El pequeño Lio no quiso alejarse de Elliot durante toda la tarde, incluso para comer estuvo a su lado, por la noche se durmió entre sus brazos.
—Es hermoso, un chico muy inteligente y vivaz, merece lo mejor de este mundo, una familia unida que lo ame, y apoye a trazar todas las metas que se fije en la vida.
—Gracias, Elliot, gracias por amarlo como si fuera tu propio hijo.
—Lo amo tanto como te amo a ti, no concibo la vida ya sin ustedes, me son tan necesarios como el aire que respiro.
Con la mano que tenía libre, tomó su barbilla, deseaba tanto besarla, hacerla suya, pero deseaba esperar a que estuvieran casados, no quería que Emma fuera señalada como su amante, ella sería para él, pero lo haría correctamente, con un papel firmado y la bendición de Dios sobre ellos.
Sonrió ante ese p
