Capítulo 25: ¿De nuevo?

1643 Words
Tres días después Betty le agradeció a la dependienta la tienda, estaba retirando su vestido para el baile de graduación, Cole iría con ella por supuesto, porque hasta el día de la graduación ambos eran nulos para el público estudiantil, nadie la invito y él no tuvo el valor de invitar a nadie, así que lo hablaron y lo más lógico era hacerse compañía.   Ella no tenía muchas ganas de asistir, porque no deseaba ver a Asher besándose con Valeska, sería como echarle sal en la herida, pero su hermano insistió en no perderse tal evento, era importante que viviera cada una de sus etapas, y definitivamente ir al baile de graduación sería una de ellas.   Se subió en el auto de su Padre, desde su partida al más allá Betty se apoderó del vehículo, Callaghan tenía su propio auto desde los dieciséis años, y su madre también lo tenía, era el auto en que los robaron… y asesinaron. No querían tener el tormentoso recuerdo aparcado en su garage, así que lo vendieron a un chatarrero, quien lo desarmaría y vendería las partes por separado.   Al estar dentro de esa máquina Betty se sentía tranquila, como si estuviera cerca de su Padre, era un Audi A7 Sedán, su progenitor tenía mucho estilo y le gustaba gastar en un auto de calidad, ella heredó eso de él, le encantaban los automóviles, y esperaba algún día poseer una colección, al menos tres de los mejores del país.   La máquina se deslizó con gracilidad sobre el asfalto, ella colocó algo de música e iba cantando a medida que se acercaba a casa, estaba de buen humor, tomo la decisión de que nada podría arruinar su día, ni siquiera los asquerosos arrumacos que vería por parte de la parejita del año, de seguro serian coronados rey y reina del baile, ya que estaban nominados.   Mientras bufaba con frustración, imaginando la ridícula escena en sí mente, su teléfono sonó en sus pantalones ella contestó y la voz de cole lleno el auto.   —¿Quieres que vaya a por ti?— interrogo.   —No, iré en mi auto, nos encontramos allá.— sentencio.   —Bueno está bien, ¿de qué color iras vestida?   —¿Por qué quieres imaginarme desnuda o algo así? — bromeó ella.   — ¡JA. JA. JA! — se burló él. — No seas ridícula. — dijo con un tono cansado.   —Iré de n***o, mi vestido es n***o. — respondió mientras daba una curva que la acercaba a casa.   —Muy bien, entonces compraré el ramillete blanco.   —¿Aún no has comprado mi ramillete? — se quejó. — por eso es que no tienes citas Cole. — dijo para puyarlo.   —Si bueno, tú eres mi cita, así que realmente no estoy tan mal, iré con la chica más popular del momento, te apuesto a que incluso terminaras siendo la reina del baile.   —Si claro, y el cielo se tornara verde y comenzaran a llover huevos verdes con jamón. — ella bufó sarcásticamente.   —Ya verás, todo el pueblo te adora, por lo tanto, todos los estudiantes también te aman, te pondrán una corona esta noche y yo alardeare por el resto de mi vida que salí con la reina del baile   —Y yo salí con el nerdo, me encanta esa historia. — ella rio. — estaré allí a las ocho.   —Entonces te esperaré a las nueve. — él se rio por la línea.   —No llegaré tarde, ya lo verás. — respondiendo sintiéndose ofendida.   —Todas las mujeres son así Betty, su tiempo de preparación es muchísimo más alargado que el de los hombres, sé que llegaras tarde ya lo verás. —Te probaré lo contrario. — replico ella.   —Te esperaré entonces, prepárate para pasar el mejor día de tu adolescencia.   —De acuerdo. — ella se rio, porque lo dudada muchísimo. — voy a colgarte casi llego a casa.   —Bien, Adiós.   La línea murió y ella continuó escuchando su música, estaba muy cerca de su hogar cuando teléfono repico nuevamente, ella contestó sin ver quien era, y supuso que sería Cole.   —¿Olvidaste decirme alguna cosa? — pregunto, suponiendo que era él.   —Betty soy tu tío Cesar. — dijo el hombre con rapidez.   —Ah tío, lo siento, pensé que eras Cole, acabo de colgar una llamada con él.   —Escucha con atención pequeña. — dijo exasperado, se escuchaba nervioso, y ella comenzaba a preocuparse.   —¿Sucede algo? — indago.   —Sí, sucede algo y muy malo, tienes que escuchar cada palabra de la que te diga.   —Comienzas a asustarme. — dijo ella, se removió en el asiento de su auto incómoda, algo andaba mal y no quería suponer con que, o más bien con quien.   —Ha escapado. — soltó su tío de repente, Betty freno de golpe, tratando de entender las palabras de Cesar. — el basurero se escapó. — aclaro.   —No, no, no. — replico ella muerta de miedo. — ¿Cómo es posible? Estaba en prisión, no es posible.   —Estaban trasladándolo a la prisión estatal, porque lo tenían en la comisaria, y en el camino se las arregló para a atacar a los oficiales que lo custodiaban, y luego se deshizo de sus cadenas y salió caminando como si nada, debes tener cuidado.   —¿Crees que vendrán por mí? — pregunto, el labio superior le temblaba furiosamente, su primer instinto fue echarse a llorar como una pequeña desprotegida. — ¡Mierda no tengo un arma! — se quejó.   —Cariño debes deseo fuerte, te voy a decir algo que no te gustara, pero debes seguir siendo valiente, ¿de acuerdo?   —Está bien. — exclamo, mientras respiraba hondo.   —Estamos seguros de que irá a por ti, porque escribió tu nombre a un lado de la furgoneta que lo llevaba a la prisión, lo hizo con la sangre de unos de los oficiales.   —No puede ser. — ella golpeó el volante del auto. — ¡Mierda! ¡Pensé que este terror se había acabado! —Justo ahora unas patrullas se dirigen a casa, incluido yo, y sé que no tienes un arma, pero el sí, así que antes de entrar a casa, busca en el jardín la decoración de los patos, debajo del pato más grande hay una pequeña arma, la escondí allí hace unos días, está cargada, úsala Betty, ¿de acuerdo?   Ella asintió, pero luego recordó que su tío no podía observarla, así que le respondió con un callado “Si”.   —¿Estas en casa?— indago su tío.   —No, estoy en el auto, a unas pocas cuadras de casa.   —Eso esta muy bien.— él pareció respirar tranquilo.— quédate allí, así podre llegar antes de que entres a casa.   —De acuerdo.— dijo ella, se recostó en el asiento sintiéndose indefensa, cerro sus parpados y se apretó el puente de la nariz, mientras suspiraba pesadamente, luego abrió los ojos de golpe.— ¡Callaghan!— exclamo fuertemente.— Callaghan está en la casa puede estar en peligro.   Ella tomó nuevamente el control del auto, pisando fuertemente el acelerador se fue a casa.   —¡No Betty!— le grito Cesar a través de la línea.— ¡No vayas a casa! Espérame por favor   —No puedo, si algo le sucede a mi hermano moriré con él.   En menos de cinco minutos Bethany llego a su hogar, salto del auto luego de apagarlo, no lo cerró para que no hiciera ruido, corrió hasta el adorno en forma de pato y tiro el más grande, efectivamente un arma se encontraba debajo de él, la tomo sin siquiera pensarlo, llevaba su teléfono y le iba diciendo todo a su tío por él, decidió esconder el arma, para hacerle creer a Elio que iba indefensa.   Abrió la puerta con cautela, pero temblando de pies a cabeza, cuando llego a la sala se petrificó, Callaghan estaba atado a una silla, desmayado, de su frente brotaba un hilo de sangre, y su cuerpo permanecía laxo sobre la madera, Betty temió que estuviera muerto, pero noto que respiraba, su vientre subía y bajaba automáticamente, y Elio se encontraba a su lado, apuntando su cabeza con un arma.    —Llegaste a casa dulzura. — le dijo con una siniestra sonrisa. — te estábamos esperando, tu querido hermano y yo.   —Está aquí. — dijo por la línea. — Elio Davis, se encuentra en mi casa.   —¡Betty corre! — le grito Callaghan. — ¡Por favor Betty corre!   —¡No vayas a correr! — le dijo el hombre frente a ella. — O tu hermano pagará las consecuencias. — el tomo el rubio cabello de Callaghan en una mano y lo jalo, su hermano se quejó un poco, contristando su cara, incluso dormido, el otro individuo puso el cañón justo en su cien.— es hora de saldar algunas cuentas.— replico con ira.   —Por favor no lo lastimes. — le suplico Betty. — es lo único que tengo.   —Me gusta como ruegas cariño. — respondió él. — dame el teléfono y quitaré el arma de su cabeza.   Ella caminó con cautela hacia él y le entrego el aparato, oraba en silencio pidiéndole a Dios, al universo, a los cielos, a quien fuera que protegieran a su hermano, no podía perderlo también a él.   —Hola, Cesar. — dijo Elio luego de colocarse el teléfono en su oreja. — esperaré que llegues, porque es hora de jugar y faltas tú, mi último jugador. — él se carcajeó, como el villano que era. — comencemos el juego…— su mirada se tornó tan psicópata y oscura de Betty realmente temió por su vida, el día de su baile de graduación, se acaba de convertir en una pesadilla.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD