Atracción Sexu4l

2691 Words
A la mañana siguiente, cuando Karen despertó Santiago no estaba en la cama, estiró sus brazos y piernas observando su cuerpo desnudo y sonrió al recordar la noche anterior. Se levantó y entró al baño donde su novio se duchaba, se sentó en el WC dando los buenos días y después abrió el cancel para entrar en la ducha, abrazó a Santiago por la espalda poniéndole las manos sobre el pubis, le besó la espalda y mientras le acariciaba el vello púbico, fingiendo reproche, con voz sensual le dijo — Anoche abusaste de mi — Tú querías que te usara Ella le tocó el pene y al sentir la erección en tono de halago y broma comentó — ¡Uy, que rico! Me encanta cuando se te pone así de grande… La siento hasta mi ombligo — Se para cuando te ve y se endurece cuando la tocas — Ella le volvió a besar la espalda y preguntó — Y si otra te lo toca ¿Se te pone así? Santiago se giró frente a ella, le besó los pechos y recorriendo con sus manos sus costados le dijo — Tendría que tener un cuerpazo como el tuyo — ¿Así como mi amiga Claudia? — Y sonriendo agregó— A ella la ves con cara de “te quiero coger” El no respondió, metió a su novia bajo el chorro del agua para besarla y acariciarla hasta que ella, derrochando sensualidad se giró, puso sus manos sobre sus nalgas, lo volteó a ver y le dijo. — ¿Te gusta Claudia? …. Si me dices la verdad, te las doy Santiago puso sus manos sobre su pubis para presumir el tamaño de su pene y bromeando respondió — ¿Tú crees que me la aguante? — Ella se rio y respondió — Completa y hasta el fondo — Y en tono ardiente agregó— Como te la voy a aguantar yo ahora Puso sus manos sobre los azulejos de la ducha y con un sensual movimiento hizo sus nalgas hacia atrás para que él la penetrara… Al terminar de coger, Santiago salió a vestirse y ella se terminó de duchar, se puso una bata de baño, bajo a desayunar, despidió a su hombre, se vistió y se fue a la universidad. Por la noche ya desnudos de pie junto a la cama se besaban y acariciaban, de pronto, Karen se arrodilló frente a él, le sujetó el pene con sus dos manos diciendo “Es enorme” lo besó en la punta, pasó su lengua por el cinturón del glande y agregó “Me gusta ver como se hincha y brilla cuando se para”, sujetó con sus dos manos el endurecido pene y lo metió en su boca. Presa de la lujuria, varias veces dejó caer de su saliva sobre el glande para masturbarlo con sus manos o frotarlo sobre la piel de sus tetas, pecho, cuello y cara, mientras que Santiago, quien nunca la había visto en ese estado de excitación entre jadeos y gemidos le decía frases como “Me enloquece verte así de caliente”, “Que rico mamas mamita” o” Eres un mujerón” para incitarla a seguir mamando. En un momento en que ella sujetaba el pene con sus dos manos con el glande dentro de su boca, escuchó que Santiago en un tono de advertencia le decía “¡Ya no lo aguanto Karen! ¡Me estoy viniendo amor!”; La reacción de ella fue apretar el pene con sus manos y sin sacarlo de su boca, levantó la mirada para verlo y con un sensual cerrar y abrir de ojos dio su aceptación. El miró el bello rostro de su novia con el glande dentro de su boca, le sujetó la cabeza con las manos y cerrando los ojos eyaculó. Los cálidos chorros de semen llenaron la boca de Karen y al terminar de eyacular, cuando él dejó de sujetarle la cabeza, ella sacó el m*****o de su boca apretando sus labios para que el semen no cayera sobre la alfombra de la recámara, Santiago la ayudó a ponerse de pie para que fuera a escupir al baño y al estar frente a él, ella con coquetería preguntó — ¿Soy buena mamando v***a? Ante la cara de asombro de su novio, ella afirmó con la cabeza y abrió la boca para enseñarle que se lo había tragado. El emocionado la besó apasionadamente y la acostó sobre la cama diciendo — ¡Te amo Karen! — Y agregó— Ahora te toca a ti mamita Le separó las piernas y comenzó a devorar el ardiente y húmedo sexo de su novia hasta provocarle un intenso orgasmo el cual saboreó complacido, después se durmieron desnudos y abrazados Las siguientes dos semanas se entregaron a la lujuria dándose placer de todas las formas posibles, incluso un día en que Santiago la tenía jadeante y muy cerca del orgasmo, él detuvo sus movimientos para pedirle “Déjame probarte por detrás” Ella ardiendo en su lujuria respondió “Pero no me la metas toda”. Santiago la penetró por el ano y si bien al principio hizo caso de su petición, cuando Karen, presa de un gran orgasmo, gritó y se comenzó