Capítulo 26: ¿Se acabó?

2845 Words
—Siéntate. — ordeno Elio hacia su dirección, Betty no dudo en hacerle caso, tomando asiento en el mueble principal de la sala, justo frente a su hermano. — Vamos a esperar a tu tío. — hablo de nuevo, aún tenía el teléfono de la chica pegado a su oreja, y estaba hablando con él, al mismo tiempo que ella. — tú me jodiste, tú y tu estúpida sobrina, me jodieron, me mandaron a prisión, y para serte honesto no estoy muy feliz de estar allí, espero comprendas.   Betty trató de captar todo a su alrededor, Callaghan seguía desviado, Elio agitaba el arma de un lado a otro como un completo demente, y ambos hermanos corrían el mismo peligro de recibir un balazo, ella pensó en sacar su propia pistola y dispararle, pero no era posible, podría herir a su hermano en el proceso, porque quizás el malvado hombre notara sus movimientos y decidiera tomar represalias contra Callaghan, tenía que pensarlo mejor, analizar toda la situación.   —¿No estás tramando nada raro cierto cariño? — indagó Elio observándola de medio lado.   —No. — respondió ella con cautela, pero enojada, no era justo, ya se habían deshecho de ellos, ¿y reaparecía en sus vidas? ¿Qué clase de karma estaba pagando? Pues nuevamente se decidió a sobrevivir y salvar a su hermano.   —¿Hacerle daño?— grito de repente él, suponía que a su tío Cesar.— no voy, no voy a hacerlo aún.— respondió con calma.— vamos a esperar a que llegues y voy a matarlos a los dos justo frente de ti, vas a sentirte igual de inútil, como cuando tu hermano que asesinado por mí y tú no lograste hacer nada para impedirlo.— él se rio siniestramente.— voy a divertirme tanto esta noche, será mi último día sobre esta tierra, pero no me iré calladamente, me llevaré a toda la familia Andrews conmigo, porque tú también morirás esta noche Cesar, no físicamente, pero destrozaré tu espíritu ya verás.   Él coloca el teléfono en altavoz, y a Bethany le llegan los alaridos de su tío a través de la bocina del aparato, lo ve caminar hacia la cocina y piensa que es ahora o nunca, con ligeros movimientos intenta sacar su arma, pero el hombre regresa demasiado pronto a la estancia, trae con él algunos cuchillos, los cuales sostiene despreocupadamente en su mano derecha, mientras que con la izquierda sostiene el arma, la joven respira profundamente, el aire se queda retenido en su pecho, donde su corazón late desbocado, el miedo haciéndose cargo de su cuerpo.   —Creo que haré cantar a tu pequeña sobrina. — dice el Basurero, con su típica mirada de psicópata, y la apunta con los afilados utensilios.   Betty lo observa con temple, haciendo todo lo que esté en su alcance para esconder su horror, porque es lo que siente, está totalmente aterrada, en especial por su hermano, quien para su pesar sigue desmayado, trata de ignorarlo, para causar el mismo efecto en su atacante, si lo hace pensar que no le importa lo que le suceda a Callaghan, puede que logre sacarlos a todos de este lío.   —Tienes unas lindas piernas cariño. — dice Elio, ella solo se decía a verlo con ira. — eres una joven tan fogosa, incluso ahora, a punto de enfrentar la muerte, sigues siendo tan valiente, me habría divertido tanto contigo, desafortunadamente no tenemos tiempo.   —Escúchame hijo de puta. — habla cesar por la línea telefónica. — si le tocas un solo cabello de la cabeza, me aseguraré de que tengas una muerte lenta, no tendré nada de compasión, así que más te vale alejarte de ella, ¿me entiendes?   —Yo te entiendo perfectamente.— responde sarcásticamente.— pero estoy contando con eso, te doy un consejo cuando encuentres los cadáveres de tu familia, no me muestres compasión viejo amigo.— él se ríe mientras acaricia su labio inferior con su pulgar.— no tengo nada que perder ¿sabes?— se encoge de hombros, como si Cesar pudiera observarlo.— pasaré el resto de mi vida tras las rejas, mientras tú y tu puta familia viven en felizmente en libertad, no es justo.