La comida con Ivette salió perfecta, ella me extendió un cheque para que me comprará algunos cambios de ropa, y un vestido de noche para la gala en la que habría de conocer a Cristopher. Mañana después del trabajo iría a buscar el vestido y los accesorios para el evento. Lo único que me preocupada era que no contaba con mucha información sobre él, solo tenía algunas cosas sueltas, era como sí Ivette no lo conociera tampoco, solo mencionó el nombre completo un par de veces, por suerte se me había quedado grabado. Entre a internet desde mi teléfono una vez llegué a casa, y busqué al señor Cristopher Vargas Ortiz. Tenía 31 años, era administrador de empresas, su cumpleaños era el 15 de octubre vicepresidente de LAMDA. «Así que te está pisando los talones, Ivette.» pensaba mientras buscab