—¿Estás lista para la fiesta? — le pregunto Asher a través de la bocina de su teléfono.
—¿No podemos quedarnos en casa y ver películas en Netflix? — pregunto ella mientras se metía dentro de unos apretados Jeans.
Bethany, se observó al espejo, tenía rollitos de más alrededor de su abdomen, nunca había sido una chica delgada, ni siquiera cuando estaba pequeña había sido delgada, siempre sufría de acoso, por sus kilos de más, su Madre había intentado matarla de hambre, para que alcanzara una figura más esbelta, pero todo intento por hacerle perder peso, había sido en vano, dejo de intentarlo cuando se desmayó en el colegio, por tener anemia.
Ella dio una vuelta en el espejo, era un desafío amar tu cuerpo cuando otros te decían que estaba mal, en especial si tu propia familia lo hacía, se acomodó los pechos dentro del brasier, otra parte de ella que le desagradaba, eran demasiado grandes y pesados, no como los perfectos pechos, talla 34, de Valeska Morózov…
Una semana desde que llego a Mystery Hills, y ya tenía a la mitad del pueblo comiendo de la palma de su mano, en especial a Asher, quien iba a la misma clase de química con ella, al parecer Valeska era muy buena en química, bueno en realidad en cualquier materia escolar, así que le estaba dando algunas asesorías a Asher. No le agradaba mucho la idea, a decir verdad, pero no podía comportarse como la novia celosa, tenía que darle su espacio y confiar en él.
—No, no vamos a quedarnos en casa, vamos a ir a la fiesta de bienvenida. — para Valeska por supuesto, ella tocio los ojos mientras buscaba una camiseta. — es parte de ser amable y socializar.
—Sabes que no se me da eso de socializar.
—Y por eso me tienes a mí de novio. — ella escuchó su risa. — así que apresúrate y vámonos, porque no quiero regresar demasiado tarde.
Ellos terminaron la llamada y Betty termino de vestirse, con cuidado armo un cuerpo de almohadas en su cama para engañar a sus Padres, la verdad ya se estaba volviendo experta en ello, no habían notado todas las noches en que se escapa a casa de Asher, y tampoco las altas horas en las que regresaba, para todo el mundo Bethany Andrews, era una joven modelo, un poco nerda, involucrada en casi todas las actividades extracurriculares de la escuela, ferviente cristiana, al igual que sus Padres y más de la mitad del pueblo, y por supuesto que casta y pura.
Y una parte tenía razón, Betty era una joven brillante, que no tenía ni una pisca de malicia en ella, pero no era tan inocente, desde hacía dos años mantenía relaciones sexuales con Asher, por supuesto que lo negaba ante los demás, pero cuando se es adolescente las hormonas se enloquecen, y si le sumas un amor eterno, es poco difícil controlar ciertos impulsos.
Y para ser sinceros, ella no entendía la necesidad de los padres de hacer escándalo cuando sus hijos comenzaban su vida s****l, ellos también habían experimentado esa etapa, y llegaba un punto en sus retoños se volvían adultos y crecía la necesidad de conocer ciertas sensaciones, era un proceso normal, que no debería ser tan tachado por el mundo, o ser un tabú dentro de los cultos religiosos, y los núcleos familiares.
Con extremo cuidado abrió la ventana de su habitación, desde allí diviso a Asher, quien corría hacia su casa, para poder atraparla, era un movimiento que ellos venían realizando dese hace años, incluso antes de ser novios, ella salía por la ventana, trepaba por el techo hasta una escalera de servicio, la cual bajaba con cuidado y él la esperaba en la planta baja, en caso de que se resbalara o tropezara, lo cual sucedía muy a menudo el primer año, luego aprendió a no hacerlo.
—¿Trajiste un abrigo? La noche está demasiado fría. — le dijo Asher cuando ya estaba a su lado.
—Si, me vine bien abrigada porque vi el clima antes de llamarte.
—Muy bien. — él daba pequeños brincos para librarse de la helada brisa que golpeaba su cuerpo. — vámonos, no quero que regresemos muy tarde. — el tomo una de sus manos y la jalo hacia su casa, unos días antes el Padre de Asher le regalo un auto, por su último año de preparatoria.
El auto era un BMW 507 de 1950, los asientos son rojos, y el exterior es de color n***o, estaba algo viejo y oxidado, pero fue la razón por la que su Padre pudo costearlo, y Asher lo tomo con un desafío, ha comenzado a restaurar el vehículo para dejarlo como nuevo, y hasta ahora va por un buen camino. Al menos el motor encendía sin ningún problema.
La casa de Reed quedaba en una de las zonas más costosas del pueblo, nada que ver con los suburbios donde vivían Betty y Asher, el vecino más cercano vivía a cinco cuadras, el Padre de Reed casi nunca estaban en casa, eran personas de negocios que siempre estaban de viaje por una u otra razón, por lo que siempre que había una fiesta, se realizaba allí. Llegaron luego treinta minutos en el auto, donde mantuvieron una amena conversación.
Una escandalosa música fue lo que les dio la bienvenida, ella realmente no disfruta de las fiestas, asistía por acompañarlo a él, porque ni siquiera le gustaba tomar, y bailaba muy poco, sentía que tenía dos pies izquierdos.
Al entrar en la lujosa casa, comenzaron a saludar a sus amigos más cercanos, y otros adolescentes que se amontonaban en lugar, habían rodado los muebles de la sala y justo en el medio una enorme cantidad de cuerpos puertos bailaban al ritmo de la música.
Entre ellas estaba Valeska, quien los saludo desde lejos invitándolos a unirse al montón, Betty acepto porque sabía que a Asher le gustaba, así que bailo con él algunas canciones, luego se sentaron a comer pizza, él tomaba una cerveza, ella una soda negra, Valeska se acercó a ellos y conversaron unos minutos.
—Me encanta esta canción. — cuando una nueva melodía comenzó a salir por las enormes cornetas. — Betty, ¿me prestas a tu hombre unos segundos?— le pregunto con un gesto de puchero en el rostro.
—Por supuesto. — respondió Betty, aunque se moría por dentro por decir que no.
Asher sonrió en modo de disculpa, y fue jalado por la morena hasta la pista de baile, la rubia se quemaba de celos, pero lo ocultaba muy bien, sobre todo porque Asher parecía estar disfrutándolo mucho, ambos se movían al ritmo de la música, pero no estaban bailando, era más como copular con ropa, ella apretó los puños y contó hasta diez. Continuo comienzo pizza, hablo un poco con algunos chicos del periódico escolar, pero nada interesante, cuando finalmente la parejita abandono la pista, ya se las había arreglado para enterrar su ira asesina, Asher se sentó a su lado, lleno de sudor y con una evidente erección que trataba de ocultar.
—¿Qué dicen si nosotros, movemos la fiesta a un lugar más privado? — pregunto Reed, quien llego al mismo tiempo que su novio y Valeska.
Con “Nosotros”, se refería a Betty, Asher, Valeska, Carol (Su prima), un par de amigas de Carol, y tres integrantes más, del equipo de futbol.
—¿Qué propones? — pregunto Valeska sentándose sobre su regazo, Reed apretó contra el y la chica se rio tontamente.
—Que subamos a mi habitación y hagamos un pequeño juego llamado siete minutos en el paraíso, ¿Quién se apunta?
—Suena divertido. — respondió Carol de inmediato.
—¿Por qué no? — dijo Asher, y aunque ella dijo que no le gustaba la idea, termino aceptando… Gran error.