Parte 20

2412 Words
Habiendo terminado un tema incómodo, la siguiente conversación era igual o aún más incómodo para ella.—¿Escuché que tienes un hijo de dos años?—Pregunto ansiosa. No era muy conveniente para ella tocar un tema muy delicado. Pero necesitaba sacar algunas dudas que tenía. Su hijo poseía la misma edad de su difunta hija. El shock de haber durado un año y medio encerrada para después darse por enterada que su amado poseía un hijo de la misma edad que su hija fue impactante. Ignorante de todo sus sentimientos, confirmo con ojos llenos de alegría y calidez. Era Miles la luz de sus ojos. El dolor en su pecho de ver con cuánta alegría confirmaba la vida de su único hijo fue igual a estar en llamas. Las ganas de reír e incluso de llorar fueron robados de sus ojos y labios. Durante lo que queda del camino, el silencio y la incomodidad les impidió entablar otra conversación. Una vez llegaron el asombro fue más grande de lo esperado. El estanque era hermosamente grande y sus aguas de un color verdoso parecido a un lago. De pies a pies había un puente de roca atravesando el estanque. Las personas emocionadas se paraban en él para poder pescar a los peces. Entre los premios para los ganadores había desde adornos para el cabello como adornos para mujeres y diseños de complemento para los vestidos. Cómo era de esperarse Saya y Hana, rápidamente lograron pescar los peces. Mientras tanto, Mery y Valían, tenían problemas con el anzuelo. ¿Cuál de las dos preparaba peor el anzuelo? Por caballerismo, Rion y Markus, ofrecieron su ayuda. Sin embargo, fueron rechazados sin problemas.—¡Están seguras de que no desean ayuda!—Después de tanto insistir, Mery, termino aceptando la ayuda de ambos. Mientras las otras dos batallaban con los peces, Saya y Hana, se encontraban sentadas en una mesa junto a Karyun. Estos estaban teniendo una conversación muy amigable entre ellos. ¿Quién les enseño a pescar? Pregunto, Karyun, a las dos. Saya había nacido en un pueblo a las afueras de Ameli. Siendo un lugar rural y poco transitado, Cerca del pueblo había un lago donde los habitantes pescaban sus comidas. Mientras Hana, solo se limitó a seguir todos los pasos de saya. A Karyun, parecía agradarle mucho, Saya.—¿Por qué decidiste marcharte de Ameli? Ante la incómoda pregunta, Saya, solo respondió cabizbaja.—¿Tus padres todavía viven en Ameli?—Volvió a preguntar. Con dolor en su alma, Saya, confirmo la muerte de todos sus familiares, a lo cual Karyun, no tuvo más que disculparse por haber indagado en su vida. —¡Fue una vida difícil! Pero en el camino he conocido a personas muy importantes para mí. Las dos quedaron impresionadas, habían escuchado que el emperador era alguien justo y amable y al mismo tiempo una persona cruel con sus enemigos. Pero nunca imaginaron que estar cerca fuera tan sereno. Siendo una persona influyente no esperaba caerle bien a nadie, simplemente trataba a las personas como iguales. El marqués Lower, nunca perdió su aura noble, mientras tanto Karyun, se adaptaba perfectamente entre ellos. Después de unos segundos, Mery, logro pescar uno de los peces. Dejando sola a Valían. Nuevamente, Rion y Markus, le ofrecieron su ayuda, sin embargo, está orgullosa, los rechazo por segunda vez. Mientras todos estaban lejos, aprovecho para entablar una conversación con Markus. —¿Puedo preguntarle algo? Ante la pregunta, este acepto, sin duda, sentía curiosidad por la mujer que traía como loco a su amigo.—¡Ya nos habíamos visto! ¿Verdad? Obviamente, Markus, recordaba el rostro de Valían. Pues, ya la había visto en la oficina de Seika, en más de una ocasión. La intención de Valían, era quitarse las dudas. Por el comportamiento de Karyun, era obvio que no la reconoció. Sin embargo, Markus, era un caso muy diferente, pues, este tiene una de las mejores, foto memorias del imperio. ¿Cómo podría ella estar segura de que este hombre no la reconocería más adelante? Mientras tanto, para él, Valían, representaba lo mismo que Karyun, una persona difícil de olvidar o pasar desapercibido. Sin embargo, su rostro más que bien parecido le parecía algo conocido. Después de un par de conversaciones, Markus, termino por disculparse en nombre de Karyun.—¡Está bien! Lo creas o no, él ya se disculpó.—Respondió, Valían, muy emocionada. —¿En serio se disculpó?—Para él, escuchar que su amigo se disculpó era algo impresionante. Su expresión era muy notable, no podría siquiera imaginar a Karyun, disculpándose. —¿Supongo que Karyun, te da muchos problemas?