— su jocosa mirada cambia por una funesta, Betty se abraza los costados de su cuerpo, tratando de calmar el temblor que la recorre.— no es nada justo.   —Mataste a cientos de personas, por supuesto que es justo, ahora salte de mi casa y hablemos esto entre tú y yo. — insiste Cesar, tratando de distraerlo.   —Te esperaremos en casa querido amigo. — él observó a Betty fijamente, ella no le baja la mirada a lo contrario sube la barbilla, retándolo en silencio, no le va a demostrar debilidad, si tiene que irse de este mundo, lo haría con la cabeza en alto. — tan altiva. — se burla el villano. — debiste ser una reina en otra vida Bethany.   —No me llames así. — le dice con los dientes apretados.   —¿Sabes que es gracioso? — él da pasos alrededor de una mesita decorativa de la sala. — esas fueron las últimas palabras de tu Padre.   La muchacha siente un nudo en la garganta, donde se traga un sollozo, sus ojos se humedecen, pero obliga a sus lágrimas a quedarse donde están, su corazón se parte un poco al escuchar ese horrible hecho de la muerte de su progenitor, sus labios tiemblan por el esfuerzo de aguantar las ganas de largarse a llorar.   —Pobrecita. — se burla Elio, fingiendo un puchero. — ahora eres una pequeña huérfana porque no pudiste salvarlos y tampoco podrás salvar a tu hermano. — con mucha parsimonia deja la pistola sobre la mesita, al igual que los cuchillos, los cuales organiza en una fila del terror, de mayor a menor, toma el más grande y le dirige una socarrona mirada a Betty, ella observa con cautela cada uno de sus movimientos, buscando una oportunidad para sacar su propia arma y dispararle, esta vez no tendrá compasión, una bala entre ceja y ceja, ella casi sonríe de solo pensarlo.— veamos a quien quieres más Cesar.— dice en voz alta, luego camina hacia Callaghan, se posiciona detrás del muchacho y jala su laxa cabeza tomándolo de los cabellos, Betty se tensa, Elio coloca el cuchillo en la garganta de su hermano y ella jadea llena de pánico.   —No por favor. — le grita de inmediato, con los ojos desorbitaos y la respiración desacompasada, levanto las manos hacia él. — por favor no lo hagas. — le suplica mientras niega furiosamente con sus manos.   —Esto se está poniendo buena. — responde él, aun con el cuchillo cerca de la garganta de Callaghan. — ¿Querido Cesar? — llama, incluso silba con alegría. — ¿estás allí?   —Sí. — responde obstinado el hombre.   —Esto es lo que vamos a hacer, escucha con atención. — dice con severidad, mientras frunce el ceño, debido a la fingida concentración que tiene. — el precioso cuello de tu sobrino se acaba de topar con un brillante cuchillo de carnicero, ¿me pregunto cuanto tiempo tomara el degollamiento?   —¡Ya basta! — grita Cesar. — déjalos en paz.   —Lo haré. — él se ríe nuevamente. — por supuesto que lo haré, pero primero tienes que jugar conmigo, te diré que hacer, tienes que elegir, puedo rebanar la garganta de tu lindo sobrino o puedo clavar el cuchillo en la linda pierna de Bethany, ¿Qué te parece? ¿Cuál es tu elección? Después de todo te dije que la haría cantar.   —Hazlo. — exclama ella desesperada. — ve a por mí pierna.   —No, no, no, cariño. — dice Elio, como si se dirigiera a una pequeña de diez años. — tú no puedes decidir, tiene que ser tu querido tío.   —Hazlo Cesar. — grita ella de nuevo. — elígeme a mí, sabes que seguirá con este retorcido juego hasta obtener lo que quiere, al menos así nos entretenemos todos.   O sea que le compraba tiempo a su tío de llegar allí y hacerse cargo de la situación.   —¡Mierda! — grita el mayor de los Andrews, se oye un golpe seco, como si golpeara el volante de su auto, suspira con pesadez. — la pierna de Bethany. — dice finalmente, luego de un tortuoso gemido.   —Muy bien. — canta el basurero, lleno de júbilo, Betty lo observa con repulsión e ira. — no me mires así cariñito, tú y yo estamos cortados por la misma tijera, algún día te darás de cuenta.   Aparta el cuchillo de la garganta de su hermano, y camina amenazadoramente hacia ella, esta vez no logra ocultar el pánico que la asalta, se remueve con nerviosismo, echándose para atrás en el mueble en el que se encuentra, respira pesadamente, su boca se seca, y mira de un lado a otro tratando de salir de esta, peor no puede, un mínimo moviendo en fallo y su hermano terminara muerto, aprieta los cojines decorativos, uno en cada mano, preparándose para el dolor a continuación.   Por un momento piensa que el hombre un hará nada cuando se agacha sobre ella para contemplarla, pero no es así, toma otro cojín y se lo mete con brusquedad en la boca, lo comprende, es para que lo muerda y de esa forma aguante el dolor.   Ella observa con los ojos como platos como Elio sube el cuchillo sobre su cabeza, con la cara comprimida en un gesto de furia, ambos cuerpos completamente tensados, por diferentes sensaciones, el brillo del metal destella ante sus ojos cuando pasa a su lado…   El intenso dolor que siente en su pierna es indescriptible, primeramente, muerde el cojín con tanta fuerza que incluso siente sus dientes a través de la suave textura, luego un desgarrador grito abandona su garganta, haciéndola soltar la impráctica mordaza, lloriquea profundamente, aullando de la angustia.   —¿Betty? — la llama Callaghan saliendo de su estupor, el grito ha logrado despertarlo. — ¡Dios! ¡Betty! — grita su hermano al verla. — ¡Déjala en paz hijo de puta! — le lanza al hombre que aún permanece sobre ella.   Betty nunca olvidará su terrible rostro de placer, incluso inclina su cabeza hacia atrás, gozando el momento, ella llora desconsoladamente, mientras su pierna se queja de la terrible sensación que la aqueja, las fuerzas su cuerpo deciden abandonarla, su mente se nubla, sus ojos se cierran, siente como su cabeza rebota contra el espaldar del sillón, como sus brazos permaneces a su lado laxos, sin poder mover ni un solo dedo, continúa quejándose en gemidos que no logra controlar.   —¿Betty? ¡Despierta Betty! ¿Bethany? ¡Por favor! — escucha gritar a su hermano, también como la silla donde se encuentra pega contra el piso de madera.   —Yo siendo tú me quedo tranquilo en mi lugar, después de todo era tu garganta o la pierna de tu hermana, la chica decidió bien.   Un líquido mojaba su trasero, supone que la sangre que abandona su pierna, de hecho lo siente recorrer hasta el piso, rozando su rodilla y pantorrilla, estaba segura de que el filo traspaso toda su pierna y la ha dejado clavada al sillón, ¿podría alguien morirse del puro dolor? Porque así se sentía, era un pedazo de persona, llena de pesar, la aflicción se apoderó de ella sin piedad, y no existía nada más que su sangrante cuerpo.   —Voy a matarte. — ladro Callaghan.   —Por supuesto que no lo harás.  — se burló Elio. — des todas maneras estamos esperando a tu tío, para todos irnos directo al infierno.   —Yo te mandaré personalmente allí. — responde Cesar a aun conectado a la llamada telefónica.   —¿Cesar? — exclama Callaghan.   —Aguanta hijo, voy por ustedes.   Más le valía llegar rápido, porque iba a desangrarse en medio de su sala de estar, tendrían que botar sillón, nunca más se sentaría sobre esa cosa, se obligó a abrir los ojos, Callaghan observaba a su atacante con una potente furia, el otro hombre está alzado en toda su altura, con las manos en la cintura, se había movido hasta colocarse frente a su hermano, Betty trata de decirle que se aleje de él, pero solo puede expulsar un jadeo.   —Pobrecita. — dice observándola. — creo que te toca a ti. — dice señalando a Callaghan. — ¿Qué parte de tu anatomía estás dispuesto a sacrificar para salvar a tu hermana? - se sienta sobre la mesita y comienza a sopesar que arma tomara a continuación. — ¿Un brazo? ¿Una pierna? Podría dejarle marcas a juego. — bufo divertido. — así podrán reconocerlos en la morgue cuando termine con ustedes, ¿escuchaste eso viejo amigo?   —Vete a la mierda. — responden ambos hombres Andrews al mismo tiempo.   