La mansión de hywaryun ubicada en Rustris, era levemente muy diferente a la mansión en Ameli. Las paredes pintadas al estilo antiguo y sus pisos de mármol pulido. Los bellos y grandes jardines adornados con faroles y flores por doquier. Siendo Mery, nativa de Rustris, muchas preguntaron sus razones para no haber intentado entrar en este bello y lujoso lugar.
—¿Creen que alguien como yo hubiera podido entrar en este sitio?—Pregunto con un tono lleno de rencor. Incluso sus palabras carecían falta de confianza en ella misma. A lo cual solo respondió que tenía mucha más posibilidades de entrar en Ameli, que en este sitio.
Que tan exigente podría llegar Aser este sitio para degradar a una chica tan bella como Mery. Las mujeres presentes se escanearon unas a las otras, desconfiando de su propia belleza. No había duda. Mery, era hermosa, de cabellos negros y ojos miel, su piel blanca y su figura delgada. ¿Cómo era posible que alguien hermosa por naturaleza se expresará de sí misma como fea?
Por otro lado. Saya poseía cabello rubio corto con ojos negros y piel blanca. Su figura refinada y bien proporcionada. Mientras que Hana, era una chica delgada y baja con un cuerpo bien diseñado y parejo. Sus ojos eran grises y su piel opaca. Mientras todas criticaban sus cuerpos y rostros, llenas de inseguridad, una mujer bien vestida las recibió.
—¡Mucho gusto conocerlas! Soy la encargada de hywaryun en Rustris.
Siguiendo las normas en un unísono, todas ladearon sus caderas y piernas, inclinándose amablemente para saludar según las cortesías correctas. ¡Es un placer conocerla!
Viendo un grupo de mujeres bien educadas y respetuosas, la encargada pregunto ¿Dónde está la Srta. Seika?
Fue difícil para ellas explicar por qué Seika, no estaba junto a ellas. Pues, bajando del bote, tuvieron algunos problemas para descargar el equipaje. La encargada llamó a sus peones y ordenó ir en su ayuda. Dando la segunda orden, indico llevar a sus invitados a sus respectivas habitaciones. ¿Hay algún problema? Sra. Vilme.—Pregunto un hombre bien vestido. ¡Oh! Marqués Lower. Disculpe el alboroto, tenemos algunos problemas. Respondió la encargada. Muy amable se ofreció a ayudar a resolver el problema.
El marqués lower era un alto noble en Rustris. Su familia era muy poderosa, también dueña de un marquesado E inversionistas de la casa hywaryun en Rustris.
Mientras tanto, Seika, junto con Valían, a regañadientes, reprendían al peón que por descuido había soltado una de las maletas al agua. Siendo personas consientes, la maleta era lo de menos. Sin embargo, dentro de ella había papeles importantes sobre la contabilidad de hywaryun. Perder esos papeles no era una opción. El hombre se negaba a intentar recuperar la maleta. Mientras las otras dos se veían obligadas a recuperar la maleta flotante.
—¡Eres un hombre! ¿Cómo puedes tenerle miedo al agua?—Expreso, molesta por todo lo sucedido.
El problema no era el agua. Si no, la corriente que fluía rápidamente hasta caer por la cascada. No estaba dispuesto a morir solo por una maleta.
El tiempo pasaba y la corriente arrastraba más la maleta. Enojada soltó sus zapatos y dijo mientras suspiro fuertemente. ¡Está bien, iré por la maleta!
—¿Espera qué? No puede hacer eso, señorita. Dijo el hombre asustado. Obviamente, ignoro sus palabras y se despojó del pesado vestido que poseía, quedando solo en un vestido inferior de una tela delgada y blanca. Todos quedaron impactados. Pues, para ellos prácticamente quedó expuesta. Sin embargo, su pesado vestido al ser mojado pesaría el doble evitando sus movimientos. Su intención no era caer al agua, sino crear una capa sólida de maná para poder caminar por encima de la corriente. Fue cuidadosa para no caer al agua y recogió la maleta. De regreso fue aún más cuidado, pues, esta vez, el peso de la maleta mojada podría hacerla perder el equilibrio. Casi en la orilla tiro la maleta mientras se disponía a tocar tierra firme. A solo dos pasos de la orilla, el rostro preocupado de un hombre se hizo visible. Lanzo rápidamente sus manos hacia ella, asustando sus sentidos. Callo al agua.
