3. ¿Es una maldita broma?

1327 Words
3. ¿Es una maldita broma? Sara —¡No quiero ir! –mi hermana me observa fijamente con ojos asesinos. Sé que esto que hace es común, pero no me gusta. Me hace sentir como una mercancía en oferta. —Debes ir. Eres una de mis modelos principales. Sé que es la primera vez que te toca hacerlo, pero es necesario. Es por una buena causa. Trata de convencerme y casi lo logra. Sé que ella siempre ha estado muy comprometida con este tipo actos, pero nunca me había correspondido hacerlo por mi edad. —De acuerdo. Pero si me toca estar con un hombre gordo y feo, te golpearé con mi desprecio por un mes. Mi hermana salta a la cama y me abraza. Ella es como mi segunda madre. He pasado mucho tiempo con ella y su esposo, y me tratan como una hija más. —Gracias preciosa. ¿Te he dicho cuanto te quiero? –nos abrazamos y nos quedamos un momento así. Me siento segura y amada. —Yo te quiero más. Eres mi hermanita- mamá. –Mientras estamos así, volteo a la puerta y veo cuatro cabezas asomarse. Sus risitas traviesas nos dicen que están a punto de hacer algo no muy lindo. —¡Nosotras también las queremos! –Gritan y todos saltan y caen sobre nosotras. Las risas no paran sobre mi cama. Las dos hijas de mi hermano Tony y los dos hijos de Lily, se han convertido en mis hermanos también. Las cosquillas están a la orden del momento. Pero mi hermana logra escapar y se pone de pie, aunque trae todo el cabello enmarañado. —Bueno, bueno, todos fuera que la princesa Luz va a vestirse para el baile. Quien sabe. Tal vez su príncipe azul llegue en un caballo blanco por ella. —mis sobrinas ríen pues saben que soy anti cuentos. Y eso que mi padre siempre nos platica como me gustaban. Volteo los ojos en señal de fastidio. A pesar de ser una anciana de treinta y siete años, aún sueña con esas cosas. Yo soy más práctica. Por eso es que esa noche, decidí hacer lo que hice con ese hombre. Aún recuerdo las deliciosas sensaciones que me hizo sentir. No me arrepiento. Quiero vivir mi vida al máximo y para mí, la virginidad es un tabú. Me quedo sola y me levanto para darme una ducha. Doy un gran suspiro, pues sé que es una noche importante para mi hermana. Es la primera vez le toca organizar la subasta de beneficencia de la fundación que dirige con algunas de sus amistades. Todo sea por la caridad. Aquí vamos. Más tarde —Estoy lista. –bajo la escalera con el vestido que mi hermana seleccionó para mí. Es el que me tocó modelar en el último desfile. Obviamente, mi cabellera roja está oculta en esta peluca de cabello oscuro y mis ojos ahora son azules. Me veo mayor y sofisticada. Jeje. Mi padre, cada vez que me mira así, casi se infarta. Para él sigo siendo una bebé de pañales y no quiere que me vea más madura. Si supiera lo que su pequeña es capaz de hacer y lo que ha hecho. Todos me observan con aprobación. Mi madre y mi padre lucen muy guapos en sus trajes de gala. Siguen siendo hermosos a su edad. Mi hermana se ve perfecta y maravillosa y mi cuñado, como siempre, todo un galán. ***** Daxter —¿De qué te ríes idiota? –Mi amigo Angelo vino de visita casualmente hoy que tengo que asistir a ese estúpido acto de beneficencia. No se conforman con el gran donativo que me solicitaron. No. Me necesitan ahí para tratar de cazarme como una presa para alguna de sus hijas. —Jajajaja. No puedo evitar reír de tu cara de angustia. Parece que vas a un velorio, jajajaj. –le lanzo una mirada asesina. —Arréglate y ven conmigo. No quiero ir solo. Esas señoras son muy atemorizantes. —Si son la mitad de lo intensa que es mi madre, veo que tendré detrás de mí a más de una debutante en busca de marido. —Paso. Mejor te espero aquí. Además, voy a hacer videollamada con Renata. —Su chica tuvo que viajar a otro país a hacer una especialidad, por lo que vive pendiente de sus llamadas. Con lo que me dice, me doy cuenta de que no lo haré acompañarme por nada del mundo. —De acuerdo. Te veo más noche. —salgo de ahí y voy directo a la entrada, donde la limusina con el chofer, esperan por mí. **** —Daxter Jacobs. –entrego mi invitación al personal de la entrada, aunque sé que no es necesario. En esta ciudad, todos me conocen. —Pase por favor señor Jacobs. La entrada a la zona VIP está por aquí. –una agradable señorita me guía a mi sitio. Me ofrece algo de beber y pido cognac. No mucho después, comienza la subasta. Hay cosas verdaderamente bellas. Solo escojo dos o tres. Casi al final, las dos diseñadoras que encabezan el evento, ofrecen un vestido exclusivo cada una. Elijo participar, pues mi madre adora esos diseños. —¡Vendido al caballero con el número 509! –sonrío para mí. Eso fue muy fácil. Cuando creo que todo ha terminado, nos informan que las dos modelos principales serán las responsables de entregar a cada ganador su premio y tomarán un cóctel con nosotros. ¡Vaya! Conseguí un vestido y una posible candidata en potencia a acosarme. Me indican que vaya al lugar donde se entregan los artículos y cuando lo hago, veo de espaldas, la figura exquisita de una bella mujer. —¡Señor Jacobs! Gracias por su contribución. Permítame presentarle a nuestra modelo Rubi. –Poco a poco la chica se da la vuelta. Me acerco lentamente a la belleza que tengo frente a mí, y no sé porque tengo la sensación de que nos conocemos. Extiende su mano para saludarme. —Mucho gusto señor Jacobs y gracias por su contribución. —hay algo en ella que me parece familiar, pero no logro identificar que es. —Igualmente señorita Rubi. El placer es mío. Disculpe…¿nos conocemos? –le pregunto y me mira fijamente, negando a mi pregunta. —No lo creo. O tal vez nos hemos visto en algún otro evento. ¿Quién puede saberlo? jajaja—suelta una risa moderada y cantarina. Pero de pronto me parece fingida. —¿Me acompaña a beber algo en el salón? –veo que duda, pero después de un momento, asiente. —Claro, ¿por qué no? –le ofrezco mi brazo y lo toma. Es entonces, cuando me doy cuenta de algo. Su perfume. Es igual al de ella. Sara. —¿De casualidad no tiene una hermana pelirroja que se llama Sara? –le pregunto en broma, pero veo que la copa que trae en su mano, cae al suelo. —Perdón, se me resbaló. Permítame ir al baño un momento. –después de decir eso, sale corriendo al baño. ¡Qué rara chica! Sara ¡Maldición! ¡Maldición maldición maldición! Está a punto de descubrirme. Tengo que irme de aquí. Cualquier error que cometa, puede ser muy peligroso. Le mando un mensaje a mi hermana para decirle que me sentí un poco mal y que voy a retirarme. No me despido de ese hombre. Es mejor que no vuelva a verme. Salgo al estacionamiento buscando la salida para tomar un taxi, cuando veo una enorme limusina blanca. —¿A quién pertenecerá este auto? me pregunto en voz alta, , pero alguien detrás de mí, me responde. —Es propiedad de mi jefe, el señor Daxter Jacobs. –me dice y suspiro. «Quien sabe, tal vez tu príncipe azul venga en un caballo blanco a buscarte» Las palabras de mi hermana resuenan en mi cabeza. ¿Es una maldita broma?
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