Casi no dormí en toda la noche, me dediqué a preparar la comida para León, así el no tendría que ocupar las hormillas y yo estaría más tranquila. Me mortificaba el hecho de dejarlo solo pero no podría hacer nada más. Tal vez antes de irme al hospital podría saber si mamá Mabel estaba lista para recibir visitas. Si era así León podría quedarse con ella. Pero no era un hecho, al contrario, lo sentía forzado. Mi tía necesitaba descansar. Llamé por teléfono a varias vecinas, amigas de mamá Mabel y solo una se ofreció a darle unas vueltas a León, las demás estaban muy ocupadas como para ser empáticas y tender una mano cuando se les necesitaba. Eran las 2 de la mañana y yo no podía conciliar el sueño aún. Me movía de un lado al otro de la cama, el motivo era obvio, el dinero. Tendría que ir