Sin más elección, Celeste decidió que no podía ocultarle su nombre a la señora.
"Celeste, me llamo Celeste señora."
La señora sonrió extendiéndole la mano a la joven.
"Yo me llamo Cristina."
"Ven Celeste, debemos abordar ya."
La señora Cristina intenta tomar todas las bolsas que tiene en sus pies después de que dobló pulcramente la frazada con la que se abrigaba las piernas.
Celeste ya se había levantado llevando en su espalda solo su mochila.
"Oh, déjeme ayudarle señora Cristina!"
Celeste se da cuenta de que son demasiadas bolsas y pesadas además, para que la señora Cristina pueda tomarlas todas.
"Como es posible que haya podido cargar todo esto usted sola señora Cristina?"
Celeste carga dos bolsas mientras que la señora Cristina carga, a duras penas, dos bolsas en su mano.
"E
