Emma se colocó el uniforme, pertenecía a una familia acomodada, por lo que jamás se había visto en la necesidad de aprender a hacer nada, todo lo hacían las empleadas, la chica al verla, en lugar de burlarse, puso un gesto de disgusto.
—Bueno, ahora que ya está vestida correctamente para desarrollar su trabajo, tendrá que fregar los pisos. —La mirada que la chica le lanzó era de total desprecio.
Emma no replicó, tomó un valde y un trapeador que estaban detrás de la chica.
—Ja, ja, ja, qué graciosa eres, estos pisos son muy finos, así que se limpian a mano, tan solo utilizando un cepillo muy suave y este líquido, después se secan con está manta de algodón, así evitamos que se rayen o empañen.
La otra mujer tan solo observaba la escena, sin atreverse a interrumpir, Emma tomó el cubo con