Nado contra la corriente que arrastraba su liviano cuerpo. Era imposible que un humano normal pudiera nadar contra la corriente. Con la mente en blanco no tuvo más que reforzar su cuerpo con el conjuro de reforzamiento. Esta vez pudo salir de la corriente. Nado hacia la superficie lo más rápidamente para evitar quedarse sin oxígeno. Sus pulmones palpitaban de dolor exigiendo oxígeno. Ya había pasado uno o dos minutos desde la caída. Los espectadores preocupados no supieron qué hacer. El marqués rápidamente se despojó los zapatos lanzándose al agua. Tomo sus manos enrollando su cuerpo. Nado hasta salir del agua. Ambos jadearon del cansancio.
—¡Cof-Cof!—¿En qué estabas pensando? Pudiste haber muerto—Dijo el hombre alterado.
—¡Cof-Cof! —¡Estás de bromas! Es tu culpa que haya caído al agua.—¡Cof-Cof!.
Intentaba hablar, pero sus pulmones dolían tanto que le impedían el habla. Ciertamente pudo haber muerto.
—¡Intentaba ayudarte! —Frunció el ceño ante el mal gesto que estaba viendo en la mujer.
—¡Gracias! Te resultó muy bien—Expreso, sarcásticamente, mientras levantaba su cuerpo tembloroso.
El suceso que acababa de pasar le hizo olvidar el tema de su vestimenta. Todos estaban asombrados. La joven mujer en frente de ellos era una diosa. Piel blanca, labios rosados que temblaban del frío. Su cabello largo, platinado brillaba reflejando el sol, su vestido blanco, delgado y mojado estaba pegado a su escultural cuerpo bien proporcionado. Era imposible no desear tener una mujer como ella. A su alrededor había tres hombres que la miraban encantados.
El marqués reaccionó sintiendo vergüenza al mirar y desear a una joven solo por su aspecto. Observo a los otros dos sujetos igual de sonrojados que él. No era muy difícil imaginar que estaba pensando en sus diminutas mentes pervertidas lideradas por su segunda cabezas.
Su cuerpo temblaba del frío y sus pulmones todavía dolían. Paso poco tiempo antes de sentir una manta cubrirla por completo. Miro hacia el marqués. Era imposible no notar sus orejas y mejillas sonrojadas. Reflexionó por unos segundos antes de darse cuenta de que estaba mojada de pies a cabeza con una pieza mojada extremadamente delgada.
—¡Mu-Muchas gracias! - Debido al extremo frío, titubeó cubriendo su cuerpo con la sábana. Su vergüenza se hizo aún más grande al ver a todos todavía impactados observarla.
—¡Lo lamento! Tienes razón… fue un descuido de mi parte, solo deseaba ayudarte.-expreso mientras sobaba su cuello avergonzado.
Todos quedaron aún más impactados por la vergonzosa escena entre ambos. El ambiente estaba lo suficientemente tenso como para que nadie pudiera interrumpir. Cualquiera supondría en un momento de cortejo entre ambos.
—¿Estás bien? Interrumpió con una voz opaca, la Sra. Vilme. Dándose cuenta de su pensar, dijo directamente. ¡Estoy bien! Gracias.
No era difícil de imaginar que estaban suponiendo todos. Vilme, la miro con ojos descarados antes de decir. ¡Oh! ¡Por dios! Marqués lower está usted bien.
No fue hasta ese momento en el que entendió la situación, el hombre era un noble con título de marqués. El joven despreocupó a la Sra. acertando estar bien. Antes de entrar a la mansión junto con Seika, volvió a disculparse, intentando remendar su falta de respeto anteriormente hacia él.
