—Vas a contarme que me escondes, impetuosa y valiente Merida. Le hago un gesto con el dedo mientas Alondra que se burla de mí al salir del agua. Nos echamos sobre la arena para que me dé un poco el sol. —¿Qué hay que contar? —No soy estúpida y Jared no puede apartar la mirada de ti—. Suspiro, resignada. —Eres un incordio. ¿Lo sabes? — digo con una sonrisa. —Lo sé —chasquea los labios —Pero, sabes que no puedes escapar de mí —me guiña. —Así que, habla de una vez. La miro unos segundos antes de rendirme. —Jaredmebesoanoche—. Digo rápido y en un tono apenas audible. —¿Disculpa? —Mi amiga se inclina un poco. Maldigo. —Jared me beso —confieso y el solo recordar ese beso, siento como se me eriza la piel. Y me cabreo por sentirme de esa forma. La boca de Alondra está abierta. Mira hac