Capítulo 3: No hay gen T

1435 Words
Una chica alta, de cabello n***o, piel morena y ojos verdes me observaba sosteniendo una pequeña caja blanca. —Adria, te presento a la doctora Andrea de Luca, ella se encargara de realizar el examen.— Asentí comenzando a temblar del miedo. Odiaba las agujas. —Así que ella es el código 013. —¿Qué es un código 013? —Nos referimos a un posible portador del gen T— abrí mi boca expresando mi sorpresa. Ósea que Jude me consideraba portadora desde el principio —Como sabrás deberé sacar una pequeña muestra de sangre. Espero no te asustes, soy conocida como la reina de las agujas, no sentirás el pinchón.— sonrió. —No le temo al pinchón, si no a la aguja en sí— me quejé mientras me quitaba el suéter que cargaba. Jude tomó mi suéter mientras se ponía de pie para cederle el lugar a Andrea. Ella tomó asiento y luego comenzó a colocarse los guantes lentamente mientras yo movía mi pierna desesperada. Dios esto era un castigo. —Adria— moví mi cabeza para observar al ojiazul. —¿Qué es lo que más te gusta? —¿Por qué preguntas eso tan de repente?- interrogué a punto de girar mi cabeza, sin embargo, Jude la tomó para que lo mirara directamente. —Concéntrate, dime qué te gusta.- mi boca habló automáticamente. —Oliver Bread. La risotada de Andrea nos asustó a ambos. —Listo Jude— el chico me soltó y los miré confundida. —¿Pero qué ha pasado? —Te distraje. Lo prometí ¿no?— asentí observando como Andrea mantenía presionado con un algodón mi brazo. —¿Ya?— asintió divertida ante mi pregunta. Ella tomó mi mano para que hiciera presión en la herida mientras procedía a tomar la muestra de sangre. —Te dije que era un as en esto- asentí totalmente de acuerdo.— Vaya que ese Oliver Bread es una total distracción— me sonrojé de tal manera que sentí mis mejillas arder. —Regresaré en media hora. Supongo que Adria aún tiene muchas preguntas que hacerte- se levantó para luego despedirse y salir de ahí. Una vez solos Jude volvió a sentarse junto a mí. —Según entendí las personas que no tienen el gen no pueden recordar los días repetidos ¿cierto?— asintió. —¿Has escuchado el famoso deja vú?— asentí. -Pues algunas personas sin el gen T suelen recordar, en fragmentos, lo sucedido produciendo esos “deja vu”, el sentimiento de que ya vivieron ese día o estuvieron ahí. —Increíble— solté. Algunos segundos después recordé mi examen que no pude realizar. —¿Puedo saber si luego de todo esto regresaré al 13 de octubre? —¿Por qué? —Dejé un examen pendiente, el cual estoy segura sacaré diez— sonreí. Él me miró burlón. —Eres una tramposa.— Se burló. —¡No lo soy! Solamente que no estudié lo suficiente y debo aprovechar la oportunidad de vivir los días dos veces.— Me defendí recostando mi cabeza en la mesa. —Sigue siendo trampa— se levantó para acercarse a uno de los muros, colocando en un pequeño cuadro en blanco su mano. Dejando a la vista otra habitación, parecía un comedor. Dios está tecnología era tan futurista. —¿Tienes hambre?— preguntó. Asentí. Con un gesto me indicó que lo siguiera así que lo hice. (…) Algunos minutos más tarde una chica de cabello castaño, apareció frente a nosotros. Era la misma joven que habló conmigo en la pantalla. Jude se levantó rápidamente y tomó su posición militar. —Descanse teniente— Jude regresó a su postura normal. —Hola Adria. Mi nombre es Inés Devishi. Soy la sub-capitana de la unidad 215. Supongo que el teniente Jude ya te dio una breve introducción sobre nosotros— asentí. —Escucha, en mi mano— mostró un sobre de manila- tengo los resultados de tu examen. ¿Te gustaría verlos?- asentí. Tomamos asiento. Ella comenzó a sacar las hojas del sobre y a leer el documento, luego me lo dio para leerlo, Jude se acercó para leerlo conmigo. No hay evidencia del gen T. Aquella frase en negrita me dejó impactada. Volteé a ver a Jude quien se veía más confundido que yo. —¿Qué significa esto?