13 MUERTE A LA DULCE NIÑA —Te volviste loca? —gritó Matt caminando de un lado a otro por mi sala—. ¡No puedes salir con Dante! ¡Él es el enemigo! Bufé acomodándome mejor en el sofá, ya llevaba así —miré mi reloj—, cuarenta y tres minutos, y parecía que aún le quedaba cuerda. A mi lado, sorprendentemente y aunque no lo crean, se encontraba Betty completamente callada. Me daban ganas de picarla con un palito para ver si seguía respirando. Pero había dos problemas: no tenía un palito y cada vez que me giraba para verla, me la encontraba estudiándome con la mirada, de una manera que me ponía un poco incómoda, me hacía sentir como un bicho raro. ¿Yo los había invitado? No. ¿Me molestaba que estuvieran aquí? Un poco. ¿Debí haber revisado la mirilla de la puerta antes de abr