Si tiene los cálculos correctos, su tío está a punto de llegar, no debe de estar ni a diez minutos de la casa, esperaba que trajera a su lado un pelotón completo, porque se necesitaría muchísimo fuego para acabar con ese psicópata. Ella jadea nuevamente, quizás por algún movimiento que hizo sin notarlo, lo cual movió un poco el cuchillo que sigue dentro de ella, lo cual envía terribles corrientes eléctricas por todo su cuerpo.   —Betty cariño, te prometo que saldrás de esta y verás nuevamente los lirios que tanto te gustan. — hablo Cesar por el altavoz. Al principio no comprendía lo de los lirios, nunca le habían gustado demasiado las flores y definitivamente jamás había dicho que le gustaban los lirios, pero luego comprendió, la vecina de al lado, la señora Meivis tenía un jardín lleno de ellos, su tío estaba cerca, más de lo que ellos creían, Betty sonrió esperanzada.   Callaghan también parece comprender la referencia de Cesar, porque comparte una miradita reconocedora con su hermana.   —Creo que iré por tu cuello esta vez.— dice el Basurero encogiéndose de hombros.— ya me aburrí de ambos, además quiero ver el rostro de Cesar al observar sus cadáveres.— él toma otro cuchillo y lo levanta sobre la cabeza de su hermano, ella trata de gritar, pero no lo logra.   Entonces se desata el infierno, Callaghan sube las piernas, que no estaban atadas, empuja a su atacante con ambos pies enfundados en unas pesadas botas, el tipo se cae sobre la mesita con un gran alarido, la silla debajo de su hermano estalla en pedazos, lo que lo deja sin aliento, pero armándose de valor se levanta de un salto, Elio también se está recuperando rápido, pero el otro hombre se abalanza sobre él, para quitarle el cuchillo de las manos, batallan un rato sobre la mesita, hasta que el arma blanca sale volando por los aires, Callaghan atina darle un puñetazo al hombre debajo de él.   Pero este lo sujeta con sus piernas y pronto cambian sus posiciones.   —¿Callaghan? — grita Cesar por la línea, pero su sobrino está más ocupado.   Betty observa con horror como Elio toma otro cuchillo, uno más pequeño, pero de seguro igual de letal, su hermano lo detiene con sus manos, de seguro haciendo un corte terrible, pero salvándose por unos centímetros, golpea la entrepierna del lunático, quien aúlla del dolor, y se cae hacia atrás, sobre su espalda.   Callaghan se hace posesión del despiadado filo y lo clava en alguna parte de la anatomía del hombre, la cual ella no logra captar, quizás en alguna parte de su esternón, su hermano se pone de pie y corre hacia ella, toma su cabeza entre sus ambas manos.   —Betty cielito todo estará bien. — dice son rapidez, observándola con preocupación.   —Hay un arma en mi espalda. — logra susurrar la chica, él rebusca y la encuentra. — ¡Cuidado! — atina a gritar cuando observa a Elio levantarse sobre ellos.   El mayor de los Andrews se voltea con agilidad y sin pensarlo dos veces dispara hacia el basurero, quien se queda congelado en su lugar, mientras recibe disparo tras disparo, sus ojos se abren grandemente, sus manos se abren involuntariamente, un hilo de sangre brota de su boca, y luego cae para atrás, desprovisto de cualquier tipo de vida, en ese segundo su tío junto a la policía, entran en su casa rompiendo la puerta.   Cesar corre hacia el hombre.   —¿Está muerto? — indaga su compañero.   —¿Se acabó? — dice Betty.   —Muerto. — suspira Cesar, con alivio.   Betty lloriquea llena de felicidad, están vivos, ella y su familia está viva, y se ha acabado, ahora de verdad, el reinado de terror del basurero ha terminado. Callaghan se pone de pie, no había notado que se encontraba en el piso, y besa su frente, las sirenas de una ambulancia se acercan hasta ellos, ella respira profundamente, al parecer se perderá su baile de graduación, con ese pensamiento en su cabeza, se queda dormida en el pecho de su hermano.
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