Paso su brazo por mis hombros nuevamente, para presionar el dispositivo de sus llaves para saber cuál es el auto. Encontrándolo en el área de socios ejecutivos. Un auto lujoso por supuesto, de color n***o y con las ventanas polarizadas. Suspiro, sabiendo que tendría que vender por lo menos mis dos riñones y claro, estaría muerta para poder comprarlo. Resoplo, abriéndole la puerta del copiloto para ayudarle a entrar. Cierro la puerta con rapidez, rodeando el frente y colocándome en el asiento del conductor. Acaricio con mis manos el cuero del volante, esbozando una sonrisa para ver también todo el tablero iluminado. Me coloco el cinturón de seguridad observando que él también lo hace. ─¿Por qué sonríes? ─Cuestiono estirando su cabeza hacia atrás para soltar un quejido. Estiro mi mano en s