Cuando estuvimos fuera del local le dije a Jude que se detuviera porque no podía seguirle el ritmo.
—Oye Jude. Ya enserio, por qué no quisiste quedar.
—Debemos volver a casa. Dijiste que estabas cansada.
—Pues podía descansar allá. — Lo miré un tanto confundida por su actitud.
—Hay que ver a tu padre.— Comenzó a caminar y yo corrí para seguirle el paso.
—Yo pienso que estas celoso.— Le contesté en tono de broma. Sin embargo, aquel pequeño comentario hizo que se encendiera.
—¿Celoso? ¿Yo? ¿De quien? ¿De ti? Por favor, no digas tonterías Adria.— Me miró amenazante. Apreté mis puños un tanto molesta por su negativa.
—¡Bien! ¡Ya entendí! No estás celoso. — Jude no apartó su mirada de mi rostro. Parecía estar sonrojado, pero seguro eran imaginaciones mías. Rodé mis ojos y seguí avanzando