— pregunté. Inés suspiró, acomodó sus codos en la mesa y me miró. —Escucha Adria, según los resultados no eres portadora del gen T. Sin embargo, puedes viajar en el tiempo. —También recuerda los días de las anomalías— comentó Jude. Ella lo miró con una ceja levantada mientras se cruzaba de brazos. —Esto es muy extraño. Algo como esto no había sucedido anteriormente— fruncí mi entrecejo. No tenía sentido esto. —Deberemos realizar más exámenes evidentemente.— Jude asintió. —Bien ¿estudias?— me preguntó. —Sí. —¿Qué estudias? —Historia en la universidad del norte. —Okay— se levantó. —Lo he decidido, necesitas una escolta. Debemos mantenerte vigilada por si algo sucede mientras no estemos cerca. —¿A mí? Pero he vivido así 19 años y no me ha pasado nada. —Eso no significa que no pueda pasar algo más. Al igual que tu estamos en blanco respecto a tu existencia Adria, no es por nada, pero se podría decir que eres única. Y lo único siempre es riesgoso. —¿Crees que soy un peligro?— asintió. Suspiré. Vaya, cómo era posible que yo, de una chica universitaria había pasado a ser un peligro. —Teniente Jude. —¡Sí señora! —Serás su escolta. —Si...¡Qué!- su grito casi me deja sorda. —Escuchaste bien. Comenzarás a estudiar junto a ella. Adria deberás intentar mantenerte cerca de Jude. —Sub-capitana pero…de la habitación. —Nada de peros. Enviaré el informe al capitán esta tarde. Tu eres quien la encontró y sabe mejor de esto. Confío en tus habilidades.- Tomó los documentos— Deja a la chica en donde la encontraste. Fue un placer Adria, nos veremos pronto. —Y sin más desapareció. Jude se quedó de pie viendo como Inés dejaba la habitación. Se veía molesto. —No me veas como una carga Jude, puedo ser tu amiga. —No quiero ser tu amigo. —Ni yo, solo lo decía para sonar amable- giró sus ojos. Me levanté para darle un golpe en el brazo. —Escucha soy una chica con sentido común no te meteré en problemas.— sonreí tratando de convencerlo. —Lo hiciste desde el momento en que intentaste salvarme. —Perdón por ver una vida humana como algo valioso- solté sarcástica. Él se acercó y tomó mi muñeca de la nada. —¿Qué haces? —Regresaremos a donde te encontré— y en un abrir y cerrar de ojos aparecí en un cubículo de baño. —¡Aquí no me encontraste!— exclamé y él me tapó la boca. —No seas escandalosa. ¿Crees que sería normal aparecer frente miles de personas en medio de la calle?— negué con la cabeza. —Pero tampoco es normal desaparecer en medio de la calle. —Lo hice así porque nadie recordaría eso luego de desaparecer. Solo tú. —Pero no es normal. —Quise hacerlo de esa manera ¿bien? No juzgues mi forma de viajar en el tiempo. —¿Qué están haciendo ahí? La potente voz de una mujer detrás de la puerta se escuchó. —Llamen a alguien. Dos personas están metidas en el baño. Maldición. —¿Ahora qué hacemos?— el me miró por un momento para luego sonreír victorioso. —Más bien qué harás- expresó para luego desaparecer frente a mí. Maldito. La mujer seguía azotando la puerta por lo que decidí salir. Abrí la puerta y varias personas me veían con cara de disgusto. —¿Qué sucede?- pregunté. —¿Dónde está el chico?— la mujer me empujó sacándome del baño. Comenzó a ver en todos los cubículos notando que no había nadie más que yo. —¿Qué chico?— pregunté haciéndome la confundida. —Él chico que estaba contigo aquí dentro. —Señora, yo estaba sola. Hablando con mi novio sí, pero por teléfono— señalé mi aparato. —Creo que se confundió. No debió acusarla falsamente— las chicas que ahí se encontraban cerca del cubículo, comenzaron a juzgar a la señora. Miré de reojo a todos lados y al ver que ya no era el punto de atención salí de ahí.
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