Valeria despertó temprano aquella mañana, aún sintiendo el calor de la noche anterior en su piel. La conversación con Lucas había revelado más de lo que esperaba, y mientras se preparaba un café, sus pensamientos vagaban hacia el pasado, recordando a los hombres que habían entrado y salido de su vida.
David fue su tercer novio, después de haber terminado definitivamente con James. Era dulce, extremadamente amoroso, y complacía a Valeria en casi todo. Durante un tiempo, Valeria pensó que él era perfecto, tanto que llegó a imaginarse casada con él.
—David, ¿quieres venir a cenar con mis padres el próximo fin de semana? —preguntó Valeria una tarde, esperanzada. No podía describir los sentimientos que sentía cada que veía a su actual pareja acercarse, después de todo, lo que ocurrió con James fue una mala experiencia, pero, al ser una joven llena de vida y esperanzas, aquello solo seria un mal recuerdo y nada mas, no debía arriesgar su futuro o si acaso sus ganas de amar por un patán como James. Claro que no, ella merecía más y lo buscaría.
—Claro, amor. Me encantaría conocerlos mejor —respondió David, con una sonrisa que parecía sincera. David era un hombre que hasta ahora había dejado sorprendida a Valeria, amoroso, comprensivo y atento, nada comparado con James quien sin duda era todo lo opuesto y quien nunca le dio su lugar como ella verdaderamente merecía, hasta cierto punto, Valeria agradecía que la vida se había encargado de quitarle a James del camino, así, pudo conocer a David.
Pero David tenía un lado oscuro que Valeria descubrió de la peor manera. Mientras todos pensaban que era el novio perfecto, él buscaba otras chicas a escondidas. Valeria lo descubrió cuando encontró mensajes comprometedores en su teléfono. Y sintió su corazón latir con fuerza, ella volvía a leer los mensajes, uno tras otro, y sentía como se le cortaba el habla, sin duda eran mensajes comprometedores que ella se engaño creyendo que era un mal entendido.
Que equivocada estaba.
—David, ¿quién es Amanda? —preguntó Valeria, con el corazón en un puño. Sentía las lagrimas juntarse en sus ojos y aunque quería negar toda la verdad, ya era demasiado tarde, al seguir leyendo, aquel que supuestamente era el hombre perfecto, era una copia exacta a su exnovio.
—Sólo una amiga del trabajo, no te preocupes por eso —respondió David, evitando su mirada.
La verdad salió a la luz poco después, y Valeria sintió su corazón romperse nuevamente. Esa misma noche, Valeria se encargo de sacar a David de su departamento en la universidad, y aunque este intento de mil y un formas de volver a buscarla, Valeria desapareció de su vida, para siempre.
Luego de David, Valeria conoció a Peter. Pensó que un cambio de aires le vendría bien, alguien que no fuera tan dulce como David. Pero Marcos resultó ser posesivo, acaparador, y rudo. Es cierto que Valeria desconfiaba de aquellos hombres que se acercaban a ella con una supuesta buena apariencia, inocente, por lo que, ir con el chico malo seria lo mejor ¿no?, al tener influencias de las fantasiosas historias de amor, en donde el rudo cambiaba por hacer feliz a su amada, hicieron que ella tomara un giro significativo, sin embargo, esto, no era lo mejor, Peter, era un desastre.
—¿A dónde crees que vas vestida así? —preguntó Peter, con tono autoritario.
—Solo voy a cenar con unas amigas, no es para tanto —respondió Valeria, sintiendo la tensión en el aire.
Peter no era romántico, y su temperamento solo empeoró con el tiempo. Un día, en medio de una discusión, Marcos levantó la mano hacia ella.
—No vuelvas a hacer eso —dijo Valeria, con lágrimas en los ojos, mientras tomaba la puerta y salía corriendo, jurándose a sí misma que nunca más permitiría algo así.
El tercer exnovio, Eric, parecía un chico común y corriente. Se conocieron al final de su carrera en la universidad y comenzaron a salir. Las citas eran agradables, y parecía que finalmente Valeria había encontrado a alguien con quien podía tener una vida normal.
—¿Te gustaría vivir juntos? —preguntó Eric, una noche mientras cenaban.
—Sí, me encantaría —respondió Valeria, creyendo que esta vez sería diferente.
Pero cuando comenzaron a vivir juntos, la verdadera naturaleza de Eric salió a la luz. No tenía planes de trabajar y pasaba sus días en el sofá, bebiendo cerveza.
—Eric, necesitamos hablar sobre tus planes de trabajo —dijo Valeria, tratando de mantener la calma.
—Lo intentaré, Val. No es fácil encontrar algo estable —respondió Eric, sin apartar la vista de la televisión.
Finalmente, harta de su pasividad, Valeria decidió marcharse una noche, dejando atrás a Eric y sus promesas vacías. Decidió que no intentaría más, que no entregaría su corazón a quien solo se lo rompería.
Pasaron cinco años en los que Valeria solo tuvo citas esporádicas, y finalmente, cansada de la ciudad y de los recuerdos dolorosos, decidió regresar a su pueblo natal, buscando un nuevo comienzo lejos de todo aquello que le había hecho daño.
(…)
El Pasado de Lucas, no debió ser nada fácil, para alguien que se cree siempre lo tuvo todo, incluso el nacer en una cuna de oro, es lo que se creía, aunque claro, muchos decían que era un ser sin corazón.
Mientras Valeria lidiaba con sus recuerdos, Lucas también se encontraba atrapado en el pasado. Hijo único, siempre tuvo una educación estricta. Su padre, un hombre importante en los negocios, tenía grandes expectativas para él.
—Lucas, en esta familia, solo hay lugar para los mejores. Debes ser perfecto —le decía su padre constantemente.
Afortunadamente, su padre tuvo que ausentarse por un tiempo debido a sus negocios, lo que permitió que Lucas viviera una infancia relativamente normal, al menos por un tiempo.
Las cosas comenzaron a cambiar cuando conoció a Valeria. Ella era una luz en su vida, alguien que traía alegría y diversión. Se hicieron amigos inseparables, y esos años fueron los más felices para Lucas.
—Vamos, Lucas, corre más rápido —le decía Valeria, riendo mientras corrían por el parque.
Pero cuando Valeria se mudó a la ciudad, todo cambió. El padre de Lucas volvió, decidido a convertir a su hijo en un lobo en los negocios, sin emociones ni compasión. Lucas cambió para siempre, convirtiéndose en un hombre frío y calculador.
Su vida se centró en ser el mejor, el número uno, superando los números cada mes sin falta. Tenía múltiples negocios en el pueblo, y James, el exnovio de Valeria, era su principal contrincante. Pero para Lucas, solo era cuestión de tiempo antes de superarlo.
A pesar de todo, la vida de Lucas había seguido una trayectoria predecible y monótona, hasta que Valeria regresó al pueblo. Su regreso hizo que la vida de Lucas se volviera mucho más interesante, y aunque intentaba mantener sus emociones bajo control, no podía negar que Valeria era su debilidad.