En la oscuridad de mi habitación me recosté en la cama, cerré mis ojos y coloque un brazo arriba de ellos. Tenía que relajarme un poco, lo necesitaba, este día fue de locos. Primero con el trabajo de la empresa, después con el cumpleaños de mi abuelo y la presencia de Domenico y para finalizar la charla que tuve con el mayor de los Moretti. Mi mente se puso en blanco y recuerdos del accidente se plasmaron en mi cerebro. Recordé a la perfección el olor de mi carne quemándose, un aire frio erizo mi piel. El extraño olor del infierno se coló por mi nariz, trayéndome recuerdos de lo que viví en ese maldito lugar. -Aun me recuerdas, Baldrick.- la voz de Asmodeo resonó en mi cabeza. -Nunca podré olvidarte. Eres un dolor de huevos. -No me gustan los huevos, no he tenido la dicha de probarlos.