Lujuría Pasional

2190 Words
Karen lo miró sin responder, él le acarició los labios vaginales metiendo un dedo en la húmeda v****a y al escucharla suspirar, hablando entre dientes como muestra de su excitación la sentenció diciendo — Ya me cansé de eso y lo quieras o no, voy a disfrutar de ti … Te voy a coger como merece ser cogida una hembra como tú. Y se “lanzó” sobre de ella para besarla en la boca, con besos húmedos le recorrió la cara, el cuello, los hombros, le volvió a mamar los pechos y bajo por el vientre y el pubis para terminar en sus muslos. Se desnudó, dejando su camisa y sus calzones sobre la mesa, se puso las manos sobre el pubis a los lados de su pene y le presumió su tamaño a Karen diciendo “Mira lo que te voy a dar mamita”. Ella levantó la cabeza y respondió “Que grande la tienes”. Después él le separó las piernas y se arrodilló entre ellas, para besar y lamer sus pies, sus pantorrillas y la parte interna de los muslos, le acarició los labios vaginales y al separarlos con sus dedos dijo “Las mujeres se afeitan el sexo para esto” Al escucharlo, Karen bajó sus manos hacia su pubis y entre jadeos le gritó “¡NO SANTIAGO, ESO NO!” Apoyó sus antebrazos sobre la mesa, dobló su cintura hacia adelante para levantarse, pero al sentir la boca de Santiago besar el humedecido interior de su sexo y los movimientos de su lengua sobre su hinchado clítoris, volvió a recostar su espalda sobre la mesa para disfrutar lo que él le hacía Cada vez que la lengua de Santiago entraba en ella para lamer el rojo encendido de sus pliegues vaginales, Karen gemía de placer y presa de la lujuria comenzó a acariciarse el pubis y el vientre, subió sus manos a sus pechos, apretó con sus dedos sus pezones y comenzó a decir “Oh por Dios, oh por Dios, oh por Dios” los músculos de su pubis se endurecieron y levantó las nalgas gritando “¡Me estoy viniendo, me estoy viniendo!” Santiago le metió una mano debajo de las nalgas y con la otra le apretó el pubis justo arriba de los labios vaginales, segundos después la escuchó gemir con fuerza sintiendo en su lengua las contracciones y el exceso de humedad de su v****a. Karen se relajó y al sentir que Santiago le besaba dulcemente el sexo, abrió los ojos para verlo, él le sonrió como diciendo “¿No qué no?”. Se puso de pie, le levantó las piernas apoyándolas sobre su fornido pecho, le besó los pies y los “enredó” sobre su cuello, la miró a los ojos acariciándole los muslos y lentamente la penetró hasta que sus testículos se juntaron a los labios vaginales. — ¡Está enorme y me encanta! Exclamó Karen en tono ardiente y cuando él comenzó a entrar y salir de su estrecha, húmeda y cálida v****a, entre gemidos de placer comentó “Me encanta, me encanta” poco después, sus gemidos de hicieron más intensos y comenzó a mover su cabeza de lado a lado apretándose los pechos con sus manos. Su frente y su labio superior se “perlaron” con gotas de sudor al tiempo que él acariciándole los muslos le expresaba su excitación con frases como “Que rica estás”, “Eres una delicia de mujer”, “Cuanto placer hay en este cuerpecito”, “Me encanta cogerte y hacerte gozar mamita” Karen intentaba sonreír entre jadeos de placer los cuales se convirtieron en una especie de “rugido” cuando sus piernas y cadera comenzaron a temblar sin control, hizo su cara hacia atrás apoyando la coronilla de su cabeza en la mesa, los músculos de su cuerpo se comenzaron a tensar y al sentirlo Santiago le empujó el pene con fuerza hasta lo más profundo de su carne, ella gritó, enderezó su cabeza para mirarlo a los ojos y exclamó con fuerza “¡No me sueltes, no me sueltes! Santiago absorto en el placer de Karen le sujetó