—Pregunto Valían. Algo aún más imprevisto había acabado de suceder. ¿Llamo al emperador por su nombre? Y no solo eso, ¿Cómo sabía sobre todos los problemas que Karyun, le causa a Markus, con el trabajo? Este tema es algo que solo las personas que suelen pasar mucho tiempo junto a ellos, lo hubieran notado. Ante todo, un hueco argumental poseyó su mente. La sonrisa que esta mujer le dedicó. Estaba seguro de haberla visto antes. La contempló fijamente. Cuando por fin sintió que su mente estaba empezando a aclararse, una mano, tocó su hombro. —¡Para ser un hombre que se quejó de tener vacaciones! ¿Párese que estás disfrutando tu tiempo libre, no crees? Su mente nuevamente quedó en blanco al sentir una mirada fría y helada, mirarlo con recelo. Respiro profundo, pues, este había interrumpido un momento importante.—¡No sé a qué te refieres!—Respondió, Markus, agobiado. «Está malentendiendo la situación» Antes de quedar atrapado con Karyun y sus celos, decidió marcharse. Sintió compasión por la podré chica, que estaba por quedarse a solas con celoso, Karyun. —¿También te estás divirtiendo? ¿No?—Sus palabras estaban obviamente fuera de contexto. A diferencia de Markus, ella no tenía por qué soportar su actitud posesiva. Regresando la respuesta confirmo haber pasado un momento muy agradable junto a su amigo. No fue adrede, pero menciono el nombre de Markus, sin usar honoríficos. Sintiéndose enojado frunció el ceño tomando aire, el día de hoy todo parecía molestarle. No era normal que una mujer poseyera tal confianza con los hombres. Trato de relajar el ambiente ofreciendo su ayuda, sin embargo, por tercera vez, está rechazo cualquier ayuda. Ante el rechazo, este insistió en ayudarle. La única solución que pudo pensar en ese momento para rechazarlo, fue preocuparse por algún inconveniente al intentar ayudarla. Karyun, sonrió, no podría creer que la mujer delante de él, creerá que él podría llegar a lastimarse con un anzuelo. —¡Es solo un anzuelo!—Respondió entre risas.—¡De igual manera podría llegar a lastimarse!—Respondió sin dudarlo. —¿Consideras que soy tan débil cómo para lastimarme con un anzuelo?—Ante sus palabras no pudo negar, lo tonto que parecía la idea de verlo herido por un anzuelo. No había más salida que aceptar su ayuda. Antes de entregar la caña de pescar, las palabras que Karyun, pronuncio no fueron su mejor opción. —¡Soy bueno en la pesca! Taimarían, me enseño bien.—No era muy raro suponer que alguien como él tuviera una persona, para enseñarle como pescar. Pero el nombre de la persona fue el principal problema. —¿Taimarían?—Cuestionó con un rostro confundido. Esa chica pertenecía al reino de comehomell. Karyun, la conoció a los dieciséis años, después de visitar su reino por asuntos comerciales. Valían, recordaba muy bien ese nombre, puesto que ya habían hablado sobre este mismo asunto. Justo como ahora en ese entonces hubo varias confusiones sobre esa chica. Las palabras de karyun, fueron. «¡Pase buenos días con ella!» En ese entonces ocasionó confusiones, pero nada fuera de lo normal. Pero justo ahora no había necesidad de mencionar el nombre de sus amantes delante de ella. Enojada, rechazo su ayuda con rudeza. Ante el rechazo miro el anzuelo enredado entre el hilo de pescar, para después cerciorarse de la hora. —¿Cómo que no es necesario mi ayuda? El lugar está por serrar, no seas terca.—Respondió algo indignado. —¡Prefiero no pescar nada!—Respondió, comportándose de una manera inmadura. —¡No seas orgullosa, No morirás por un poco de ayuda!—Respondió tomando la caña de pescar. Una gran batalla estaba por suceder. Ninguno de los dos quiso ceder.—¡No necesito tu ayuda!—Respondió intentando que este soltara la caña de pescar. —¡Solo intento ayudarte!—Respondió negándose a soltar la caña. Era imposible que los demás no se percataran de la situación. Markus y Rion, corrieron hacia ellos intentando calmar la situación. —¡Suelten la caña!—Respondió Markus. Tratando de salvar la pobre caña de pescar. Por otro lado, viendo que ninguno de los dos cedió, solo pudo pensar que esto se había salido de control. —¡¿Oigan chicos cálmense?!—¿Qué está pasando?—Diluyeron las chicas, ajenas a todo lo sucedido.—¡Suelta la caña!—Expreso Karyun, ofendido. Más que una afirmación, fue una orden.—¡Suéltala tú!—Dijo molesta por todo lo sucedido. La caña que rechinaba termino partida a la mitad. Ambos quedaron con una mitad de la caña en sus manos. —¡Dámela!—Expreso fríamente, pues ahora tenía que dar la cara por la caña de pescar dañada.—¡Está bien! ¡Yo hablaré con el dueño!