2. Dulce sueño

1304 Words
2. Dulce sueño Sara Ya es de día. Supongo que voy a ser cuestionada sobre porque no salí antes de la casa de ese hombre. Pero ya inventaré algo. Tomo el transporte público y llego a nuestra sede improvisada en esta ciudad. Debo apurarme, pues si en la casa que rentó mi hermana, se dan cuenta de que no estoy, va a arder Troya. Toco la puerta con la clave que solo los miembros del grupo conocemos. Toooc, toc, toc, tooooc. La puerta se abre de inmediato y entro sin pensarlo. —¿Lo conseguiste? –me pregunta Damon. Mejor conocido como Demonio entre nosotros. —¿Dudas de mis capacidades? –le pregunto con burla, pero no le hace gracia mi comentario. Nos mirarmos fijamente. Es un chico guapo, de veintiocho años y con una pequeña cicatriz en la frente al puro estilo Harry Potter. Cuando estamos solos suelo llamarlo así, pero delante de los demás está prohibido. —Tardaste mucho. ¿Te hizo algo? –me pregunta con ansiedad en su voz. Sé que tiene temor de que alguien me mire siquiera de más, pero la verdad es que no tiene ningún derecho sobre mí. —No, no me hizo nada. Solo que tardó en quedarse dormido. –le doy explicaciones vagas. Pero al parecer, duda de lo que le estoy diciendo. —Si pasó algo puedes decirme y acabaré con él. –el solo pensar que pueda hacerle daño a ese CEO, me provoca desazón. —Te estoy diciendo que no pasó nada. –No me hace más preguntas y le entrego la información que obtuve. —¿Fue muy difícil? –me pregunta pero sonrío de medio lado. —Naaa, hasta ahorita no sé que es difícil. Una contraseña común y corriente. –ahora quien sonríe de medio lado es él. —No sé porque no te creo, pero es que tú todo miras fácil. Eres una genio. –me tiro en sillón puff que está en una esquina del lugar. —Bueno, pues así me pareció. –comienzo a bostezar. Me voy a casa. Revisa la memoria y me dices si hay algo que nos sirva. Demonio solo asiente y me acompaña a la puerta. —Tengo mi moto aquí, puedo llevarte. –me dice, pero niego. —Prefiero ir dormida en el autobús. Además, debo buscar la manera de entrar a la casa sin que mi hermana se dé cuenta. Tengo que llamar a las gemelas de mi hermano que vinieron también para que me ayuden. El hombre solo asiente. Me asomo antes de salir y veo a ambos lados de la calle. Al ver que es seguro, salgo rápidamente. Camino una cuadra y veo que viene le transporte. Cuando subo, me acomodo en la parte de en medio, la que considero más segura y cierro los ojos. Aun tengo en mi mente la manera en que se hombre se quedó con mi virginidad. Esa que tanto había cuidado para dársela a la persona especial. ¿Por qué mi cuerpo y mi corazón decidieron que fuera a él? Aún no lo entiendo. Flashback —¿Te gusta mi casa? —me pregunta cuando entramos. Veo que todo es sofisticado y moderno. Es familiar para mí, pues mi hermano ha diseñado su casa de manera muy parecida. Con las aplicaciones que diseñó hace años, su fortuna se fue a las nubes. Se puede decir con certeza que se convirtió en uno de los hombres más ricos de América. Cuando toda la familia tomó la decisión de mudarse a Estados Unidos, se convirtió en un ícono de la tecnología de ese país. Solo mi hermana y su esposo se quedaron a vivir en México, pero al jubilarse mi cuñado, creo que pronto estarán viviendo acá también. Sus hijos no quieren estar lejos de sus primos y mis padres quieren a todos sus nietos juntos. —¿Entonces? –me pregunta y me doy cuenta de que estuve divagando como de costumbre. Es una mala manía mía que debo de erradicar. —Es linda, aunque no sabría como utilizar cada cosa. –jeje. Sí, como no. Creo que yo inventé ese modelo de cafetera si no me equivoco. Y la vendí muy bien. Ahora en mi cuenta personal hay mucho dinero extra. —¿Tú si sabes usar todo? –veo que se queda callado, jiji. De seguro que solo puede presumir pero no usarlas, jajaja. —Algunas cosas las acaban de instalar. Pero ¿Qué dificultad pueden tener? –me dice y suelto una sonrisita en mi cabeza. «Si tú lo dices, jijij» pienso mientras pongo cara de inocente. —Voy a cambiarme. Quizás tome un ducha. ¿Me esperas aquí? –me dice y creo que es una invitación. Buen intento niño bonito, jajaja. —Si, prefiero esperar aquí. –le digo y esboza una sonrisa. Decido dar un tour por la casa y buscar la computadora que debe estar por aquí. La persona que nos dio los datos, fue muy claro en decir que era imprescindible sacar esa información. Primero voy a la cocina y me sirvo agua. Con el vaso en la mano, camino por el lugar. Abro cada puerta, hasta que llego a una que parece ser una oficina. Tiene todos los accesorios adecuados y sobre todo, encima del gran escritorio, está esa belleza de aparato. Mis dedos me pican por saber que tiene de información. —¿Encontraste mi oficina? –me pregunta alguien detrás de mí. Doy un respingo y el agua que traía en el vaso, sale disparada al suelo. —¡Me asustaste! –le digo y sonríe. Trae puesto solo un pants y su torso desnudo. Me dan ganas de pasar mi mano por esa tableta de chocolate, pero no. Nunca lo hecho. Debo controlarme. —¿Algo que quieras tocar? –me dice el cínico al ver como lo miro. —Nada interesante. –me doy la vuelta tratando de escabullirme, pero me lo impide. Me deja arrinconada y se acerca a mi oído. —Me gustas Sara. Eres hermosa. —estoy muy nerviosa, pero trato de calmarme. —Ni siquiera me has invitado a beber algo que no sea el agua que tomé y me quieres seducir. Pésimo servicio. –mis palabras le causan gracia y suelta una carcajada. —Jajajaja. Hablas como un chiquilla. ¿Cuántos años tienes? –me quedo quieta, tratando de saber que hacer. —Tengo vientitrés, le digo con confianza. Y con mentiras. —Bien señorita. Vayamos a la sala a tomar algo delicioso. Sonrío sabiendo que pronto, alguien estará atrapado en un dulce sueño. Fin del flashback Abro los ojos al darme cuenta de que estamos llegando a donde me tengo que bajar. Me pongo de pie y camino hacia le fondo dela autobús. En cuanto me bajo, le marco a una de las gemelas. —¿Está despejado? —ella suelta una risita. —Despejado y la ventana abierta. Date prisa. Escuché a mi tía que viene a despertarnos. —Me brinco la pequeña malla y me oculto para ir a la ventana de las chicas. Trepo al árbol que está fuera y llego a rama alta. Desde ahí tomo impulso y me dejo caer en la habitación. Corro a la cama y me cubro. —Arriba, arriba flojas. Es hora de desayunar. Mi hermana es un alma vieja en cuerpo bonito. Yo a veces pienso que tiene la misma edad que su esposo. —Ya vamos tía. -Mis sobrinas le contestan. Cuando Lily se va, me giro para verlas. —Gracias chicas, les debo una. —ellas sonríen cínicamente. Esto me lo van a cobrar bien cobrado, jajaja Pero son gajes de oficio.. Pero en la puerta está mi cuñado, quien me observa con curiosidad evidente . ¿Qué piensas Franquito?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD