Capítulo 17: Demasiado fácil

2181 Words
Bethany entro nuevamente a la sala, le paso el cubo a su tío, él lo tomo con ambas manos, luego de guardar su arma, le indico a Bethany que tuviera la suya en mano, ella obedeció, el hombre asintió con determinación hacia la joven, ella le devolvió el gesto, un poco menos segura, también le pidió que pusiera a correr la grabadora que llevaron para registrar la confesión del tipo, ella lo hizo, entonces él endureció su gesto y tiro el agua sobre el hombre, quien se despertó de inmediato bufando por el frío.   — ¿Quiénes son ustedes? - pregunto el criminal.   Aunque también podría ser que ella era una criminal, después de todo, no había nada legal en lo que estaban haciendo, parecía irreal, esta no era su vida, ella era la adolescente perfecta, al menos eso creía, esa fue la imagen que su Madre creo para ella y que todo el mundo deseaba creer, pero no era cierto, no podía seguir atada a esas expectativas, todos tenían luz y oscuridad, y la suya nacida ese día, y su tío fue responsable de la mayor parte en la creación del monstruo que tenía dentro.   — ¿No me reconoces? - pregunto Cesar. — me mataste hace unos meses, en un robo a mano armada, me mataste y huiste de la escena.   — ¿Si te mate como es que estás vivo? - pregunto el hombre de forma descarada, incluso se rio, Bethany lo observo como una aberración de la naturaleza.   —Mataste a mi hermano. — explico Cesar. — y él era una parte importante de mi vida, mataste la mitad de mi ser.   Era cierto, recordaba como su tío había llorado a mares al enterarse de la muerte de su hermano, además hubo días en lo que parecía funcionar en automático, rodeado en un aura de tristeza que parecía contagiar al mundo a su alrededor.   —No es mi culpa. — respondió el criminal encogiéndose de hombros.   —Ya dinos por qué mataste a mis Padres. — intervino Betty moviendo su arma en dirección al hombre.   Parecía que no la había notado antes, porque se sorprendió al verla, luego achico sus ojos, en un gesto de reconocimiento.   —A ti te recuerdo. — dijo sonriendo. — eres la chica de la llamada telefónica. — él se rio burlonamente. — ¿para eso entraste? ¿Para poder atraparme con tu tío?   —No le hables y contesta la pregunta. — le dijo Cesar, luego de sacar su arma y apuntarle a la cabeza.   — ¿Ustedes comprenden que está sucediendo cierto? - continuo el hombre, la sonrisa en su cara no desaparecía, parecía un completo psicópata. — si yo me niego a confesar van a tener que matarme.— Betty hizo un gesto incomodidad, la verdad no habían discutido el tema con su tío.— porque de lo contrario yo iré a las autoridades con la excusa de que ustedes me atacaron y ambos irán a prisión y yo podre quedarme libre y afuera burlándome en sus caras.   —Bueno si no confiesas por las buenas de seguro habrá otras formas de hacerte confesar. — respondió Cesar. — como electrocutándote con mi pistola láser, eso sí será divertido, muy divertido debido al hecho de que estás empapado. — sonrió Cesar. — si creer que puedes jugar con nosotros, ni te lo creas, yo jugare contigo.   El criminal suspiro profundamente.   —¿Sabes qué? — los observo con seriedad. — estoy cansado, no necesito nada de esto, no quiero continuar este juego sin fin, ¿están grabándome?   —No es tu problema. — respondió Betty, confusa, pero con valentía.   —Pues deberían. — él movió alterno su vista entre ambos Andrews. — Si mate a tus Padres.— dijo el hombre, encogiéndose de hombros, como si el atroz hecho fuera algo cotidiano en su vida.   Betty sintió que todo el aire abandonaba su cuerpo, lo tenían, lo habían atrapado, sin importar los métodos que tuvieron que utilizar, ella lo logro, encontró al responsable de que sus Padres se perdieran su graduación, que su Padre nunca lograra llevarla al altar, que Su Madre nunca le diera consejos con respecto a la maternidad, y más nunca tener una cena navideña normal, porque siempre sobrarían dos platos, y habría dos sillas vacías.   —Se resistieron al asalto y estaba teniendo un mal día. — continuo al hombre. — tu Padre lucho con todo lo que tenía, me dejo una herida y una cojera eterna. — el tipo se rio sarcásticamente. — tu otra mitad sí que era valiente. — dijo mirando a Cesar. — ¿serás tú la mitad cobarde?   —¿Por qué no lo descubrimos? — contesto el otro hombre, quitando el seguro de su arma y apuntándole a la cabeza al otro.   —¡No lo hagas! — le pidió Betty corriendo hacia él, coloco sus manos en el pecho masculino. — por favor tío, eres lo único que nos queda a mí y a Callaghan. Cesar observo a Bethany, él tenía los ojos húmedos, con algunas lágrimas contenidas, esto tampoco estaba se le estaba haciendo fácil, saber que su hermano murió batallando lo lleno de ira, indignación y culpabilidad, debía protegerlo, y ella lo sabía, pudo verlo todo en su torturada mirada, el dolor te hacía cometer estupideces, por esa razón estaban haciendo esto, saltándose todas las normas para cerrar una enorme herida que tenían los dos.   —Que conmovedor. — interrumpió el criminal, fingiendo simpatía.   —Cállate la boca. — le espeto Betty.   —Tranquila nenita. — él seguía riendo, Betty quería matarlo por ello, todo esto era una especie de juego macabro para esa retorcida mente suya.   —No la llames así. — dijo Cesar, nuevamente llenándose de ira.   —Miren solo quiero saber ¿Qué harán conmigo ahora? — el alzo las cejas, en un gesto interrogativo.   —Aunque no me gusta decirlo. — comenzó Betty. — tiene razón, ¿Qué haremos ahora? — pregunto ella a su tío.   —Uno de nosotros tiene que ir a la comisaria. — respondió él, observándola preocupado. — necesitamos localizar a Michael. — su compañero. — él nos apoyara con todo y cualquier historia que nos inventemos.   —Muy bien. — asintió ella. — ve tú. — dijo con seriedad, su ceño fruncido, también estaba preocupada, pero debía ser valiente, estaban muy cerca de a ese hombre tras las rejas.   —No puedo dejarte aquí sola. — él negó violentamente. — no sabemos de lo que es capaz este maniático.   El aludido los veía sonriente, se encogió de hombros, con un inocente gesto, que nadie podría tragarse.   —Pues él tampoco sabe de lo que yo soy capaz. — respondió Betty, se acercó al hombre. — un solo movimiento. — ella colocó el arma en su cien. — y una bala se te alojará entre ceja y ceja, y créeme que tengo una certera puntería. — ella le devolvió la sonrisa. — ¿te quedo claro? — ella le dio un golpecito en la mejilla, con su arma.   —Por supuesto que si Juana de arco. — se burló, en ningún momento demostró miedo.   Su tío la tomo del hombro y la arrastro un poco, para alejarse del retenido, pero sin perderlo de vista.   —Llama a Cole. — le susurro, ella abrió grandemente los ojos.   —Ni loca. — respondió negando la cabeza de un lado a otro. — no quiero involucrarlo en nada más, no quiero que salga herido.   —No quiero dejarte sola con este tipo y debo ir a buscar a Michael, tan solo serán unos minutos, mientras voy a la comisaria y regreso, solo para ayudarte a ponerle un ojo a nuestro amigo por allá. — él lo señalo con un gesto de su cabeza.   —Muy bien. — respondió Betty luego de pensar que ese plan tenía lógica. — pero le diré que tiene todo el derecho a no venir, ¿de acuerdo?   —De acuerdo.   Camino hacia la puerta trasera de la casa, el criminal nunca le quito la mirada de encima y eso le dio escalofríos, le marco a Cole una vez que se encontró fuera de la casa, la verdad no quería meterlo en más problemas, pero tampoco quería quedarse sola con ese psicópata, la llenaba de terror, a pesar de que estaba esposado, nadie sabía de lo que era capaz, y no quería correr a su suerte, por supuesto que ella no dudaría en apretar el gatillo si se atrevía a tocarla.   Cole respondió luego de tres llamadas perdidas, le explico toda la situación, y le pidió su ayuda, aclarándole que si no deseaba hacerlo no estaba obligado a nada, su respuesta fue positiva, diciéndole que estaría allí en veinte minutos, ella le agradeció y luego cortaron la comunicación.   