Capitulo I Mentiras piadosas, engaños destinados

3232 Words
Sol recordaba la última vez que estuvo en el bosque de los cerezos en Pueblo del Norte, donde había vivido en una casa sobre la colina Chaise. Aquel día, aún estaba fresco en su memoria, había recorrido el lugar en temporada de cerezas y en voz muy alta había gritado adiós. Ahora estaba muy lejos de su hogar. Tenía las manos temblorosas al sostener aquellas hojas, su rostro estaba pálido y sus ojos nublados, la vocecita de aquella mujer poco a poco la hizo volver en sí. —Las clases se reanudan el primer día de agosto, se realiza el festival de Van dan, donde se hace una presentación de talentos. —¿Hay algún sistema de becas? —preguntó Sol con rapidez —Sí, lo hay, se realiza una audición durante las dos primeras semanas de julio. Me temo que no habrá más becas, hasta el próximo año —dijo la mujer con suavidad, cuando observó la angustia en el rostro de la chica —Entiendo —dijo Sol para después dar la vuelta e irse del edificio, mientras la mujer la veía desconcertada. Cuando Sol abandonó el edificio se encontró con Lola, su mejor amiga de toda la vida, era más que eso, como su hermana, ambas se habían criado en el orfanato de Chaise. —¿Y bien? —preguntó Lola mientras mascaba goma con fuerza —He pasado la prueba, pero no podré pagar los estudios, ¡Son carísimos! —Lo mejor de lo mejor, cuesta caro. ¡Y nosotras que solo somos unas huérfanas! —exclamó Lola con algo de desprecio en sus destellantes ojos cafés. —¡No voy a rendirme! —exclamó Sol con algarabía—. Aún soy joven, trabajaré muy duro, ahorraré cada céntimo y pagaré mis estudios. —Claro que sí. En el 2020 podrás graduarte con mucha suerte. Sol tuvo que brindarle una mirada de desagrado a su amiga. Pero, sabía que Lola era realista y decidida, no le gustaban los sueños, ni las ilusiones, aunque ella misma muy en el fondo tenía algunos. —Ya verás, un día te sorprenderás de ser amiga de una gran cantante. —Entonces, cantante, ¿Dígame si quiere ir conmigo a buscar empleo en las mansiones del centro? Sol asintió y las amigas tomaron un autobús que las llevó al centro de la ciudad de México. Habían recorrido dos cuadras y visitado cuatro mansiones de millonarios, donde les habían rechazado por no tener vacantes disponibles. Lola estaba ya desesperada y quería regresar a la vecindad donde estaban alojándose, sin embargo, Sol la convenció para visitar otras residencias en una última calle. Tocaron el timbre de una enorme casa color marrón, pero nadie abrió, cuando estaban por irse, llegó un auto n***o con un chofer y una mujer abordo, pero antes de que ingresara a la cochera, la mujer descendió del auto mirando a las chicas como si las conociera, luego cuando estuvo frente a ellas les esbozó una cálida sonrisa —Pero, Sol, ¿Qué hacen aquí paradas sin entrar a casa? ¡Y, miren esas ropas! son espantosas —dijo la mujer sonriente Sol y Lola, se miraron entre sí muy confundidas —¿La conoces? —preguntó Lola casi a susurros —No… —Bueno, entremos a casa, es hora de comer —dijo la mujer y avanzó hacia el portón, pero cuando las chicas no le siguieron se detuvo a mirarlas—. ¿Pero que esperan, vamos a casa? Dudosas, Sol y Lola, no sabían si seguirla, pero cuando volvió a insistir, las chicas decidieron obedecerla. La mansión de esa mujer era preciosa por dentro y por fuera. Tenía un enorme jardín y ventanales gigantes que iluminaban los salones. Los muebles eran lujosos y decorados. Sol y Lola atinaron a sentarse en unos sillones, mientras la mujer dejaba su bolsa a un lado y se