las piernas sobre su pecho y arqueó su cintura hacia atrás para levantarle las nalgas de la mesa, sonrió al verla con los ojos “desorbitados” y disfrutó de ver y sentir como su intenso orgasmo contraía su vientre y la obligaba a mover su cabeza de adelante hacia atrás al ritmo con el que su v****a le “apretaba” y “soltaba” el pene. La excitación por lo que veía y el placer que sentía, hicieron que no lo pudiera retener, apretó contra su pecho los sensuales muslos de su novia y entre “exhalaciones” de placer vació toda su carga de cálido semen dentro de ella Al terminar permanecieron jadeantes mirándose a los ojos en un profundo silencio de admiración por lo mucho que se habían disfrutado. Santiago pasó las piernas de Karen a los lados de su cadera y se recostó sobre de ella mezclando la humedad de sus sudores, la besó en el cuello, en la mejilla y al besarse en la boca Karen disfrutó del sabor de su sexo impregnado en la lengua de Santiago. El levantó su cabeza apoyándose con sus antebrazos sobre la mesa y acercó su cara a la de su novia para darle besos cortos en los labios a los que ella respondió ofreciéndole la lengua y con voz agotada por el placer le dijo — Por poco y me desmayo de tanto placer… ¡Que rico coges papito! — Con una mujer como tú, cualquiera coge delicioso Karen sonrió orgullosa y permanecieron unidos hasta que se perdió la erección, en ese momento Santiago tomó sus calzones que había dejado sobre la mesa y cubrió con ellos el sexo de Karen, cuando ella los sujetó con su mano, la ayudó a bajarse de la mesa diciendo — Sube a la recámara, yo limpio todo — Te espero en la cama — Respondió, dio unos pasos y agregó— No te olvides de apagar la luz. El la siguió con la mirada y expresó “Que ricas nalgas tienes niñita”, ella volteó a verlo y sonriendo respondió “Para lo que usted guste señor”. Santiago limpió la mesa, revisó que la casa estuviera cerrada con llave, recogió la ropa y subió a la recámara donde encontró a Karen desnuda en la cama; Estaba acostada boca arriba, con una pierna estirada y la otra doblada con la planta del pie apoyada sobre la sábana, la observó por unos segundos y cuando ella movió su cabeza en un gesto de pregunta, él le dijo “¡Que estás buenísima, con razón me traes loquito!” Karen se rio y él se subió a la cama para besarla en las piernas y el pubis. — Si sigues, no me vas a poder cumplir Lo sentenció acostándose de lado, él hizo lo mismo y al quedar frente a frente él preguntó — ¿Te gustó? — ¡Me enloqueció! … Nunca imaginé que me desearas tanto como para hacer lo que hiciste y mucho menos que pudiéramos terminar juntos, eso fue increíble…. No sé cómo explicar lo que sentí, pero te juro que fue la locura — No tienes idea de las ganas que tenía de cogerte como lo hice — Si me vas a provocar esa clase de orgasmos ¡Cógeme como quieras! Se dieron un pequeño beso húmedo en la boca y Karen sonriendo le aseguró — Tú también te diste una buena venida, me dejaste rebosando de semen — Es que te quería mojar los ovarios — Ella se rio y él preguntó — ¿Te gusta que termine adentro? — Siempre me ha gustado, pero esta vez fue increíble … ¿Por qué te viniste tanto? Preguntó con coquetería, él la miró a la cara y acariciando la piel de su costado con su mano respondió — ¿Por qué ha de ser amor? Me tenías ardiendo; Esta vez te disfruté como siempre había querido, besé tu piel, mamé tus tetas, lamí tu sexo hasta saborear tu orgasmo y cuando te estaba cogiendo y ví como te venías, decidí “enlecharte” — Se rio y aclaró— La verdad es que no lo pude retener — ¿Tanto así? — ¡Es que fue increíble! Mientras te venías, con tu v****a me hacías esto — Con su mano comenzó a apretar, jalar y soltar el dedo índice de Karen mientras le decía—_ Me apretabas la v***a, me la jalabas hacia adentro de ti, me la soltabas y lo volvías a hacer, como si ordeñaras la teta de una vaca Karen se rio y con picardía preguntó — ¿Y soy buena ordeñando? — ¡Excelente! Me sacaste hasta la última gota de leche Karen se rio y después en tono serio le dijo — Vas a decir que soy muy tonta, pero me da vergüenza que me veas cuando me estoy viniendo — A mí me gusta verte … Me enloquece ver cómo te retuerces de placer Karen se sonrojó y buscando cambiar el tema, sonriendo preguntó ¿Qué es lo que más te gusta de mí? — El la recorrió con la mirada y respondió — Me gustas toda— Y acariciándola en los muslos agregó —_ Pero tus piernas y tu cadera, me “prenden” … ¿Te acuerdas como vestías cuando nos conocimos? Karen sonrió con coquetería y aclaró — No era la única, éramos porristas en la “prepa” y estábamos ensayando — Y se veían muy bien con ese uniforme, pero tú eras la más buena ¡Que sabrosa te veías! — Karen rio y él agregó— Con esa blusa amarrada debajo de las tetas, la faldita plisada a la cadera que te llegaba a medio muslo enseñando tus espectaculares muslos ¡GUAU! Tu cintura, tu pancita y lo que enseñabas del pubis completaban el espectáculo… ¡Le parabas la v***a a la estatua del David! Karen soltó la carcajada y él tocándole los labios vaginales agregó — Yo le pedía al cielo que tu faldita se bajara unos 5 centímetros para poder ver estos labios con los que un día te comerías mi verga — ¡Santiago! — Le gritó dándole una palmada en el hombro, él se rio y dijo — Ni te hagas, que ese día llegó muy pronto — Sonriendo con picardía ella dijo — Me lo pedías tanto, que un día me convenciste — Y él con sarcasmo respondió — Y como tú no querías, ni tiempo te dio de planearlo ¿Verdad? Karen se rio, se besaron y mientras Santiago le acariciaba las líneas del bronceado le dijo — Y no es la ropa, “el disfraz” como tú le dices. Es tu sensualidad lo que excita y hace que los hombres te miren con deseo… ¿Notaste cómo te veían en Cancún? — Ella negó por obligación y él agregó— Te veían con ganas de meterte la v***a y cuando yo te imaginaba cogiendo con otro me daban ganas de hacer lo que hice hoy… Pero tú te negabas Sin hacer caso del reproche ella preguntó — ¿Te excitaría verme coger con otro? — Y bromeando agregó— ¡No respondas! Porque soy capaz de hacerlo y te vas a morir de celos … Además, no tengo con quien — Yo conozco a alguien que daría lo que fuera por meterte la verga — ¿En serio?... Preséntamelo ¿No? — Respondió ella riendo y él le aclaró — Tú me lo presentaste a mí Karen supo a quien se refería, sin embargo, fingiendo extrañeza preguntó — ¿A quién te presenté? — A Gustavo, el día que vino a cenar con tú amiga la “buenota” — ¡Se llama Claudia! Y son hermanos … Ya te había dicho que Gustavo fue mi primer novio — Y se quedó con las ganas de “echarte un buen palo” ya que por más que disimulaba, no te quitaba la vista de encima — Le acarició las nalgas y preguntó— ¿Te las pidió cuando fueron novios? — ¡¿Cómo crees?! Éramos unos niños y a esa edad los noviazgos son de “manita sudada” y besito en la mejilla… Claudia, Gustavo y yo hemos sido buenos amigos desde muy niños — Y como a un amigo no se le niega el favor —_ Le dijo Santiago bromeando — Esperaré a que me lo pida por favor — Respondió ella en el mismo tono — ¿Es menor que tú? — Dos años… Claudia tiene 21 y él cumplió 18 — ¡Fíjate! … Quien quita y te toque estrenar — ¡Estás loco! … ¿Y sabes qué? Ya no digas nada, que soy capaz de…. — ¿De qué? — Mejor vamos a dormir, que estoy agotada
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