—¿Quién es ella?—pregunto fascinado por valían. La encargada suspiro y respondió. ¡Vino junto a la Srta. Seika!
—¿Es parte de hywaryun? —volvió a preguntar curioso. ¡No! Es una invitada. Respondió secamente con ojos afilados.
Mientras todo esto pasaba, las demás fueron invitadas al comedor. Cada mesa contenía diez puestos en los cuales estaban, Seika, la encargada de nombre Vilme, Saya, Hana, Mery y otras tres mujeres de Rustris.
Siendo hywaryun el local de entretenimiento más distinguido del imperio, las damas en él, son clasificadas por rangos del uno al tres. Las primeras son las damas más bellas y distinguidas. Las segundas eran aquellas de poca fama encargadas de ser acompañantes y por último las mujeres encargadas del servicio sin debutar.
—¡Eso carece de sentido común! ¿No entiendo por qué deben clasificar a las mujeres por su belleza? Expreso Hana, confusa.
La voz de una joven y bella dama se dio a relucir en la mesa.—¡Cada local tiene sus propias reglas! ¡Lo mejor será respetarlas! Respondió claramente con arrogancia. Ante estas palabras todas la miraron y analizaron.
Era joven y bella. De cabello dorado y ojos esmeralda. Su vestido era ligero y abierto por ciertas partes de la cadera y hombros. La Sra. Vilme, se levantó de la mesa para dar la bienvenida a esta joven.
—¡Yui! ¿Por qué estás aquí? Pregunto extrañada.—¡Eh venido para socializar!—Dijo muy amablemente la joven.
La joven Srta. Yui, ladeó sus piernas cortésmente y saludo a Seika. ¡Mucho gusto, mi nombre es Yui Reinhart!—Definitivamente, era la chica más bella entre todas las presentes.
Fue observada con desprecio no solo por las chicas sino también por sus propias compañeras. Sin importar las miradas ajenas de su atención. Tomo puesto en el centro de la mesa. Su actitud era verdaderamente lleno de arrogancia. Poco faltó para qué actuará como la reina del lugar. Observó la mesa, percatándose de un asiento libre. Viéndolo vacío, le pareció buena idea retirar el puesto.
—¡No es necesario retirar el puesto! Respondió Seika.—¿Esperan a alguien? Pregunto.—¡Estamos esperando a una de mis chicas! Confirmo Seika. Después de unos minutos entro valían al salón.
—¡Disculpen la demora! No pudimos encontrar mi equipaje. Expreso mientras todos los ojos estaban sobre ella. Al no poder encontrar su equipaje no tuvieron más opción que prestarle un vestido al estilo de Rustris. Escote abierto y caderas abiertas. La tela es mayormente sencilla y ligera.
Tomo un puesto al lado de sus amigas mientras almorzaban alegremente. Yui, la observó, igual cuál hiena hambrienta.
—¿Eres una cortesana?—Pregunto con recelo. El ambiente alegre quedó arruinado. La palabra cortesana podría llegar a significar una empleada al servicio de alguien importante, en este caso de Seika, o una prostituta con prestigio. Aun cuando el ambiente estaba arruinado suspiro y contesto lo más amablemente que pudo. ¡No es así! Soy una invitada de la Srta. Seika.
Sin disimulo respondió fingiendo ignorancia. ¡Eh! ¿Invitada? Eres muy bella encajas perfecto en hywaryun. Después de estas palabras fingió ignorancia y dijo.—¡Huh! Ahora que lo pienso.
—¿Acaso no existe una regla que impide que alguien no relacionado con hywaryun se aloje en la mansión? Más allá de cualquier malentendido, obviamente la estaba atacando.
El silencio se apoderó del lugar. Alterada Vilme, levantó su cuerpo y enojada grito.—¡Exijo que te disculpes ahora mismo! Con el mayor descaro respondió.—¡No recuerdo haber dicho alguna ofensa!
Por un momento hubo un segundo y muy agudo silencio en el comedor. Viendo que no tenía intención de disculparse, Seika, puso los cubiertos en la mesa. Levantando tranquilamente su cuerpo. Todos quedaron en suspenso esperando sus palabras.—¡Eres una dama de alto rango aquí! Deberías comportarte.
