Capítulo 1. Un encuentro inesperado

768 Words
**Capítulo 1: Un Encuentro Inesperado** La ciudad brillaba bajo el cálido resplandor del sol de la tarde mientras Ana caminaba por las calles con una elegancia serena. Era una joven arquitecta de gran talento, con cabello oscuro que caía en cascada sobre sus hombros y ojos que parecían esconder un mundo de pensamientos. Llevaba un traje impecable que realzaba su belleza y una cartera llena de planos y diseños que eran su orgullo y alegría. Ana había seguido un camino marcado por su familia hacia una exitosa carrera en una prestigiosa firma de arquitectura. A pesar de su juventud, ya había diseñado edificios emblemáticos en la ciudad y se había ganado la admiración de sus colegas. Pero bajo su fachada de éxito, Ana llevaba una carga que la pesaba cada día más: el deber de complacer a sus padres. Sus padres, Alberto y Marta, eran figuras respetadas en la sociedad. Siempre habían tenido expectativas altas para Ana, esperando que siguiera sus pasos en la arquitectura y mantuviera la reputación de la familia intacta. Ana había seguido obedientemente sus deseos, pero en el fondo de su corazón, anhelaba algo más, algo que le hiciera sentir que estaba viviendo su propia vida. Esa tarde, Ana había salido temprano del trabajo, aprovechando un raro momento de libertad en su agenda. Decidió dar un paseo por el parque, alejándose de las demandas de su carrera y las expectativas de su familia. La brisa suave acariciaba su rostro mientras caminaba entre los árboles y disfrutaba de la tranquilidad del lugar. Sin embargo, su tranquilidad se rompió cuando un movimiento en el rincón de su ojo captó su atención. En un banco cercano, un hombre estaba sentado, concentrado en un lienzo colocado sobre un caballete. Su cabello castaño desordenado caía sobre su frente mientras sus manos, hábiles y llenas de pasión, movían el pincel sobre la tela con una determinación que la cautivó de inmediato. Ana se detuvo en seco, hipnotizada por la escena ante ella. Era raro encontrar a alguien pintando en el parque, y mucho menos a alguien tan talentoso como este hombre. Se acercó sigilosamente, sin querer interrumpirlo, pero su presencia no pasó desapercibida por mucho tiempo. El pintor levantó la mirada, sus ojos se encontraron con los de Ana, y un momento de sorpresa fluyó entre ellos. Ella se ruborizó, sintiéndose atrapada en su mirada penetrante. Él, sin embargo, le ofreció una sonrisa amigable, como si estuviera acostumbrado a que los curiosos se acercaran a admirar su arte. "Lo siento, no quería interrumpirte", balbuceó Ana, sintiéndose repentinamente cohibida por su propia audacia al acercarse. El pintor se rió con suavidad, un sonido cálido que hizo que Ana se sintiera más relajada. "No te preocupes, no es una interrupción. Siempre es agradable tener espectadores". Ana se sentó en el banco cercano, sus ojos aún fijos en la obra de arte en progreso. Era una pintura impresionista de un paisaje urbano, pero el pintor había capturado algo más, algo que Ana no podía poner en palabras. "Tu obra es increíble", dijo Ana, genuinamente impresionada. "Tienes un talento extraordinario". El pintor asintió con humildad. "Gracias. Soy Daniel, por cierto". "Ana", se presentó ella, ofreciendo su mano en un gesto amigable. A medida que continuaban conversando, Ana descubrió que Daniel era un artista apasionado, un espíritu libre que había decidido seguir su corazón y su pasión por la pintura en lugar de conformarse con una carrera convencional. Había renunciado a las expectativas de su familia para vivir su sueño, una elección que Ana encontraba admirable y, al mismo tiempo, intrigante. El sol se puso lentamente en el horizonte, y Ana y Daniel siguieron conversando en el parque. Hablaron de sus sueños, sus aspiraciones y las luchas que habían enfrentado en sus vidas. A medida que la noche caía sobre la ciudad, Ana sintió que algo en su interior había cambiado, como si hubiera despertado algo que había estado dormido durante mucho tiempo. El encuentro casual con Daniel la dejó con una sensación de posibilidad, como si las expectativas y el deber que había sentido durante tanto tiempo se estuvieran desvaneciendo ante la promesa de algo nuevo y emocionante. A medida que se despedían esa noche, Ana sabía que su vida nunca volvería a ser la misma. Este primer capítulo de "Entre el Deber y el Deseo" marca el inicio de la conexión entre Ana y Daniel, una conexión que desencadenará una historia de amor ardiente y desafiante que los llevará a cuestionar todo lo que han conocido y a enfrentar el dilema entre el deber y el deseo que dará forma a sus vidas.
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