Al estar encerrada en aquellas cuatro paredes noté que había una cama con dosel que me dejó estupefacta. Había un espejo, una mesa de noche y una pequeña ventana que estaba cerrada. En definitiva no podía escapar de aquí y lo peor es que Jude estaba encarcelado con fiebre. Las cosas no podían ser mejor. Me senté en el suelo sosteniendo mis rodillas mientras escondía mi cabeza entre mis piernas. Esto era una pesadilla. Estaba asustada. No sé cuánto tiempo pasó, pero de pronto Ricardo entró en la habitación como si estuviera enfadado. Me quedé sorprendida al verlo. El pelirrojo se acercó a mí para levantarme y tomar el cuello de mi camiseta. —Dime qué mi padre morirá pronto. ¡Dímelo!— gritó. Su mirada estaba llena de furia y dolor. Yo comencé a temblar claramente asustada porque me hicier