Asustada por lo que podría decirme la directora, dejé a Alexander y la seguí. El despacho de la directora estaba en la cima de una larga escalera de caracol. La recámara era muy espaciosa y estaba rodeada de ventanales largos. Te daba una sensación de estar en una biblioteca pues tenía libros antiguos en los estantes y pilas de libros descansaban sobre su escritorio. Obviando algunos libros, cosas de escritorio y limpieza flotantes, lo siguiente más asombroso era la presencia de un grifo pequeño. Había escuchado que la directora tenía un grifo, pero era la primera vez que lo veía y era increíble que supiese comportarse en un espacio relativamente reducido como una habitación. El grifo se le acercó a la directora y esta le acarició la cabeza. Luego el grifo le dio la espalda, regresó a su