sentaba cerca. Luego apareció una empleada ante ellas —Buenas tardes, señora, desea algo de beber. —Claro, quiero agua mineral helada, ¿Ustedes que quieren beber? Sol y Lola se miraron nerviosas —Yo quiero un jugo —dijo Lola más confiada —Yo… nada, gracias. —¿Cómo que nada?, Sol, estabas parada en el calor. Tráele un jugo también —dijo la mujer —Muy bien, pero, señora Fariye, una preguntita —dijo la empleada con algo de vergüenza y timidez en su tono de voz—. Las señoritas, ¿Son sus amigas? Fariye la miró con gracia y después comenzó a reír —¡Pero, qué ocurrencias las tuyas, Carmela!, son mis hijas, Luna y Sol que acaban de volver del viaje de Islas del Sur. La empleada hizo un gesto de sorpresa que no se comparaba con el gesto que tenían Sol y Lola —Pues, mucho gusto de conocerlas señoritas, son muy lindas sus hijas, señora.  La empleada se retiró para traer las bebidas. —Sabe algo… Señora… —balbuceó Sol con nerviosismo —Solange Türelli —dijo Fariye mirándola con seriedad—. ¿Por qué me has dicho señora? —Es que… nosotras no… —Danos un minuto —dijo Lola y tomó el brazo de Sol haciéndola levantarse y llevándola lejos de ahí, mientras Fariye las miraba intrigada —Pero, ¿Qué haces? —preguntó Sol desconcertada —Pero, ¿Qué no te das cuenta?, ¡Esa mujer está loca!, cree que somos sus hijas, mira la casona que tiene, es millonaria. —¿Y si está fingiendo?, quizás es una criminal, y nosotros creyendo que está loca. —En eso puedes tener razón, Sol, pero, si está loca como creo, quien quita y podremos obtener una que otra recompensa —dijo Lola astutamente, mientras Sol negaba con la cabeza. —¿Qué sucede? —preguntó Fariye al interrumpirlas Las chicas dijeron que nada al unísono. —Por cierto, ¿Dónde están sus maletas? —preguntó Fariye —Nos robaron —dijo Lola Fariye las miró aterrorizada y tomó el rostro de Sol entre sus manos —¡Cómo es posible! ¿Las han lastimado? ¡Mis pobres hijas! —Estamos bien. —No se preocupen, les compraré nueva ropa y todo lo que necesiten, lo importante es que mis hijas están aquí a mi lado. sanas y salvas. ¡Iremos de compras!, ahora mismo —dijo Fariye Sol estaba renuente, pero Lola la hizo aceptar. —Nos llevaremos la ropa que nos compre. —¡Estás loca!, no le haremos eso a esa pobre señora. —Sol, nunca obtendremos ropa como esa, en toda la vida. Fariye había comprado ropa a las chicas y después habían vuelto a la casa. Ya era de noche. Sol y Lola buscaban escapar de ahí, pero Fariye era demasiado insistente y estaba siempre cerca de las chicas. —Luna, ven conmigo —dijo Fariye y Lola la siguió con temor Entraron a una amplia habitación. —Sabes, Sol y yo queremos salir un momento. —¡Claro que no!, no las dejaré salir a esta hora. ¿Sabes el peligro que corren unas muchachitas como ustedes, en la calle a esta hora? —dijo Fariye—. Me daré un baño, y no tienen permiso de salir. Fariye entró al cuarto de baño y una vez que cerró la puerta, Lola aprovechó para revisar cada rincón de la habitación, en un cajón de un armario encontró una caja llena de fotografías de unas chicas junto a Fariye, así, pronto descubrió que esas eran las verdaderas Sol y Luna Türelli, también descubrió en recortes de periódico que aquellas chicas habían muerto, hace casi cinco meses, en un accidente aéreo de regreso a Turquía, donde vivían. Lola siguió buscando en los cajones hasta que encontró documentos de identidad de Sol y Luna. Sus pasaportes, identificaciones oficiales, partidas de nacimiento, etcétera. Ahí, también, encontró una carta del doctor de Fariye, donde le diagnosticaba Trastorno