Tatiana, está firmemente decida en devolverle, todo lo que le pertenece a la constructora DiNozzo. El desfalco, que cometió Erick por lo visto, no quedará del todo impune. Tuvo suerte el muy ladino de no parar en la cárcel, gracias a buena voluntad de su difunto padre de crianza. Tocan el timbre, Tatiana se levanta a abrir ve por el ojo mágico que es Marlon, al cual invitó para que conociera su casa y su corazón, palpita a toda velocidad. —Hola—saluda Tatiana con candidez. —Tatiana cariño, estás muy guapa. —Tú siempre tan galante, te invito algo de beber mientras está la comida. —¿Cocinaste? —exclama Marlon con asombro. —Sí, preparo una lasaña, estoy de antojo—menciona Tati. —No sabía, que aparte de inteligente, eres buena cocinera, huele delicioso. —Aprendí mucho con mi madre—señ