Dos de las vendedoras en el lugar intercambiaron miradas curiosas sin comprender lo que Serena decía, esta con las mejillas enrojecidas volvió a cubrir su boca luego de lo que había dicho. Adrien la observó con seriedad y enarcando su ceja derecha le respondió: —las únicas prendas intimas que se encuentran en min pent-house, son las tuyas. Esta vez las mejillas de la vendedora se tornaron de un rojo intenso, Adrien no había dicho eso en voz baja, tampoco se había preocupado de que alguien además de Serena lo escuchara. Serena sonrío tranquilizándose por sus palabras, aunque después se molestó ante las miradas de todas las mujeres dentro de aquella tienda, pues los ojos de todas estaban sobre Adrien. —Buenas tardes— Saludó educadamente una de las vendedoras. —¿Buscan algo en especial? —p