a contraer de placer, él le metió el pene profundamente diciendo “Me lo aprieta tan rico, que te lo voy a llenar de leche” y eyaculó dentro de ella, lo que obligó a Karen a correr al baño. Al salir se subió a la cama y comentó — Me tenías tan caliente, que terminé viniéndome delicioso — Dicen que los orgasmos anales son muy intensos — Muy intensos, pero terminas con dolor de culo— Aseguró Karen. La pasión desbordada en esos días fue pausada la noche en que después de haber tenido su acostumbrado sexo, Karen entró al baño a escurrirse el semen y salió usando unas bragas de algodón, Santiago sorprendido le preguntó — ¿No vas a dormir desnuda? — No, porque de seguro en la noche “me baja” … Ya me toca — Lo podemos hacer por la “retaguardia” — ¡No amor!… Acepto que me vine muy rico, pero me estuvo doliendo el culito todo el día — Es cosa de que te acostumbres — No Santiago… Por favor ¿Sí? — El movió la cabeza en señal de resignación y respondió — ¡Lo que tú digas! Pero no deja de ser triste que ya “encarrerados” nos llegue la abstinencia Al día siguiente cuando Santiago regresó a casa, ella lo esperaba vistiendo una playera que le cubría hasta las bragas dejando sus piernas desnudas y sus pies descalzos, al saludarse de beso, él le acarició los muslos diciendo — ¡Que buena estás amor! — Ella se separó diciendo — No me calientes — Entonces no te vistas así — Así es como a ti te gusta que te reciba amor — Pretextó Karen a lo que Santiago respondió — ¡Pero no ahora! Entiende que cuando te veo así te quiero “comer viva”, pero si no me vas a dejar hacerlo, tus piernas y nalgas se convierten en instrumentos de tortura — Me encanta vestirme así y andar descalza por la casa … Y como tú me enseñaste a hacerlo, ahora tendrás que aguantar la “tortura” … ¡Ni modo amorcito! Respondió Karen sonriendo y Santiago se vio obligado a reprimir varios días su deseo, frente a la sensualidad de su novia, quien esta vez, inexplicablemente se negó a todo. El día en que terminó de menstruar, Karen invitó a comer en casa a Claudia, su amiga de la infancia a quien no solo le tenía una gran confianza, sino que la consideraba su confidente. Sin embargo, como nunca habían hablado sobre “intimidades sexuales” al terminar de comer y aún sentadas a la mesa de la cocina, decidió “medirla” preguntando — ¿Por qué terminaste con Ernesto? Claudia hizo el silencio de quien recuerda con nostalgia lo vivido y en ese tono respondió — Eso quisiera saber ¿Por qué si estábamos tan enamorados y nuestra relación era…? — Quedó en silencio unos segundos, miró a Karen fijamente y con tristeza agregó— No tiene caso engañarte, ni engañarme. La verdad es que entre nosotros solo había sexo y después de un año, cuando el sexo se hizo costumbre, la pasión se terminó y todo se fue al carajo. — ¿Lo extrañas? — Claudia miró a su amiga y respondió — Extraño las cogidas que me daba — Karen se rio y ella agregó— ¡En serio amiga!… Estoy que no me cojo sola, porque no tengo con que — ¡No es posible Claudia! Tú te coges al que quieras — ¡Y tú también! Pero no te vas a ir a coger con un desconocido ¿Verdad? Tiene que ser con alguien que conozcas, que te atraiga y que te de confianza en todo; Y con “todo” no solo me refiero a su salud, sino también a su discreción y que en la cama sepa tratarte como una mujer deseosa de placer — Como su compañera sexual — ¡Que merece gozar! Solo que, en mi caso, como aún no estoy lista para otro compromiso, lo mejor sería que fuera casado o con pareja, ellos no se enamoran con una cogida y saben que la mejor manera de evitarse problemas es aplicando aquello de “si te cogí, no me acuerdo” — “Como quien dice”, quieres alguien con quien echarte un buen palo y nada más — O dos o tres, pero sin llegar al infierno del enamoramiento — Alguien que ame a su pareja, pero que no se resista a coger contigo — ¡Exacto! Y como encontrar a un hombre así “está cabrón”, seguiré durmiendo abrazada de mi vibrador Las dos se rieron y a pregunta de Claudia, Karen le platicó como al principio de su relación con Santiago rechazaba cualquier cosa que no fuera la penetración, por lo que ella incrédula preguntó — ¿Me estás diciendo que para ti el sexo era abrir las piernas y dejarte coger? — O acostarme de lado para que hiciera a un lado mi panty — Eras una “muñeca s****l” amiga — Algo así — ¿Y ahora? — A base de mamadas y “vergazos” me volví ardiente e insaciable — Como debemos de ser las mujeres Karen la miró fijamente por lo que, Claudia, suponiéndola