Dos días después. — ¿Por qué Liam? ¿Por qué? —susurró entrecortado. No era capaz de verla, así que continúe observando el paisaje nocturno que teníamos al frente. —Es difícil —confesé—. Esa es la verdad. —Pero no imposible, tú puedes hacerlo. Cerré mis ojos e inhalé profundo. — ¿Cómo le dices a tu alma que permita que otra persona sea su complemento cuando ya la tenía?, ¿Cómo le dices a tu corazón que abra un espacio en él y que empiece a latir por otra mujer?, ¿Cómo lo haces cuando prometiste que ella sería la única? Mi vista se tornó borrosa y mi corazón empezó a latir rápidamente. Como siempre sucedía cuando la recordaba. —Sé que es difícil. —No, no lo sabes —volteé a mirarla negando—. Nadie en realidad. — ¿Entonces te quedaras solo? ¿Desaprovecharas una oportunida