Capítulo 2. Obligaciones Familiares

734 Words
**Capítulo 2: Obligaciones Familiares** Después de su inesperado encuentro con Daniel en el parque, Ana regresó a su vida cotidiana, pero el recuerdo de ese día la perseguía como un sueño imposible de olvidar. Cada pincelada de la pintura de Daniel, cada palabra que compartieron, resonaban en su mente como un eco persistente. La pasión y la libertad que Daniel representaba se habían arraigado en su corazón, y Ana no podía ignorar la creciente sensación de que su vida necesitaba un cambio. Sin embargo, las obligaciones familiares seguían siendo un peso constante sobre sus hombros. Su carrera en la firma de arquitectura demandaba su tiempo y energía, y sus padres continuaban presionándola para que alcanzara nuevas alturas de éxito. Las cenas familiares eran una ocasión en la que las expectativas y el deber eran imposibles de ignorar. Una noche, Ana se encontraba en la casa familiar, preparándose para una cena con sus padres. El sonido de su teléfono móvil la distrajo mientras se miraba en el espejo. Era un mensaje de texto de su madre, Marta, que decía: "Esperamos que no llegues tarde esta vez. Tu padre tiene noticias emocionantes para compartir". Ana suspiró mientras leía el mensaje. Sabía que "noticias emocionantes" generalmente se traducía en nuevas expectativas y responsabilidades para ella. Se ajustó la chaqueta con gesto resignado y se dirigió a la cena, donde sus padres la recibieron con sonrisas forzadas y entusiasmo exagerado. Durante la cena, su padre, Alberto, no perdió tiempo en compartir las supuestas "noticias emocionantes". Había asegurado un nuevo proyecto para la firma de arquitectura, un proyecto de gran envergadura que requería el compromiso total de Ana. Mientras Alberto hablaba con entusiasmo sobre el proyecto y las oportunidades que traería, Ana luchaba por ocultar su propia ansiedad. "Esto es una gran oportunidad, Ana", dijo su padre con una mirada penetrante. "Es una forma de dejar tu huella en la firma y demostrar lo lejos que puedes llegar". Ana asintió, sintiendo la presión aumentar a su alrededor. La mirada de su madre, Marta, estaba llena de expectativas, y Ana sabía que no podía defraudar a sus padres una vez más. Sin embargo, mientras escuchaba a su familia hablar sobre deber y éxito, su mente divagaba hacia su encuentro con Daniel en el parque. Cuando la cena terminó, Ana se retiró a su habitación, dejando a sus padres discutir los detalles del nuevo proyecto. Se sentó en su escritorio, rodeada de planos y diseños, pero su mente estaba en otro lugar. Cada vez le resultaba más difícil ignorar la pasión que había despertado en ella el encuentro con Daniel. Se preguntaba si alguna vez tendría el valor de seguir su propio camino, de perseguir su verdadera pasión. Pero las expectativas de su familia y las responsabilidades de su carrera parecían obstáculos insuperables. El deber la ataba a una vida que no estaba segura de querer. Días y semanas pasaron, y Ana continuó luchando con su dilema interno. Se encontró pasando más tiempo en el parque donde había conocido a Daniel, buscando un atisbo de libertad en medio de sus obligaciones. Cada encuentro furtivo con él la dejaba anhelando más, deseando liberarse de las cadenas del deber que la aprisionaban. Una tarde, mientras caminaba por el parque, Ana notó un grupo de niños que jugaban en un área de juegos cercana. Sus risas y alegría llenaban el aire, y Ana los observaba con nostalgia. Recordaba haber tenido sueños y pasiones cuando era niña, pero con el tiempo, parecían haberse desvanecido en la búsqueda de complacer a sus padres. De repente, una voz familiar la sacó de sus pensamientos. "Ana, ¿te gustaría unirte a nosotros?" Era Daniel, quien había estado observando a los niños junto a ella. Ana sonrió al verlo y aceptó su invitación. Se unió al juego, sintiéndose libre y joven de nuevo mientras corría y reía con los niños y Daniel. Esa tarde, mientras compartían risas y conversaciones, Ana se dio cuenta de que estaba comenzando a encontrar respuestas a sus preguntas internas. Daniel representaba la posibilidad de seguir su pasión, de liberarse de las expectativas y el deber que la habían restringido durante tanto tiempo. Sin embargo, también sabía que tomar esa decisión sería un desafío monumental. Su amor por Daniel la empujaba hacia un camino de libertad y autenticidad, pero las obligaciones familiares y las expectativas de su carrera seguían tirando de ella en direcciones opuestas.
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