EL lunes por la mañana Adrien se levantó para darse un baño, lo hizo como en cualquier otra ocasión; el vapor de la ducha se encargaba de adormecer su piel donde se encontraban los moretones causados por Mauro.
Adrien caminó hasta el lavamanos para arreglar su barba, observó la marca en su ceja y también el enorme enrojecimiento en la comisura de su labio, pero lo que causó pesadez en él, no fueron aquellas huellas marcadas en su rostro, fue el cepillo de dientes que le pertenecía a Serena.
Adrien se vio tentado a quitarlo de su vista, quería desaparecer todas sus pertenencias, sin embargo, no lo hizo, en lugar de eso enjuagó su rostro y lo secó con una toalla para después caminar al vestidor donde también estaba la ropa de ella y vestirse para comenzar su día de trabajo.
Cuando Adrien