—Una de las reglas más importantes en hywaryun es el respeto que se le ofrece a los invitados y clientes. No debes olvidar algo muy valioso. ¡Tú eres solo otra mujer más al servicio de hywaryun! Si no puedes tratar con respeto a tus invitados, deberías ser expulsada.
El rostro de Yui, se tensó. Acababa de ser amenazada por Seika. No tuvo más que agachar su rostro. Por otro lado. Seika, observó a Vilme y suspiro diciendo.
—¡Eres la encargada de este lugar! ¡Si alguna de las que están presentes no pueden respetarte, entonces enséñales la salida!—Ante las palabras certeras nadie dijo nada. Cortésmente, todas se levantaron y se despidieron de Vilme y compañía. Para después seguir a Seika, fuera del salón de banquete. La diferencia entre ambas encargadas era notable.
Ya en su oficina, Vilme, regaño por primera vez a Yui. No solo había causado un gran escándalo, sino que también la avergonzó delante de todos.—¡No es para tanto! Expreso Yui, cansada de escuchar el largo sermón de Vilme.
—No lo entiendes. La Srta. Seika, no es como las demás encargadas. Ella está por encima de mí. La persona que ofendiste es la futura sucesora de hywaryun. Tuviste suerte. Si ella me hubiera ordenado expulsarte, ahora mismo no estarías aquí.
La actual dueña de hywaryun es la Sra. Kaen. Sin embargo, divido a su salud, está pronto pasará todos sus títulos a nombre de Seika.
—Siempre has confiado en tus atributos. Pero la belleza se encuentra en cuál lugar. Crees que alguien te defendería por encima de la Srta. Seika.
Terminando su lección, Vilme, volvió a exigir que se disculpara y pidiera clemencia. No tuvo más opción que ir a disculparse. Azoto la puerta enojada sin saber a dónde dirigir su frustración.
… … …
Entrando en el atardecer, los peregrinos junto al templo llegaron a Rustris. Siendo el emperador, este se alojó en la mansión más cercana al templo, la cual pertenece al marqués lower. Cómo era de esperarse tuvo un recibimiento formal y aburrido. Cansado del largo viaje, se dispuso a descansar. Siendo interrumpido por Markus. ¡Un cuervo acaba de llegar! Anuncio en la puerta. ¡Entra! Respondió Karyun. La palabra cuervo era un código para referirse a un tema en concreto.
—¿Qué información encontraste sobre ella?— ¡Su nombre es valían Clárens!—Sus padres están muertos. Fue criada por ¡Corcher clárens y Chrisma nothg! Ambos son sus padres adoptivos. Los clárens tienes cuatro hijos. El mayor, Kyo clárens, es un oficial que ha estado recibiendo fama en este año. Actualmente, tiene el título de capitán de escuadrón, pero se cree que pronto se unirá a la legión.
—Su segunda hija. Camill clárens, es joven y educada. Mientras sus otros dos hijos menores son Sofía clárens y Adán clárens. Todos viven en una granja a las afueras de un pueblo llamado keibech.
—keibech es un pueblo agrícola situado en las afueras de la capital. No hay información sobre sus verdaderos padres. Por ahora es lo más rápido que he podido conseguir. Expreso Markus.
—¿Qué piensas de ella?—Pregunto Karyun.
—¡Párese ser alguien común! Respondió Markus, decepcionado. Dado que este pidió personalmente que la investigara, tenía la esperanza de que fuera alguien de origen extraño, pero al final del día solo era alguien ordinaria.
Al final, Karyun, decidió dejar la investigación por la paz. Mientras hablaban tomo sus botas y se las puso.—¡Hey! ¿A dónde vas?—Pregunto Markus, mientras vio a karyun, abrir las ventanas del balcón.—¡Estamos en Rustris y es de noche! Es hora de divertirse.
—¡No estabas cansado!—Pregunto con afán.
CONTINUARÁ…