—Respondió, Karyun, exaltado por la escena que ambos acaban de formar. Para suerte de ambos, el dueño no se enfadó aún más, confirmo que la caña era muy vieja y por eso se rompió. Estando a solo minutos de cerrar, el dueño le entrego una segunda caña de pescar para qué intentará pescar. Al llegar al puente intento arreglar el anzuelo, sin éxito, suspiro, antes de estallar en estrés. Recostó su cabeza en el puente para pensar con tranquilidad. La vergüenza y la frustración se hicieron visibles. ¿Cómo pudo comportarse de una manera tan inmadura? ¿Qué tenía este hombre para hacerle perder los estribos? Mientras se hundía en sus pensamientos, una voz le dijo.—¡Si solo te recuestas del puente, nunca pescarás un pez!—No tuvo que siquiera adivinar quién era.—¿Que ases aquí?—Pregunto avergonzada. En parte también era culpable por todo lo sucedido. Ambos eran inmaduros en cuanto a sentimientos se trataba. Karyun, voltio a recostarse del puente. Tomando aire se disculpó. Nunca fue su intención molestarla, simplemente deseaba ayudarla. Ante la disculpa solo suspiro, por un momento creyó que volverían a pelear. El anzuelo en sus manos estaba aún peor que el anterior. Estiro las manos y pronuncio.—¿Aceptarás mi ayuda?—Ante sus palabras está formalmente, acepto su ayuda. Todos contuvieron el aliento al verlos nuevamente juntos. Sin embargo, todo fue para mejor. Karyun, arreglo el anzuelo sin demora y Valían, se dispuso a pescar mientras ambos hablaban sin problemas. Pasaron unos segundos y todo lo que siguió fueron unas sonrisas silenciosas de Karyun. Este cubrió con sus manos sus labios para evitar sonar como burla.—¿Que es gracioso?—Pregunto extrañada. Ante sus ojos, parecía ella el pez en el anzuelo.—¡Estás mal posicionada!—Dijo acercándose a ella. Tomo lugar detrás de ella, con sus manos, sostuvo sus caderas hasta acomodarla correctamente, con sus pies empujó los suyos hacia un lado.—¡Si estás en esta postura no tendrás problemas para tomar impulso!—Su cuerpo se tensó al escuchar la voz que prácticamente rozaba sus oídos. No supo siquiera como reaccionar. Ser una persona sumisa no es su fuerte. Pero Cerca de este hombre, su cuerpo simplemente se volvía incontrolable. Agachó su mirada intentando ocultar su rostro avergonzado. Sin embargo, sus orejas levemente sonrojadas la delataron. Al ver su reacción, este sintió satisfacción como ninguna. La mujer delante de él lo deseaba tanto como él a ella. Cuánto tiempo había pasado desde que sintió satisfacción de estremecer el cuerpo de una mujer. —¡Debes poner tus manos a la altura de tus hombros!—Mientras esté hablaba lentamente cerca de su oído, su cuerpo estaba tembloroso mientras su mente no reaccionó ni siquiera para captar las palabras que este intentaba explicarle. Al recordar que había más personas aparte de ellos, reaccionó.—¡E-Está bien, ya entendí!—Dijo alejándose un poco de él. Volviendo a la normalidad, Karyun, volvió a recostarse en el puente, pero esta vez de frente. Aunque deseaba concentrarse en pescar, la mirada afilada, llena de placer de cierto hombre, se lo impidió, poniéndola de los nervios. Al ver otro lado totalmente diferente de ella solo pudo sentir satisfacción y deseo de poseerla. Dejo soltar una risa en media luna. «¿De qué te ríes?» Pensó estresada, al ver al hombre acercarse a ella, bajo su mirada, sin embargo, este la tomo por su mentón, levantando la mirada hacia él. —¿Te sientes bien?—Su rostro estaba tan rojo que parecía estar enferma. Poso sus manos sobre sus mejillas coloradas mientras acariciaba con sus dedos, sus ojos y sus pestañas platinadas.—¡Estoy bien!—Expreso, sintiendo la calidez de sus manos. Volvió a agachar su mirada avergonzada de sí misma. Ambos parecían estar en su propio mundo. Si ambos estuvieran en un lugar solos, la historia se hubiera vuelto a repetir. Si solo este hombre no producirá tal sentimiento en ella, hubiera podido soportar este sentimiento que llenaba su ser. Karyun, poso sobre ella, ojos llenos de calidez, una mirada que determinada cuánto la deseaba. Sus manos producían calidez mediante el tacto. Sintió el deseo de salir corriendo lo más lejos posible de él. Esconderse en un sitio donde nadie pudiera encontrarla. Ese bello momento fue interrumpido por la voz rasposa del dueño. Lastimosamente, no habían pescado nada y la hora de cerrar ya había llegado. Ambos reaccionaron alejándose. Sin decir más, regresaron al sitio donde estaban sus amigos. Los cuales estaban atónitos, en especial Saya, rion y Markus.—¿Pasa algo?—Preguntaron viendo sus sorprendidos rostros. —¡No! ¡No pasa nada!—Expresaron con un rostro tétrico. La escena que presenciaron, era obviamente una romántica.—¿Qué es lo que acabamos de ver?—Pensaron todos. CONTINUARÁ…

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