Baldrick. -No te muevas tanto Cucciola. -Perdón Amo.- giro su cuerpo para quedar frente a mí. Sus delicadas manos acariciaron la cicatriz de mi brazo derecho, tenía sensibilidad en mi piel pero no tanta como para disfrutar del tacto de sus dedos. No me incomoda en lo más mínimo que Ivette me acaricie esa partes “horribles” de mi cuerpo, aprendí hace mucho tiempo a amarme tal y como soy ahora. Debo de agradecer a esa madre que llaman “Dios” por permitir que mi bello rostro este igual de perfecto pero… no le puedo agradecer que menos de la mitad de mi cuerpo me haya dejado cicatrices, pero aun con esos imperfectos yo sigo siendo un rey. -¿Qué te sucedió en tu piel?. -¿Desde cuándo me tuteas?.- abrí los ojos. -Perdón Amo.- agacho la mirada. -Me queme en un accidente automovilístico.