Recordar todos los problemas causados por una mala decisión. Incluso el recuerdo de la persona que causa un hueco casi infinito en ella.
Tres años antes …
El plan consentía en robar la piedra elemental del clan discuid. Mientras rion y Kyo se encargaban de robarla, ella se encargaría de recibir la piedra. Según el informe presentado por rion. Kyo había tomado otra ruta por un intento de desviar a los soldados. Mientras que él se encargaría de llevar la piedra hasta la frontera donde valían, debía esperar para recibirla.
Antes de partir, pulió su arco y sus flechas, preparándose para cualquier inconveniente en el camino. La mano de sulmer rozo su flequillo acomodándolo detrás de sus orejas. En ese entonces solo era una joven de diecisiete años. Mientras sulmer poseía los veinte años.
—¡Debería darte vergüenza tocar a una menor!—Expreso con sarcasmo.
A pesar de su edad, ella reflejaba un rostro frío y sin expresión, dando a relucir una mujer madura. Sonrió ante su argumento. Viendo que está seguía sin mostrar interés en él. Arrebato el arco de sus manos. Mientras la miro con un rostro provocativo.
Conociendo el carácter de su sulmer, extendió sus manos y amablemente pidió que devolviera sus pertenencias. Sin embargo, este aprovecho para jalar su brazo atrayéndola hacia él. Alzo su mirada y acercó su rostro al suyo.
—¡Quédate conmigo!—Expreso provocando sus sentidos.
Tener un romance con sus amigos era algo impensable para ella. Relajo su mirada, dando un manotazo, empujó el brazo que la mantenía junto a él.
—!Auch! !Eso dolió!—Sobo su mano y dijo mientras intentaba descifrar su actitud.
—¿Me tienes miedo?—Dijo haciendo énfasis en su rechazo.—¿Por qué debería tenerte miedo?
Ante todo sonrió. La chica junto a él parecía ignorar el deseo carnal. ¡Deberías tenerme miedo! Confirmo con sarcasmo.
Cansada de escuchar palabras vacías, dijo entre risas sarcásticas. ¿Cómo podría un niño enseñarle a una niña a ser mujer? Esto provocó su risa. ¿Qué pensaba ella de él? Qué niña más inocente. ¿Podemos aprender juntos?
Termino de alistar sus pertenencias, escuchando su propuesta, se acercó a él dándole un beso en la mejilla, se despidió de él. ¡Por cierto! Deberías casarte y madurar rápido.
Ese loco e impertinente hombre llamado sulmer tenía un lugar en su corazón. Sin embargo, no era muy diferente a la hermandad que poseía con rion y kyo.
Viéndola marcharse, sintió el impulso de retenerla. Pero solo pudo mirarla con ojos fríos. Su cabello castaño corto estaba alumbrado por el farol y sus ojos grises eran iguales a los de un lobo salvaje.
Habiendo cabalgado toda la noche sin descanso, por fin había llegado a la frontera de iscuid. Los rayos del sol apenas salían desde las montañas y la neblina pesada cubría el pequeño pueblo. Antes de entrar al pueblo cambio su rostro usando el conjuro transfigurador. No podía arriesgarse a ser descubierta.
Entro en la taberna, siendo el punto de encuentro, esperaba no llamar la atención de los demás. Tomo puesto en la barra y pidió un trago. El tabernero era un viejo con un carácter clasista. La miro y en forma de burla, pidió que buscará a su madre. A pesar de ser tan temprano, había varios hombres y mujeres. Siendo una taberna, las mejores horas para beber eran por las mañanas.
Era normal pensar que una joven de diecisiete años no tomara. Pero bufarse de esa manera era irrespetuoso. Tal vez debió ignorar su actitud obviamente clasista, pero no pudo dejar pasar la oportunidad de humillar al viejo.
—¿Esa es tu mujer o tu hija?—Los presentes se sorprendieron por la pregunta sin fundamento de la chica, sin embargo, ansiosos por escuchar lo siguiente, todos rieron en voz alta.
La mujer junto al viejo era una joven no mayor a ella. A pesar de su juventud, claramente llevaba una vida desdichada. Al igual que un perro orgulloso de su hueso. Golpeó el trasero de la joven con orgullo, claramente era su mujer. ¿Podré chica atada a un viejo sin escrúpulos?
No pudo más que reír cubriendo sus labios con sus manos mientras dirigió una sonrisa reconfortante. —¡Eres un viejo casado con una mujer joven! Debes estar orgulloso de ti. ¿Me preguntó cómo serán sus noches? El silencio se apoderó del lugar. Observando a la joven, claramente sentía repudio por compartir la cama con un viejo asqueroso.
El silencio se volvió murmullos y risas, pues, no hay peor deshonra para un hombre que no ser suficiente en el ámbito s****l. Al ver su orgullo por los suelos, enojado, rebuscó un cuchillo, viendo a su mujer con impotencia de una bofetada, tumbó a la mujer al suelo.
