Emma empezó a temblar, le daba pavor enfrentar a Liam, sabía que podría hacerle daño si se lo proponía, verlo ahí, tan cerca, removió en su interior muchos sentimientos, no era tan solo miedo, Solé dio la vuelta enseguida para regresar por el mismo pasillo.
—Tranquila mi niñ*, estoy segura que debe haber una explicación para esto, estoy segura que el señor Elliot no sería capaz de traicionarte.
La chica no contestó, estaba cubriendo su boca con sus manos, pensaba que quizás jamás volvería a ver a su hijo, al entrar en la habitación, ya estaba ahí Elliot, la vio ahí sentada en esa silla, tan desvalida, aterrada.
—¿Qué es lo que sucede? ¿Ha pasado algo? —No entendía que era lo que estaba pasando.
—¿Por qué lo hiciste?
—¿Qué es lo que he hecho? No entiendo.
—¿Por qué has llamado a Liam?
