mi dedo medio como si se tratara de mi polla, me excite un poco debo reconocerlo, además la forma en la que lo chupaba daba a entender que debía ser experto en la materia, así que me deje llevar por el momento. Y ocurrió, ocurrió aquello que temía desde que era un niño, los malditos recuerdos llegaron a mi mente.
Tres años. Una hermosa serpiente se enrosco en mi pierna, claramente la escuche gemir.
Cuatro años. Gritos de terror se escuchaban por debajo de mi cama.
Cinco años. Algo subía por mi cuerpo por las noches, dejándome sin aire.
Siete años. Tuve mi primer sueño húmedo con una maldita serpiente.
Diez años. Mi primera relación s****l, pero algo estaba mal en mí, mientras tenia sexo me imaginaba a una mujer de cabello rojo.
Quince años. Me encontraba drogado viendo a dos hombres tener sexo cuando la maldita serpiente comenzó a mamarme el dedo medio de la mano derecha.
Veinte años. Innumerables orgías pero en todas ellas siempre estaba una mujer demasiado delgada con un tatuaje de serpiente en el vientre.
Veintiún años. Mande forjar en hierro una hermosa serpiente, calenté el hierro en la chimenea de mi casa y entonces coloque la serpiente sobre mi palma derecha, dolió demasiado pero quedo perfecta en mi piel.
Veinticuatro años. Un sueño, un maldito sueño donde mi cuerpo estaba completamente calcinado caminando en medio del mar y a lo lejos podía ver a un hermoso ángel de alas blancas.
Desperté temblando y con sudor en mi cuerpo, todo lo que vi, esos recuerdos que estaba ocultando en el fondo de mi memoria estaban presentes en estos momentos, el o esa cosa los izo regresar con solo lamer mi dedo, él siempre ha estado en mi vida, podría jurar que desde que nací, simplemente no me había dado cuenta de todas las señales que me indicaban su presencia.
-Ahora recuerdas.- se burló de mi.- Siempre estuve en tu vida querido hijo.
-¡No soy tu hijo!.- le dije con demasiada calma.- Y ahora me dirás todo lo que sabes sobre mí.
-Lose todo, no es necesario que te explique nada acerca de tu vida, mejor dicho es momento de presentarme y decirte algunas cosas.- en ningún momento su sonrisa se borró de su rostro.- Me encanta esta parte de la historia. – suspiro.- Mi nombre es Asmodeo y soy uno de los siete reyes del infierno.
-Con esa mierda puedes irte a donde quieras, no estoy para juegos.- comencé a enfadarme.
-No estoy jugando Baldrick.- comenzó a caminar y seguí sus pasos de cerca. – Puedo notar que no me temes, ni siquiera tienes miedo en tu corazón, eso es asombroso.
-No le temo a nada.- dije con algo de insolencia.
- Ya veremos eso cuando te presente a una linda persona.
-¿Por qué estoy aquí? Y principalmente ¿Dónde estoy?.
-Excelentes preguntas Baldrick, responderé cada una de ellas.- acaricio su perfecto rostro.- Contestare la primer pregunta, estas aquí porque tu madre me debe un favor y tienes que pagarlo, la segunda pregunta es más fácil de responder, estas en el infierno, mejor dicho mi reino, donde almas como la tuya vienen a parar aquí cuando mueren.
-¿Qué?, ¿me estás diciendo que estoy muerto?, eso no puede suceder, jamás podría morir a mis 25 años.- dije demasiado indignado, no puedo creer que este muerto y que además otras personas se queden con todo mi dinero.
-No puedo creer que sea en lo único que te preocupas, te acabo e decir que tu madre hizo un trato conmigo y que tu pagaras las consecuencias pero veo que eso no te importa en lo más mínimo.- una carcajada salió de su garganta.- Eres peor que yo, no pude crear a un ser más perfecto que tú.
-No tengo por qué preocuparme de cosas insignificantes.
-Estoy muy orgulloso de ti, es más, podría decir que te amo con todo mi corazón.- su tono de sarcasmo me molesto un poco.
-¡Carajo! .- casi grite aquello cuando me desespere un poco.- No conocí a mi madre, pero eso ya lo debes de saber, así que omitiré ese estúpido tema, ¿Qué clase de trato hizo esa mujer contigo?.
-Quería un hijo del hombre más rico de Italia, tu padre. – me miro directamente a los ojos.- La ayude a cumplir su sueño, ella me invoco y acudí al llamado, le brinde un poco de la fertilidad que poseo para que en la siguiente noche de pasión quedara preñada.
-Interesante, muy interesante. ¿Qué sucedió después?.
-Tu madre no sabía que realizo un pacto de sangre conmigo y que al culminar el embarazo ella estaría conmigo en el infierno y claramente no disfrutaría de los millones de tu padre.
-Me gusta tu manera de pensar pero francamente yo la habría hecho sufrir más.- sonreí de lado.
-Eres un hijo de puta, eso me agrada.- cruzo sus brazos a la altura de su pecho.- Me hubiera gustado estar a tu lado cuando caí del cielo.
-Deja las putas curcilerías de lado y sigue con esta maldita historia.
-Tienes un pésimo carácter.- cerro sus puños y frunció el ceño.- Después de eso naciste tú, y bueno… tienes que darme tu cuerpo para que disfrute de los placeres de la tierra.
-No te daré mi cuerpo, eso nunca.- erguí mi cuerpo para que pudiera notar mi disgusto.