Su sorpresa fue clara al ver tal escena violenta, nunca fue su intención empeorar la situación de la chica, ser golpeada tan violentamente delante de todos los presentes era inaudito.
—¡Eres una maldita golfa!—verbalizó el tabernero gritando todo tipo de insultos.
El hombre enojado volvió su mirada hacia ella, entre insultos sin tacto y lógica, empuñó el cuchillo en un intento de castigarla por sus palabras.
En una sociedad donde la última palabra es para el hombre, una mujer es obligada a mirar por debajo del hombre, odio, irá, tristeza, alegría, son sentimientos que una mujer no puede poseer, un hombre que balancea un cuchillo mientras intenta obviamente herir a alguien, era obvio que nadie de los presentes ayudaría a la damisela en peligro.
Sorprendida del clasismo humano, evadió el ataque sin problemas, sin embargo, en su mente, más que enojo, solo había arrepentimiento. Se suponía que debía encontrarse por la mañana con rion, el problema ya provocado era solo una molestia para ella.
Un olor familiar hizo que su mente se paralizara por unos minutos, era un olor muy agradable y reconfortante, no era un olor reconocible, sin embargo, era casi como droga para su olfato, era un aroma dulce que sobresalía ante el olor del alcohol y el sudor de los ya presentes.
Sintió un escalofrío recorrer su espalda, por alguna razón su cuerpo parecía reaccionar ante la presencia de esa persona, el sonido de la puerta abrirse embullo sus sentidos, seguido por un dolor pulsante. Había bajado la guardia y el tabernero aprovecho para atacarla. El cuchillo terminó por perforar su abdomen bajo. El dolor pulsante y el olor a sangre la hicieron reaccionar, aun cuando la herida no era profunda, ser lastimada por un idiota clasista hirió su orgullo.
Estaba en una misión importante donde su nombre, apariencia y elemento mágico debían ser un secreto. No podía arriesgarse. Tomo la decisión más sabía.
Una herida poco profunda sería fácil de sanar para ella. No tuvo más opción que dejarse lastimar. Con todo esto en mente, no conforme con haberle perforado el abdomen, el hombre estaba dispuesto terminar el trabajo. Volvió hacia ella con cuchillo en mano. —¡Vas a morir perra!
El cuchillo que estaba destinado a volver a ser enterrado en su cuerpo se detuvo. La figura de un hombre extraño vestido con una capucha negra cubrió sus ojos. ¿Quién es este hombre?
Había dos cosas claras. Esta misión estaba por complicarse y dos ese aroma provenía de este hombre.
—suelta el cuchillo—La voz del joven era áspera y fina, con solo unas palabras dio a reflejar su enojo. Sus ojos se abrieron de par en par. ¿Quién era este hombre?
Por un momento el tabernero se perdió en los ojos rojos que lo miraron con odio y resentimiento, sus piernas temblaron cayendo al suelo.
“No es una persona normal, este sujeto me matará” Asustado soltó el cuchillo con el afán de poder salvar su vida. ¿Por qué me está pasando esto a mí? «Todo es culpa de esa chica» intentando victimizarse, escupió todo tipo de mentiras.
Molesta de escuchar sus palabras, intento defenderse, pero antes de poder mencionar una simple palabra. Sintió la necesidad de vomitar. Tosió una y otra vez, escupiendo sangre. La herida de su abdomen había Sido más profunda de lo esperado. No pudo más que maldecir. Esta situación cada vez era peor.
El joven enfurecido la cargo en sus brazos. Sacándola de ese lugar insípido. Su mente empezó a dar vueltas debido a la anemia causada por la hemorragia.
¿Quién era este tipo? ¿Por qué estaba aquí? ¿Acaso era algún tipo de soldado?
Mientras más pensaba, más se alteraba, su vista cada vez más borrosa le impidió ver con claridad. Antes de caer desmayada, intento observar a su salvador.
Era una persona realmente hermosa, su cabello era gris, mejor dicho blanquecino, sus pestañas blancas, eran largas y sus ojos eran tan rojos como la sangre.
Nunca antes había conocido a una persona tan hermosa ¿Su olor? Creyó mientras reflexionaba su situación, ese olor que le parecía fascinante provenía de ese sujeto.
—¡Hermoso!—Pensó o al menos eso fue lo que ella juzgó, sin darse cuenta antes de desmayarse había declarado su pensar en voz alta. El rostro del hombre parecía estar confundido, la mujer en sus brazos había halagado su belleza.
Estaba tan sumergida en sus recuerdos que olvidó estar hablando con rion. Después de la quinta vez llamándola fue que pudo entrar en razón. ¿Estás bien? Pregunto preocupado de verla tan ida en sus pensamientos.
—¡Estoy bien!—Confirmo—¡Solo recordé algo desagradable!—Respondió con un rostro confuso.
CONTINUARÁ