POV’S Leaht: Me siento mal. —¿Y bien? ¿No piensas responderme…? Es la enésima vez que pregunta lo mismo. Respiro profundo para mantenerme tranquila frente al hombre que tanto daño me ha hecho. Mi marido. Ahora mismo nos encontramos sentados en las sillas de una mesa que se encuentra un poco distanciada del resto, pero eso no significa que haya más privacidad por eso. Llegué hace algunos minutos y, cuando llegué, él ya estaba aquí luciendo impaciente por mi llegada y, cuando me vió, se levantó de inmediato de su asiento dirigiéndome una intensa mirada que hizo que un escalofrío me recorriera de pies a cabeza. Desde que me senté aquí, él no ha hecho más que bombardearme con preguntas e ironías. La verdad es algo predecible, es obvio que él no me iba a recibir tranquilo y feliz despué