Ella es diferente

973 Words
7 ELLA ES DIFERENTE Derek   No te quejes, no te quejes», me repetía a mí mismo como un mantra en mi mente. El abdomen me dolía mucho —no era una persona muy tolerante al dolor— justo donde había aterrizado encima de la lata de Emma, pero no quería que ella viese como me quejaba. No quería que pensara que era un bebito llorón.   «Al menos no más de lo que ya lo piensa».  Pensé mortificado.   —¡Derek! ¡Oh por Dios, estás vivo! pensamos que Dante te había matado y enterrado en el parque, para que nadie pudiese encontrar tu cuerpo y nosotros sufriríamos por toda la eternidad... —Betty se abalanzó hacia mí en cuanto me vio, apretándome entre sus brazos y ocasionando que un gemido bajito de dolor abandonase mi boca.   Emma enarcó una ceja en mi dirección. Por supuesto que no le había pasado por desapercibido mi gesto, no sabía porque me importaba, pero lo hacía.   —Betty, después sigues con el reencuentro, ¿vale? —Emma jaló a mi muy entusiasta amiga lejos de mi cuerpo y yo le agradecí con la mirada. —¿Qué fue lo que pasó? —preguntó Matt dándome una palmada en el brazo—. ¿Dónde estabas? —Les contaremos en el almuerzo, ahora hay ratas infestando el pasillo y como que ya me dio asco. —Miramos hacia donde Emma lo hacía y vimos a Dante devolviéndole la mirada retándose, después me miro a mí y sonrió burlón, sabiendo que estaba recordando como me habían inmovilizado y amarrado en ese árbol—. Andando —ordenó tomándome del brazo.   Una vez sentados en nuestra habitual mesa, tuve que explicarles   como Dante, Alex y Chris, me habían sorprendido saliendo del baño y antes de que me diera cuenta ya estaba amarrado del árbol, también les expliqué cómo fue que Emma me encontró y me ayudó a bajar, suprimiendo el detalle de la mortífera lata de Coca-Cola en mi abdomen.   —Te digo, Derek, debemos mantenernos cerca de esta chica — protestó Matt apuntando a Emma—. Sinceramente estoy cansado de agachar la cabeza, y si Emma estuviera con nosotros quizás Dante no te habría atado a ese árbol. —O quizás lo hubiese atado desnudo —agregó Emma divertida, Matt desecho su comentario con un movimiento de mano. Y yo temblé con el simple pensamiento. —Como sea, ella es la respuesta... —Emma aceptó estar con nosotros, Matt —lo corté. —¿Hablas en serio? —preguntó sorprendido y emocionado.   Suspiré, evitando mirar directamente a Emma. Aun me avergonzaba mi comportamiento del día anterior. Yo mas que nadie sabía lo que era que alguien se sintiera incomodo con tu presencia y jamás había sido mi intención que Emma se lo tomara como tal. Aunque a decir verdad era increíble, como una chica del porte de ella quería estar cerca de nosotros, mas aun que saliera a la defensa de alguno. Simplemente eso no pasaba aquí, no con Dante.   —Sí, ya me disculpé y ella aceptó estar cerca de nosotros. —¿Podrían dejar de hablar como si yo no estuviese presente? — preguntó la aludida irritada, ocasionando que su acento británico se le marcara más.   «Me gustaba su acento».    Betty empezó a parlotear con ella, de que tan genial era que ya fuesen amigas y de las cosas que harían de ahora en adelante, Emma se veía algo incomoda, pero sonreía hacia mi amiga para no desanimarla.   Me gustaba que a pesar de que la cualidad parlanchina de Betty y además estaba Matt que había empezado a hablar con ella sobre diversos cómics, hacía el esfuerzo de seguirles el hilo, otra persona más cuerda se hubiese levantado de la silla y (sin mirar atrás) buscado otra mesa, no sería la primera vez que sucedía.   Aunque claro, por lo que había visto, Emma era todo menos cuerda.   —¿Por qué estas sonriendo como un idiota? —me susurró Matt, dejando la charla de cómics por unos segundos. —No me había dado cuenta que estaba sonriendo —admití. —Ya sé porque sonríes —acusó guiñándome un ojo, sentí mi rostro arder y le eché una mirada a Emma que aún estaba ocupada con Betty—. ¡También te estás sonrojando! —el grito atrajo la atención de ambas chicas, ocasionando que miraran con curiosidad. —¿Por qué Derek esta sonrojado? —preguntó Betty inocentemente y yo deseé que la tierra me tragara en ese momento. —No-o es na-nada —tartamudeé enrojeciendo más. —Es por el flechazo que tiene —anunció Matt el que se decía ser mi mejor amigo y yo ya no solo deseaba que la tierra me tragase, sino que me cayera un rayo fulminante, sin dejar rastro de que alguna vez un Derek Wells haya asistido a esa escuela. —¿Flechazo? —preguntó Emma mirándome fijamente. —Se llama Melissa y está sentada a tres mesas de tu lado izquierdo— contestó mi amigo y sentí que el alma me volvía al cuerpo.   Después de todo mi enamoramiento por Melissa Tabone no era precisamente secreto. Ella era conocida por ser segunda líder del equipo de porristas. Siempre vestía a la moda y no había día en que la encontraras con un pelo fuera de lugar o desarreglada, pero no solo era una cara bonita —Y para el caso, su cuerpo su largo cabello lacio y n***o, que le llegaba a la cintura y unos enormes ojos azul eléctrico de muñeca, que contrastaban con su pálida piel de porcelana.— sino que a diferencia de Mercedes —la plástica y rubia capitana de las porristas—, Melissa tenía un corazón mas noble, al menos jamás nos había molestado ni se reía cuando Dante me acorralaba e los casilleros. También sabía que sus calificaciones eran sobresalientes, le gustaba mucho la poesía romántica y el arte.   Era la chica más bonita de la escuela... o al menos eso me repetía después de la llegada de Emma.   «Emma y Melissa son literalmente dos polos opuestos...», y yo no sé qué hacía comparando la una con la otra.                                              
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