de estrés postraumático severo, con problemas para tener contacto de realidad. Cuando Lola salió de la recámara y se encontró a Sol, le contó todo lo ocurrido —Escucha, nos haremos pasar por las hijas de la señora Fariye. Sol casi grita ante aquella afirmación. —¡No haré algo así!, sería un delito. —Sí lo hacemos podemos conseguir dinero, y con ello te pagarán tus estudios en AEL. Es la única forma en que puedes estudiar en una escuela tan prestigiada. ¿Acaso no es tu sueño? —Sí. Pero, no engañaré a una pobre mujer que está enferma. —Es una mentira piadosa, además, piensa, ella sufre más por no ver a sus hijas, es terrible, es cierto, pero ella necesita unas hijas y nosotras podemos serlo, ¿Acaso no somos huérfanas, y necesitamos también una madre? —dijo Lola con un tono irónico, que hizo que Sol pusiera sus ojos en blanco de fastidio. La mañana se apreciaba ya calurosa por ser verano. Luciano Martí dormía profundamente sin prestar atención a la alarma, que no dejaba de sonar. Finalmente abrió los ojos y después de cepillar sus dientes, se dio un baño. Una vez listo salió de su departamento rumbo al estacionamiento, y manejó su automóvil, hasta llegar al Palacio del este, donde ensayaría con la Orquesta Sinfónica Nacional. Luciano trabajaba con los mejores músicos del país, como profesional era exigente, metódico y perfeccionista. Tocaba el violín como un virtuoso, y aunque pudo ser el mejor en ese instrumento, su ambición de ser mucho mejor lo llevó a ser reconocido como uno de los mejores directores de orquesta a nivel mundial. El ensayo había sido difícil para los músicos, Luciano había tenido un carácter de mil demonios, y varios habían recibido los remanentes de su mal carácter; pero una vez terminado, todos se fueron. Era mediodía, cuando Luciano se encontró con Salma, su novia, llevaban poco más de un año juntos, era una rara relación que no parecía ir hacia algún lado. Salma Vritz era una actriz de teatro, que alguna vez intentó obtener el éxito en el extranjero, pero, ante el fracaso, hubo de contentarse con simplemente actuar de vez en cuando en cadenas, como TV Gala y TV Sur en papeles de poca monta. Sin embargo, había conseguido hacer una cosa bien, y esa era haberse metido por los ojos de Luciano Martí hasta hacerse su pareja estable. Luciano era todo lo que Salma anhelaba en un hombre; guapo, maduro y adinerado, excepto porque era el hombre más frío del planeta, pero, ella debía contentarse con lo que le daba. Cuando subieron al auto, Luciano condujo hasta TV Gala —¿Entonces, irás con Vanessa? —Si, ella quiere hablar conmigo sobre la Academia. —Quizás quiere dinero —dijo Salma agitando con su mano derecha su larga cabellera lacia y negra. Era una mujer atractiva y provocativa, estaba por cumplir los treinta y siete años, pero tenía un rostro severo, que describía con facilidad todas sus intenciones. Salma besó suavemente los labios de Luciano, y después pasó su dedo por ellos borrando la marca de labial rojo, después el hombre arrancó el auto rumbo a AEL. Cuando llegó a AEL, se encontró con un lugar solitario, pues los alumnos estaban aún de vacaciones, y regresarían hasta la próxima semana. Luciano había fundado aquella Academia junto a su hermana Vanessa Martí; aunque ella no se dedicaba a la música, sino a la enseñanza, había resultado una gran administradora de la escuela, sin embargo, Luciano estaba muy alejado de AEL, casi no tenía tiempo para asistir, y aquello era el motivo de las discusiones entre hermanos. Al llegar a la dirección, encontró a