Respiro profundo antes de entrar nuevamente a la casa, donde su tío se había sentado frente al maleante y lo apuntaba con su arma, ella asintió en su dirección, el respiro profundamente, ya tenían la mitad del camino recorrido, Betty se acercó más a él y pudo notar que el criminal tenía la boca tapada con un pedazo de cinta adhesiva, de la industrial para ser específicos.   —No paraba de parlotear. — explico Cesar.   Quince minutos después alguien tocaba la puerta trasera del lugar, Cesar se levantó de un golpe, ella o tranquilizo explicándole que podía ser Cole, se encaminó hacia allí y en efecto era su amigo, lo hizo pasar y lo puso al día con todo lo que estaba sucediendo, luego Cesar se acercó a ellos para tratar de explicarle el funcionamiento de un arma al joven, quien tomo la máquina como si se tratara de una serpiente, si el momento fuera otro Bethany habría reído, porque el ver a Cole, el nerdo muchacho, sosteniendo una pistola, fue como ver a un payaso manejando una compañía, sentado detrás de un escritorio.   —Muy bien. — creo que lo tengo, dijo Cole, pero para nada lo tenía.   —Sí que lo tienes. — respondió Cesar, apretando el hombro del muchacho, en un fraternal gesto para llenarlo de aliento. — debo irme, tenemos que terminar con esto la más pronto posible.   Cesar amenazo un poco al criminal quien asentía sarcásticamente, tomo la grabadora, y luego de despedirse de los jóvenes abandono la casa, los dos adolescentes se sentaron en unos taburetes que se encontraban en la cocina, desde donde podían mirar hacia la sala, donde se encontraba su pintoresco rehén.   — ¿No crees que esto está siendo demasiado fácil? - pregunto Cole en voz baja. — el simplemente confeso, no es normal, aquí debe haber un gato muerto.   —No quiero pensar demasiado en eso. — confeso Betty. — pero tienes razón, también me pareció un tanto extraño, que simplemente nos dijera que lo había hecho, no le tomo mucho confesar.   —Deberíamos tener los ojos muy abiertos, porque siento que simplemente somos piezas en un retorcido juego.   —Yo siento lo mismo.   Ellos guardaron silencio unos minutos, perdidos en sus propios pensamientos, pero los pensamientos de Bethany se veían interrumpidos por el ladrido de un molesto perro, que no había parado de hacer ruido todo el tiempo que llevaban allí, al principio pensó que sería la mascota de la familia de la casa del frente, pero luego noto que el sonido parecía estar más cerca de lo que pensaba, se puso de pie tratando de agudizar el oído.    Camino hacia el maleante, y le arranco la cinta de la boca.   —¡Auch! — dijo de manera calmada.   —¿Tienes un perro? — pregunto ella sin rodeos.   —¿Ahora te preocupas por mi perro? — él le dedico una mirada cargada de sarcasmo.   —Solo quiero callarlo, para que no llame la atención de nadie.   —Si hay un perro. — respondió. — está en el sótano.   —¿Necesita comer o algo?   —Puede que tenga sed, no lo saco mucho a pasear, porque molesta los vecinos.   —Bien. — ella colocó nuevamente la cinta en la boca, el trato de morderla, como si de un juego se tratara, incluso se rio. — recuerda lo de ceja y ceja. — le respondió ella con rabia.   —Tranquila, muñequita.   —Me das asco. — dijo Betty, y luego de eso fue capaz de poner en su lugar la cinta adhesiva, porque él se lo permitió. — iré a buscar al perro. — le dijo Betty a Cole. — para ver si logro callarlo.   —De acuerdo.   —Nada de juegos. — le advirtió Betty al hombre. — no trates de libarte de mí, no vale la pena, porque si tengo que buscarte hasta las puertas mismas del infierno, créeme que lo haré.   Se dio la media vuelta y se adentró a la casa, buscando el sótano, la puerta se encontraba debajo de las escaleras, estaba cerrada, pero fue capaz de encontrar la llave de la cerradura, la abrió y comenzó a bajar las escaleras, sin ser consiente del horror que estaba a punto de encontrarse.
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