-Sabía que dirías eso, así que te propongo algo.- Asmodeo acaricio su afilada nariz.- Te daré a un hermosa mujer virgen con la que tendrás tres hermosos hijos y me cederás el cuerpo de uno de ellos.
-Eso suena mejor, un hijo no es nada para mí.
-Baldrick, Baldrick no has aprendido nada de la vida.- comenzó a caminar con ambos brazos en la espalda.- Acompáñame, te mostrare a la futura madre de tus hijos.
Mientras caminaba a un lado de Asmodeo me percaté de que realmente estaba en el infierno, un lugar consumido por un fuego azul y que además el suelo era completamente de agua, no entendía como estábamos caminando en el agua. La sensación de deseo incrementaba a medida que me acercaba a un enorme espejo. Asmodeo se quedó de pie detrás de mí, sentí su miedo, percibí un poco de terror en él, casi me burlo en su cara, no podía creer que fuera un demonio miedoso de su reflejo, era algo absurdo. Mi perfecta figura se reflejaba en aquel espejo cuando la vi… vi a esa hermosa mujer con un vestido blanco, era… era perfecta, hermosa, casi podría jurar que estaba viendo a un ser celestial.
-Ella es tu bella mujer virginal.-hablo Asmodeo a mi espalda.
-Es hermosa.- no podía ni hablar, esa mujer era más que perfecta, su larga cabellera roja se movía al compás de las olas del mar, su cuerpo era un manjar, su rostro era la perfección de lo más sagrado de la tierra y del cielo.
-Es tuya desde este momento, pero quiero que veas en lo que te has convertido hasta hoy.
La imagen de la bella mujer se desvaneció dejando nuevamente mi reflejo el cual poco a poco se distorsionaba, dejando a un hombre diferente a lo que soy, tenía cicatrices de quemaduras en el cuello, pecho, brazo, mano, abdomen, pierna, toda esta mierda del lado derecho, mi rostro no tenía ningún rasguño, pero mi cuerpo estaba mal, muy mal. En mi pierna izquierda estaba una enorme cicatriz de una cirugía, gire mi cuerpo y mire mi espalda donde parecía un enorme ciempiés plasmado en mi columna vertebral, algo le paso a mi columna que tuvieron que suturarla dejando una horrible cicatriz. Esto no estaba pasando, mi bello cuerpo no pudo ser torturado de esa manera.
-¿Qué es esto Asmodeo?.-mis manos comenzaron a temblar.
-Son las consecuencias de tu accidente y de las drogas.-giro a la derecha su cuerpo para que pudiera notar su incomodidad.- También le agrego que has estado en coma durante seis meses y bueno todos allá arriba están llorando por ti y tu muy desconsiderado estabas en mi reino fornicando en una orgía.
De pronto el espejo me proyecto la imagen de mi abuela llorando en una silla de hospital mientras me miraba a mi mismo conectado a muchos aparatos para que pudiera respirar, además agregando a la lista que mi cuerpo estaba vendado de pies a cabeza, que gran humillación, esto es una verdadera metida de v***a y hasta el fondo.
-Este eres tú ahora Baldrick.-dijo Asmodeo.- Pero no te deprimas, tus quemaduras solo son de segundo grado, si te dejaran cicatriz pero una muy ligera, además tienes la ventaja de que tu rostro está perfecto, hermoso diría yo. También me tomo el atrevimiento de decirte que el lado derecho de tu cuerpo se quemó no fue mucho, así que conservaras esa musculatura que te característica, por otro lado lo que si dejara cicatrices demasiado pronunciadas son las dos cirugías que te realizaron.
-Estoy tan feliz de escuchar tu maldito discurso, no vez que mi cuerpo es una cagada.- estaba demasiado molesto.
-Recuerda que tu gran v***a y tu hermoso rostro están intactos o y también todo tu cuerpo esta entero, solo te quemaste poquito por unos lugares.- su sonrisa era exasperante.
-Realmente me cagas los huevos.-escupí molesto.
-Ya cálmate, en este mismo instante regresaras para luchar por tu vida.
-Puta, estoy demasiado desesperado por comenzar de nuevo, no ves que esto es un caos total.
-Solo te daba ánimos pero ya veo que eres un cabron.-me tomo de los hombros y me giro para verlo.- Recuerda que eres un rey, a tu manera pero lo eres. También ten presente el trato que hicimos aquí, no quiero que lo olvides porque iré a buscar lo que me corresponde.
-Soy más hijo de puta que tú, así que no intentes amenazarme.
-La mujer que viste en el espejo es tuya, nadie puede quitártela.- palmeo mi espalda.- Ahora regresa al asqueroso mundo donde vives. Que tengas mucha suertecita en tu viaje.
-Si lo que digas.
Enseguida una oscuridad consumió mi cuerpo. Desperté en la habitación de un hospital, no podía respirar y me dolía el cuerpo demasiado, mire a mi abuela que se encontraba junto a mi cama, mi cuerpo comenzó a temblar cuando me arranque de un solo jalón un tubo que recorría mi garganta, lo única que pude hacer fue gritar, grite tan fuerte que mi garganta dolía y sentí como se desgarro por dentro, lágrimas de dolor recorrieron mi rostro y la impotencia se izó presente, me dolía mas el alma que los dolores del cuerpo. Algo me quemaba por dentro, algo maligno que se había adueñado de mi ser.