Vanessa sentada tras el escritorio —Pensé que no ibas a venir, hermanito —dijo levantándose y besando su mejilla —Estoy aquí, pero, ¿Qué sucede? —dijo Luciano, sentándose en una silla —Luciano, lo mismo de siempre, necesito que vengas a la apertura del nuevo ciclo escolar —dijo Vanessa, pero al ver aquella actitud fastidiada de su hermano, fue enfática—. Luciano Martí, no puede ser que tenga que seguir rogándote para que hagas acto de presencia a tu propia empresa. Estoy cansada de dirigir este lugar sola, te necesito. Hazlo por mí, asiste este primer día de agosto a la bienvenida del nuevo ciclo escolar. Luciano respiró resignado, ante el tono de voz suplicante de Vanessa, sabía que no tenía opción de negarse —Está bien, te prometo que asistiré. Vanessa sonrió complacida, no tenía duda de que su hermano asistiría, porque siempre había sido un hombre de palabra. Sol y Lola estaban comiendo junto a Fariye, esa mañana al despertar, Sol se había encontrado abrazada de Fariye. Cuando la mujer despertó le había contado que tuvo una pesadilla tan terrible que la hacía llorar todo el tiempo, aquel mal sueño describía la muerte de sus hijas, y Sol consoló a la madre para que no sufriera. Ella nunca había conocido a una madre, aunque las hermanas Paulina y Sofía, directoras del orfanato de Chaise, eran su figura materna, sin embargo, esa mañana, Sol había decidido quedarse por lo menos hasta que la madre estuviera mejor. Cuando le comunicó su decisión a Lola, ella se puso feliz, pero ambas repararon en la idea de que aquella mujer parecía muy solitaria, pues no parecía tener a nadie a su alrededor que la cuidara, excepto por los empleados que trabajaban a su lado, pero que no parecían conocerla bien. Lola le había entregado a Sol todos los documentos que pertenecían a Solange Türelli —No tendrás muchos problemas, porque todos te pueden decir Sol, que al final se parece a tu nombre. En cambio, pasar de Lola a Luna será un reto para mí. —Esto es un delito, Lola, si nos descubren pisaremos la cárcel, te imaginas lo mucho que avergonzaremos a las hermanas Paulina y Sofía. —¡Nadie ira a la cárcel!, además, es culpa de ellas —dijo Lola, mientras Sol la miraba incrédula—. Ellas debieron conseguir una buena familia que nos adoptara. —Ellas hicieron lo mejor que pudieron por nosotras, alguna vez deberás dejar tu egoísmo. —Relájate, nadie va a descubrirnos si somos inteligentes. Además, no debemos quedarnos mucho tiempo con la loca. —¡No la llames así! —Está bien, no podemos quedarnos por mucho tiempo, entiende, lo mejor será obtener lo que necesitamos, y marcharnos. —No haré eso, Fariye nos necesita. —Si llega algún familiar, entonces si tendremos demasiados problemas, Soledad Pazttori —dijo Lola y Sol frunció el ceño, molesta, apretando los labios con fuerza, ¡Como odiaba que la llamaran Soledad!, pese a que era su nombre completo. —¡No me llames así! —¡Huy!, sí, lo olvidé. Sol tú solo sígueme la idea—dijo Lola mientras Fariye se sentaba junto a ellas, volviendo de la cocina con una tarta —¿De qué hablan, niñas? —preguntó Fariye —Hablamos del gran deseo de Sol, madre, ¿Ya sabes cuál es? Fariye la miró dudosa, y Sol intentó callar, sin éxito, a Lola —¿Cuál deseo? —Mi hermana pequeña, quiere ser una gran cantante. Quiere ir a estudiar música en AEL, el internado de música más prestigioso del país. Fariye miró a Sol con entusiasmo —¿Eso quieres, hija? ¿Por qué no me has dicho nada antes? —Yo…  —dijo Sol nerviosa —Porque tiene miedo de no ser talentosa, y que gastes una fortuna para nada. —Pero, como