—Silas, haz algo.— Grité entrando en pánico.
—¡Claro!— El rubio comenzó a hacer diversas llamadas mientras yo veía a mi alrededor intentando ver si no había quedado nadie más. Inconscientemente me sostuve del brazo de Silas como método de protección.
—Eh... Si... Fue en casa de Adria.— Lo miré notando que se veía nervioso. Fruncí él entrecejo. ¿Acaso le tenía miedo a estas personas? —Bien.— Cortó y regresó su mirada a mí. Miró mi mano sobre su brazo y yo la alejé sorprendida por mi acto.
—Lo siento.
—No hay problema.— Tragó duro y luego colocó su mano en mi espalda. —Será mejor que entremos.— Asentí tomando el dobladillo de su camisa. Me dejó entrar primero a la casa y él entró detrás de mí.
—Tranquila, todo estará bien. Jude viene en camino.
—¿No pediste refuerzos?
—Otras personas
