14 Y QUISIERA GRITAR
Miré el humo del cigarro desvanecerse lentamente en el aire. La noche había enfriado considerablemente, y eso era algo bueno ya que el frío me ayudaba a sentir... algo. Lo que sea. El familiar entumecimiento empezaba a recorrer mi sistema, nublándome y protegiéndome del exterior.
Después de salir, me había sentado en el asfalto de la acera, recargando mi espalda contra la pared, observando a los coches entrar y salir del estacionamiento del restaurante, llenos de las parejas, familias y amigos que habían venido a disfrutar de una amena velada, ajenos a mi patético estado.
Medité el irme a casa, pero no podía dejar a Derek solo. Él había venido conmigo y no tendría como devolverse, un taxi hasta su casa le costaría una fortuna y nunca se sabía cuándo te pod