desconcertada le sonrió y en un tono casi maternal comenzó diciendo — A ver Blanquita, te explico; El sexo es un instinto animal, algo irracional que no tiene nada que ver con las razones que te lleven a tenerlo, por eso al coger debemos ser, no putas, porque las putas lo hacen por el dinero, debemos ser irracionalmente calientes. Si quieres que te den una buena cogida, tienes que bloquear tu razón, ser “fuego en la cama” y hacer lo que sea para dar y recibir placer. Con esto, no quiero decir que esté de acuerdo en la violencia y la humillación del otro, pero cada quien “su rollo”. A quien le cause placer sufrir, que le den de latigazos, yo no le entro a eso — Hay que coger, por el placer de coger — Comentó Karen fingiendo sarcasmo y Claudia respondió — ¡¿Y por qué más se coge?! — Miró a su amiga a la cara y expresó— ¡Por favor! ¿Me vas a salir con el cuento de “cogemos porque nos amamos” … ¡No amiga! Ese es el motivo y a veces el pretexto. Las parejas cogen porque se atraen sexualmente y nada más — Yo decidí dejar de ser virgen con el hombre del que estoy enamorada Expresó Karen en tono cortante y Claudia respondió — Y te felicito por eso, sin embargo, no deja de ser “tu razón” para coger, sin embargo, cuando sientes el pene entrar y salir de tu v****a no gimes por estar enamorada y las contracciones de tu orgasmo, no son producto de tu amor. ¡Eso es puro placer! Y al sentirlo te olvidas del amor e incluso de con quien lo estás haciendo ¿Si o no? — Karen se rio y Claudia agregó— Son muchos los sentimientos que te pueden llevar al sexo: Amor, enamoramiento, cariño, amistad, dolor y a veces hasta el odio. Pero sin importar los motivos, todos cogemos por placer, tan es así, que nos cuidamos para poder coger cuando no dé la gana, sin el riesgo de un embarazo. — ¿Tú te cuidas? — ¡Claro! … ¿Qué tal que el hombre que busco, me pide hoy las nalgas y nos vamos a coger? A mí me gusta que terminen dentro de mí — Es “la cereza del pastel”, pero ¿Un amigo con pareja, que sea discreto y que te pida las nalgas? — ¿Y por qué no? … Yo conozco a dos o tres, pero no me las han pedido Karen se rio y regresó a su plan, por lo que fingiendo desacuerdo preguntó — ¿Entonces, para ti el sexo es instinto y no sentimiento? — El acto en sí mismo ¡SI! — Miró a Karen y buscando convencerla preguntó— ¿Te acuerdas del día en que estábamos entrenando y conocimos a Santiago? — Karen afirmó y ella preguntó— ¿Qué fue lo primero que se te vino a la mente al verlo? — Que era alto, guapo, varonil, atractivo… ¡Me gustó pues! — Eso significa que te atrajo sexualmente — Karen inclinó hacia un lado su cabeza en señal de aceptación y Claudia agregó— Se gustaron, comenzaron a salir juntos y se cogieron; Ya sé que me vas a decir que lo hicieron por que estaban muy enamorados, pero la única verdad es que terminaron cogiendo porque se atraían sexualmente, de otra forma no se hubieran enamorado, ni se hubieran cogido, todo hubiera quedado en un apretón de manos Karen se rio y Claudia agregó — Y al final, te pasó lo que nos pasa a todas cuando tenemos un buen amante, ¡Te enloqueció coger! Y que quede claro que con “buen amante” no me refiero a los que la meten, se vienen y la sacan, sino a los que se preocupan por complacerte, a los que no tienen prisa, los que te dan tu tiempo y que van a “tu ritmo” Karen afirmó diciendo — A mí me encanta que acaricie, bese y lama cada poro de mi piel. Y cuando “se baja a mamar”, me pone tan cachonda que le exijo que me la meta hasta los huevos — Claudia rio y respondió — También nosotras somos buenas para eso, ¿No me digas que no te encanta mamársela? Karen sonrió y en tono serio le confesó — Mi problema es que solo pienso en coger — Yo también, la diferencia es que tú tienes un hombre muy atractivo y yo no Al notar que la había “llevado a donde quería”, Karen fingió sorpresa y preguntó — ¿¡Te gusta Santiago!? — Claudia la miró dudando en que responder y al final se decidió a decir — Es uno de esos hombres que te pone nerviosa cuando se te acerca — ¿Por qué nerviosa? — Preguntó Karen, Claudia dudó, pero respondió — Porque “transpira sensualidad” … Tú no lo notas porque ya te acostumbraste, pero te aseguro que al principio te ponía igual — Con razón el día que viniste a cenar con Gustavo, no dejabas de verlo — Y tú no dejabas de ver a mi hermano, así que estamos a mano — Karen sonrió y preguntó — ¿En qué piensas cuando lo ves?
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