—Entonces está hecho— Musitó Serena sosteniendo en su mano la servilleta marcada con tinta negra con las cinco clausulas de su acuerdo y la firma de ambos. —Está hecho—Siseó Adrien aproximándose a Serena para reclamar aquello que ambos habían pactado, retiró la servilleta de sus dedos y elevó su mano para tocar la piel de su rostro, era suave y tersa, Adrien acarició sus labios con su pulgar y Serena cerró los ojos al sentir la calidez de su mano quemarla. Su respiración se volvía agitada, el calor invadía su cuerpo y su zona intima se humedecía conforme el roce de Adrien recorría su mandíbula y bajaba lentamente hasta su cuello. La mirada de Adrien era fija, profunda y penetrante, sus orbes azules parecían clavarse en lo profundo de su alma para después desprenderla de momentos de su cu