crees eso, Sol, el dinero que tenemos es para ustedes, para que nuestras hijas puedan tener una buena vida. Si tú quieres cantar y estudiar en ese lugar, lo harás. Pero debes decírmelo, cualquier cosa que quieran, deben decirlo. Mañana mismo iremos a inscribirte a esa escuela —dijo Fariye con firmeza —No… no —dijo Sol titubeante —He dicho que te inscribiré y no quiero otra discusión Solange —Sol se quedó sin palabras mientras Lola sonrió felizmente. Al día siguiente, Sol y Fariye asistieron a AEL para su inscripción. Fariye pagó en efectivo y por adelantado todo el ciclo escolar 2007-2008, ante la sorpresa de la chica. Sin embargo, la madre se puso muy triste al saber que Sol viviría dentro de las instalaciones de la academia, ya que era de alto rendimiento. Sin embargo, prometió que visitaría a su hija todo el tiempo. Cuando volvieron a casa, Fariye ayudó a Sol a empacar sus cosas. Lola había planeado un viaje y ya había conseguido que Fariye le diera una suma considerable de dinero Sol y Lola se despidieron antes de que la primera se fuera a AEL —Escucha, Sol, toma este dinero y haz buen uso de él —dijo Lola dándole un sobre amarillo—. Me iré de viaje, pero te llamaré alguna vez. Tengo entendido que el esposo de Fariye llegará mañana, me lo han dicho los empleados, pero no tengas miedo, tú ve y estudia, nada malo sucederá. —Pero, ¿Y los empleados crees que no dirán nada? —preguntó Sol —Ayer, Fariye los despidió —dijo Lola mientras Sol le miraba con incredulidad Lola tomó la mano de Sol—. Quizás lo que hemos hecho no está bien, pero pienso que todo tiene una razón de ser, por lo menos hemos dado algo de felicidad y tranquilidad a esa mujer, y ella nos ha dado una oportunidad de cumplir un sueño. Todos hemos ganado algo. Fariye se acercó a las chicas —Mi querida Sol, prométeme, que, si te arrepientes de estar en el internado, me llamarás e iré por ti —dijo Fariye Sol se limitó a asentir y Fariye la abrazó con fuerza —Te amo, mi hija pequeña. Sol tomó el rostro de Fariye entre sus manos, la miró con ternura y compasión —Muchas gracias, por lo que has hecho por mí, siempre quise una madre tan buena, gracias por serlo. Fariye derramó una lágrima, sonrió abrazándola de nuevo, luego también abrazó a Lola quien ya había comenzado a llorar, conmovida por Sol. Después de la despedida, Fariye acompañó a Sol hasta la academia, Lola se quedó en la casa, pero, cuando Fariye volviera no la encontraría más. Y así fue, cuando Fariye volvió la casa estaba sola, pero cuando escuchó la puerta abrirse, corrió buscando a Luna. En cambio, encontró frente a ella a su esposo Osman, quien la miraba desesperado —Fariye, ¿Qué sucede contigo?, ¡te hemos buscado por todo el mundo! —¿De qué hablas? —Esto tiene que parar, ¡Ahora! —exclamó Osman con aspavientos, mientras Fariye lo miraba confundida —¡Contrólate, Osman!, ahora solo me interesa saber dónde está Luna. Osman la miró incrédulo —Acabo de llevar a Sol a AEL, nuestra hija ha decidido ser cantante, y la inscribí a esa escuela, pero Luna debería estar aquí. El hombre negó con la cabeza, aturdido miró a su esposa —¡Sol y Luna están muertas! Fariye le miró con ojos aterrados, mientras comenzaba a sufrir un ataque de pánico, temblaba, gritaba e hiper ventilaba —¡Eso no es cierto! —exclamó la mujer. Finalmente, Osman internó a su esposa en un hospital mental, en el Este del país. El hombre jamás creyó en su mujer, y Fariye seguía diciendo que su hija Sol estudiaba para ser cantante en AEL.
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