Al salir de la universidad no podía creer lo que me había pasado. Era tan injusto que me daban ganas de volver en el tiempo solo para cambiar mi destino. Miré a Jude con picardía mientras el se detenía. Por un momento pensé que me leyó la mente ya que se alejó. —Ni se te ocurra tocarme. No dejaré que regreses a elegir otro papel. — Me miró con los ojos entrecerrados. Yo suspiré. Desgraciado. Caminé hacia la cafetería para conseguir algo de beber. —¿A dónde vas? — me preguntó el pelinegro con sorna. Sabía que disfrutaba mi sufrimiento. Ahg, como lo odiaba. —A la cafetería. — Respondí a secas y caminé recto hacia aquel edificio. —¡Adri! ¡Jude! — la voz de Silas hizo que me detuviera. Cuando vi al rubio correr hacia nosotros pensé de nuevo en volver al pasado, pero me sorprendí al senti